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viernes, 28 de julio de 2017

¿Y si se aplicara a José Galat la teología moral de la Amoris Laetitia?

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Además de nuestro editorial del día de ayer, nos gustaría hoy detenernos sobre una cuestión paradójica en medio de toda esta controversia entre José Galat y la Conferencia Episcopal de Colombia. ¿Qué pasaría si los obispos colombianos aplicaran en el caso de José Galat los principios morales enseñados en la exhortación apostólica Amoris Laetitia del Papa Francisco?

Bien es conocido que las críticas del presidente de Teleamiga hacia el Papa Francisco incluyen muchos de sus discursos, homilías y otros pronunciamientos, sin embargo, no cabe la menor duda de que un punto de quiebre en el presente pontificado fue la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia. Esta exhortación, que fue presentada como conclusión de dos controvertidos sínodos vaticanos sobre la familia, ha sido una fuente de conflicto, división y confusión dentro de la Iglesia Católica, llevando a varias conferencias episcopales a admitir la comunión de adúlteros públicos, lo cual contradice el Evangelio mismo.

Por esta misma razón, Amoris Laetitia ha ocupado buena parte de las críticas en el programa “Un café con Galat”, bajo la afirmación de que se trata de un intento por subvertir la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, la familia y la gracia. En estas críticas, Galat se une a un coro de voces católicas que a lo largo y ancho de la Iglesia denuncian que el edificio entero de la Doctrina moral de la Iglesia podría venirse abajo a causa de los principios relativistas contenidos en esta exhortación.

Por su parte, la Conferencia Episcopal de Colombia ha venido organizando numerosos eventos para promover el estudio de la exhortación Amoris Laetitia, defendiéndola como verdadero magisterio de la sede apostólica. Especialmente, con la organización de la venida del Papa Francisco a Colombia, la Conferencia Episcopal ha publicado cartillas, y organizado cursos y encuentros en torno al mensaje de “misericordia” y “reconciliación” del Papa Francisco.

Pues bien, ¿Por qué no se utilizan esos mismo principios morales aplicados en la Amoris Laetitia para el caso de la moral sexual y familiar, en el caso de José Galat? Veamos unos ejemplos:

La Iglesia posee una sólida reflexión acerca de los condicionamientos y circunstancias atenuantes. Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante. Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender «los valores inherentes a la norma» o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa. Como bien expresaron los Padres sinodales, «puede haber factores que limitan la capacidad de decisión».(AL, 301)

Según este pasaje, aún cuando José Galat sabe que el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice es delito de cisma, sus “condiciones concretas”, es decir creer sinceramente que Francisco no es verdadero pontífice, podría indicar que aún en su “situación irregular” podría seguir en estado de gracia y recibiendo los sacramentos.

el Catecismo de la Iglesia Católica se expresa de una manera contundente: «La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o sociales». En otro párrafo se refiere nuevamente a circunstancias que atenúan la responsabilidad moral, y menciona, con gran amplitud, «la inmadurez afectiva, la fuerza de los hábitos contraídos, el estado de angustia u otros factores psíquicos o sociales». Por esta razón, un juicio negativo sobre una situación objetiva no implica un juicio sobre la imputabilidad o la culpabilidad de la persona involucrada. (AL, 302)

Según este párrafo, aún cuando objetivamente José Galat pareciera estar en situación de cisma, su imputabilidad podría verse disminuida por diversos factores como la angustia por la situación de la Iglesia, la ignorancia del derecho canónico, e incluso su avanzada edad.

A partir del reconocimiento del peso de los condicionamientos concretos, podemos agregar que la conciencia de las personas debe ser mejor incorporada en la praxis de la Iglesia en algunas situaciones que no realizan objetivamente nuestra concepción del matrimonio. Ciertamente, que hay que alentar la maduración de una conciencia iluminada, formada y acompañada por el discernimiento responsable y serio del pastor, y proponer una confianza cada vez mayor en la gracia. Pero esa conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el ideal objetivo. De todos modos, recordemos que este discernimiento es dinámico y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena. (AL, 303)

Sustitúyase aquí “matrimonio” por “comunión con el Papa”, para ver que según este nuevo principio moral defendido por el Papa Francisco, Galat no estaría tanto en delito de cisma, sino en una “situación particular de comunión con el Papa” que no realiza objetivamente el ideal, pero que sería su “respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios” y que sería “la entrega que Dios mismo está reclamando” por parte de él.

Es mezquino detenerse sólo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general, porque eso no basta para discernir y asegurar una plena fidelidad a Dios en la existencia concreta de un ser humano. Ruego encarecidamente que recordemos siempre algo que enseña santo Tomás de Aquino, y que aprendamos a incorporarlo en el discernimiento pastoral: «Aunque en los principios generales haya necesidad, cuanto más se afrontan las cosas particulares, tanta más indeterminación hay [...] En el ámbito de la acción, la verdad o la rectitud práctica no son lo mismo en todas las aplicaciones particulares, sino solamente en los principios generales; y en aquellos para los cuales la rectitud es idéntica en las propias acciones, esta no es igualmente conocida por todos [...] Cuanto más se desciende a lo particular, tanto más aumenta la indeterminación». Es verdad que las normas generales presentan un bien que nunca se debe desatender ni descuidar, pero en su formulación no pueden abarcar absolutamente todas las situaciones particulares. (AL, 304)

¿Según el Papa, sería “mezquino” el actuar de las autoridades eclesiásticas que sólo se detuvieron a considerar si el obrar de José Galat “responde o no a una ley moral general”? Es lo que se da a entender en este párrafo, especialmente aquello de que la norma general, el canon sobre el cisma, no podría abarcar todas las situaciones particulares y el caso de Galat podría quedar por fuera.

Por ello, un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones «irregulares», como si fueran piedras que se lanzan sobre la vida de las personas. Es el caso de los corazones cerrados, que suelen esconderse aun detrás de las enseñanzas de la Iglesia «para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas». En esta misma línea se expresó la Comisión Teológica Internacional: «La ley natural no debería ser presentada como un conjunto ya constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto moral, sino que es más bien una fuente de inspiración objetiva para su proceso, eminentemente personal, de toma de decisión». A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia. El discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites. Por creer que todo es blanco o negro a veces cerramos el camino de la gracia y del crecimiento, y desalentamos caminos de santificación que dan gloria a Dios. Recordemos que «un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades». La pastoral concreta de los ministros y de las comunidades no puede dejar de incorporar esta realidad. (AL, 305)

Poco puede añadirse: Los prelados que afirman públicamente que “José Galat está fuera de la comunión de la Iglesia”, estarían usando la ley canónica “como si fueran piedras que se lanzan sobre la vida de las personas”. Según este pasaje, a causa de los factores atenuantes mencionados más arriba, en medio de su situación objetiva de cisma, Galat podría seguir viviendo en gracia de Dios y recibir para ello la ayuda de la Iglesia, específicamente según la nota 351, la ayuda de los sacramentos.

No se entienda esto como que consideramos válidos tales principios morales, sino como un mero ejercicio hipotético para mostrar lo que debería ser una respuesta coherente de la Iglesia al aplicar la moral de Amoris Laetitia a otras situaciones diferentes a las familiares. Resulta absolutamente paradójico, por decir lo menos, que quienes defienden el magisterio del Papa Francisco estén haciendo caso omiso de ese mismo magisterio a la hora de aplicarlo a otras situaciones más allá del sexto y noveno mandamientos. Aterra, cuando menos, que quienes inundan las parroquias con material sobre “misericordia” y “reconciliación” estén mostrando una cara absolutamente opuesta a la hora de defender al Papa Francisco.

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