Un joven de origen afgano -un radical islamista-, ha matado en Estados Unidos a más de 50 personas que frecuentaban un local gay, Pulse, en Orlando. Horas después, la organización terrorista Estado Islámico ha reivindicado el ataque como propio. Sin embargo, para los editorialistas de El Espectador el atentado no tiene nada que ver con el Islam, sino que es culpa de los cristianos y su oposición a la agenda LGBT.
Durante años las principales víctimas del Estado Islámico han sido los cristianos de oriente medio. Han sido masacrados y desplazados sin piedad, y sobre todo, sin que los medios de comunicación mostraran ninguna indignación o rechazo comparable a las reacciones luego de los atentados en Paris o el de Orlando. Si hoy El Espectador reivindica que las víctimas del atentado de Orlando fueran homosexuales, en abril de 2015, cuando el grupo islámico Al Shahab atacó una escuela en Garissa, Kenia, matando a 148 estudiantes, escondió de forma solapada que el objetivo principal del ataque fueron los estudiantes cristianos, como puede verse a continuación.
Ahora resulta que según el diario, las razones del atentado no se han de buscar en el Islam. El hecho de que el atentado haya sido cometido por una organización terrorista llamado Estado Islámico que busca imponer la Ley Islámica (Sharia) en el mundo entero es un detalle menor. Para los editorialistas de El Espectador, la causa del atentado está en los cristianos, ellos “comparten el mismo contexto ideológico con los radicales.”
¿Es posible ser más miserable y mezquino? Ahora resulta que los cristianos asesinados por miles en Siria, Irak, Nigeria, Kenia, compartían el “mismo contexto ideológico” de quienes los asesinaban. Si en Oriente son asesinados por negarse a renunciar a su Fe, en Occidente son perseguidos por resistir a la agenda homosexual y la imposición de la ideología de género. Allá es el ISIS, acá es el Lobby LGBT, cortados por la misma tijera del voluntarismo político. Pero el odio visceral que en El Espectador guardan contra el cristianismo no les importa el absurdo que resulta acusar a los cristianos por el crimen de un terrorista musulmán. Todo vale para ellos, y hasta los muertos deben ser instrumentalizados en función de la revolución.
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