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jueves, 28 de mayo de 2015

La declaración de los derechos del hombre, por el P. Alfredo Sáenz. S.I.

Reproducimos este fragmento escrito por el P. Alfredo Sáenz S.I. en su libro “La Nave y las Tempestades”.

Este documento, columna vertebral de la revolución, fue votado luego de grandes apremios. Costó arrancar la firma de los diputados. Y luego se necesitaron piquetes para hacer pasar como leyes sus consecuencias.

El origen del documento debe ser buscado fuera de Francia, en la historia fundacional de los Estados Unidos. Cuando éstos se levantaron contra Inglaterra, en su declaración de independencia del 4 julio 1776 apelaron a “los derechos inalienables escritos por el creador en el corazón humano”, que el gobierno inglés habría violado criminalmente. ¿No podían hacer otro tanto los franceses? Fue así como se divulgó una hoja, que en una carta contenía los derechos del hombre proclamados en Norteamérica; en otra sólo la inscripción: “derechos del hombre de los franceses”, y debajo un espacio en blanco. Sería preciso llenar dicho espacio. Así fue cómo se gestó en 1789 la famosa declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, muy inspirada en la declaración de la independencia norteamericana, a su vez fuertemente deudora del ideario de la revolución inglesa de 1688.

Recuérdese que la Asamblea Nacional había decidido ser también constituyente. En cumplimiento de dicha decisión se designó una comisión para redactar el documento. Ocupaban en ella puestos relevantes el general Lafayette; el padre Sieyés, quien ya había dado a conocer su publicación sobre el tercer estado; el obispo Talleyrand, y el duque de Mirabeau, todos ellos profundamente imbuidos de espíritu filosófico, el mismo espíritu que, en 1776, había inspirado a quienes redactaron la constitución de los Estados Unidos. Los norteamericanos hicieron preceder su constitución con una declaración de los derechos del hombre. Otro tanto harían ahora los franceses.  Para fines de agosto la nueva constitución se iba perfilando. Pero se resolvió anteponerle una declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, que pasaría a ser una especie de introducción del gran documento. A pesar de que en el preámbulo de la declaración se hace mención del Ser Supremo, en realidad Dios y su autoridad están ausentes. Sólo se trata de un ser vago y vaporoso, supremo arquitecto, o algo así.

Treinta y cinco son los artículos que integran la declaración. Los primeros son los más importantes ya que de ellos se derivan todos los demás. En el primero se dice que “el fin de la sociedad es la felicidad colectiva”. En el segundo, que “los derechos naturales del hombre son la igualdad, la libertad, la seguridad, la propiedad”. En el tercero leemos que“todos los hombres son iguales por naturaleza y ante la ley”. En el cuarto, que la “ley es la expresión solemne y libre de la voluntad general”. Más adelante, en el artículo 25º se afirma: “la soberanía reside en el pueblo”.  Como se ve, por el tenor de estos artículos quedan sancionadas las ideas principales de la revolución: la libertad, la igualdad, la voluntad general como fuente de la ley, la soberanía del pueblo...

La idea del hombre que se esconde en el telón de fondo del documento es la de un islote, abstraído de toda dependencia ontológica, sin sujeción a Dios ni a las autoridades políticas, sin relaciones interpersonales; en última instancia, un ente autosuficiente, autónomo, absoluto. La declaración formula la lista de sus exigencias soberanas en la vida social, para la plena realización de sí mismo. Ya no hay más dioses y señores en el horizonte de su existencia. La declaración ignora o repudia toda sujeción así como toda jerarquía, en la igualación más absoluta e individualista.

Esta declaración pasaría a ser el gran dogma de fe del mundo democrático liberal. Como se sabe, en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, se encargó a una comisión de la Unesco que preparara una formulación actualizada de los “derechos humanos”. Durante las deliberaciones sucedió algo notable. El delegado chino, profesor de filosofía de la China aún no comunista, hizo saber a la Comisión que la lengua de su país no incluía ninguna palabra capaz de expresar aquello acerca de lo cual se estaba discutiendo: el concepto de “derechos humanos” no existía en la tradición cultural china. No que se ignorase, naturalmente, que el hombre tuviera derechos; sólo que entre ellos dicho tema se enfocaba desde un punto de vista completamente distinto.

Josef Pieper nos ha dejado agudas reflexiones sobre este asunto. La doctrina tradicional acerca de la justicia, escribe, ya se interrogue a Aristóteles, a Platón, a San Agustín, ya se consulte el código del Imperio Romano o a los grandes maestros de la cristiandad medieval, ha incluido siempre diversas consideraciones acerca de lo que necesariamente se le debe al hombre, pero no nos ha dejado ninguna exposición de “derechos humanos”. Cuando los antiguos hablaban de “justicia”, nunca se referían primariamente a los acreedores de derechos sino los que tienen obligaciones, según aquello de que iustitia est ad alterum. “La preocupación del que es justo, decían, se ordena a dar a cada uno lo que le corresponde, no a obtenerlo para sí. Ser privado de lo que a uno le corresponde es algo completamente diferente –es como la otra cara de la moneda– que quitar, dañar o sustraer lo que le corresponde al otro”. El filósofo alemán trae a colación una sentencia de Sócrates que aparece varias veces en los diálogos platónicos, a saber: “peor es hacer una injusticia que sufrir una injusticia”. Por lo que Pieper continúa: “así, pues, la antigua doctrina acerca de la justicia no consiste primariamente en la exposición de los derechos que cada cual tiene y que puede exigir, sino en la exposición y fundamentación de la obligación de respetar los derechos de los demás. En cambio la doctrina posterior y más familiar para nosotros de los derechos humanos, no parece considerar primariamente al que tiene obligación sino al que es acreedor de derecho”.

Ya mientras la asamblea constituyente discutía acerca de esta declaración, el mismo Gregoire, miembro de dicha asamblea, observó que allí sólo se hablaba de los derechos humanos y nada de los deberes que tiene el hombre consigo mismo y con la sociedad. Decía bien, puesto que los derechos humanos no son desvinculables de los deberes humanos. Entre ellos existe una necesaria correlación. Por eso Pieper se preguntaba si la vida social no se volvería inevitablemente inhumana si se pretendiese entenderla y, sobre todo, construirla y vivirla desde este exclusivo punto de vista: “a mí, ¿qué me corresponde?”.

La segunda gran crítica que le podemos hacer a dicha declaración es su deliberada clausura en el mundo de la inmanencia. ¿Cómo justificar los comportamientos morales sin una trascendencia que los imponga desde lo alto? Si no se quería verlos impuestos desde lo alto, sólo quedaba establecerlos desde abajo, mediante la voluntad general, que se expresa a través del sufragio universal, con total prescindencia de la ley divina y de la ley natural. Se dice, sí, que los derechos del hombre son sagrados, pero¿en nombre de qué? Excluida la referencia a Dios y a su ley, ya no queda nada sagrado, o mejor, lo profano se vuelve sagrado. Por eso, según ha dicho monseñor Carlos Emilio Freppel, "la revolución, haciendo tabla rasa del pasado, ha puesto al hombre en lugar de Dios, como única fuente de todo derecho, de toda justicia, de todo poder, de toda moralidad". El"catecismo nacional", como Barnave calificaría a la declaración, descansa sobre bases irreligiosas, es esencialmente laicista y ateo.

En el documento se incluyen, por cierto, algunos propósitos loables, por ejemplo la igualdad jurídica de todos ante la ley. Tal afirmación podría ser plausible si se la entiende como una reminiscencia de la enseñanza de Cristo acerca de la común vocación a ser hijos adoptivos de un padre común, a conocer a Dios y gozar de Él por una eternidad. Sin embargo los redactores, y más aun los que votaron por ello en la asamblea, según se puede ver por sus intervenciones, no hicieron la menor referencia al origen cristiano de aquel concepto; al contrario, la declaración era mostrada como algo contrapuesto al decálogo y a los valores cristianos. Se quiso centrar al hombre en sí mismo, como fuente primordial de derechos, fundamento de su propia dignidad. Era, repitámoslo, establecerlo en lugar de Dios. Pieper recuerda que aquel diplomático chino que como miembro de la Comisión de la Unesco dijo que la expresión “derechos humanos” no existía en la lengua tradicional de su pueblo, aunque sí su realidad, citó a sus colegas una secuencia entresacada del milenario “libro de la historia”: “el cielo ama al pueblo y el que gobierna debe obedecer al cielo”. Es, en el fondo, la misma razón por la que la tradición cristiana defendía la justicia.

La declaración puso el dedo en el tema crucial. “¿Voluntad del pueblo o voluntad de Dios? –ha escrito recientemente Giovanni Sartori– Mientras prevalece la voluntad de Dios, la democracia no progresa ni en términos de exportación (territorial) ni en cuanto a la internalización (se encuentran creyentes en todas partes). Y el dilema entre la voluntad del pueblo y la voluntad de Dios es y seguirá siendo, utilizando el título de un tratado de Ortega y Gasset, el tema de nuestro tiempo".

En el artículo segundo de la declaración se habla de otros derechos, a saber, la igualdad, la libertad, la seguridad, la propiedad. Sin embargo, como observa el padre Poradowski, más allá del carácter declamatorio del documento, tales “derechos” serían pisoteados por la misma asamblea, en sesiones ulteriores. Por ejemplo el 13 febrero de 1790 fueron suprimidas todas las congregaciones religiosas femeninas y masculinas y se prohibieron los votos religiosos. Así en nombre de la libertad (abstracta) se abolieron libertades concretas. El derecho a la seguridad fue una dolorosa burla, pues los arrestos arbitrarios, los fusilamientos, las masacres y las deportaciones ocurrieron durante todo el transcurso de la revolución. Lo mismo pasó con el derecho a la resistencia contra la opresión, de que se habla en los artículos 33º y 34º; los católicos de la Vendée invocaron dicho derecho, y la revolución replicó con un genocidio. De este modo los derechos humanos básicos, enumerados en los artículos primero y segundo de la declaración, fueron por la misma revolución prácticamente conculcados y anulados. Y lo mismo ocurrió con los artículos restantes, pues éstos lo único que hacen es entrar en los pormenores de los primeros.

El texto sólo resultó aprobado luego de tormentosa deliberación. Con buen criterio Gregoire había propuesto, como lo señalamos antes, que se incluyeran los “deberes humanos”. Pero sin éxito. El arzobispo de Chartres, por su parte, objetó que si se aprobaba este texto sólo se exacerbaría el orgullo y la soberbia.

Según lo había previsto Mirabeau, la promulgación de estos derechos del hombre influiría enseguida, es decir, durante el transcurso mismo de las deliberaciones sobre la constitución, suscitando discusiones tempestuosas en cuestiones importantes, no bien se extrajeran las consecuencias de sus presupuestos. Ya el acta de la constitución se abrió con las siguientes decisiones: “la Asamblea Nacional suprime todas las instituciones contrarias a la libertad e igualdad de derechos. Por eso no habrá en el futuro ni nobleza, ni pares, ni distinciones de consideración, ni diferencia de clases, ni régimen feudal, ni jurisdicción patrimonial, ni título, nombre o privilegio con ellos enlazados, ni órdenes de caballería o asociaciones o condecoraciones de órdenes, para las que se exigen pruebas de nobleza, o que presuponen distinción de nacimiento, ni otra ninguna superioridad, sino la de los funcionarios públicos, mientras ejercitan las obligaciones de su cargo... no habrá en lo futuro gremios ni asociaciones de artesanos o artistas. La ley no reconoce en lo futuro ni votos religiosos, ni cualquier otra obligación que contraríe los derechos de la naturaleza o la constitución... la constitución garantiza además libertad de todos para hablar, escribir, imprimir, y manifestar su pensamiento, sin que los escritos hayan de ser sometidos a alguna inspección o censura, antes de su publicación... los enanos tienen derecho para elegir o nombrar los ministros del culto... se han de establecer fiestas nacionales, para conservar la memoria de la Revolución Francesa...".

El 7 noviembre, pocos días después de haberse firmado la declaración, Luis XVI le escribía así a un emigrado, conocido suyo, Henri-Robert: “usted se queja, y su carta, donde el respeto y el amor... guían su pluma, contiene reproches que usted cree fundados. Me habla de coraje, de resistencia a los proyectos de los facciosos, de voluntad... ¡usted no es el rey! El cielo, colocándome en el trono, me ha dado un corazón sensible, sentimientos de un buen padre. Todos los franceses son mis hijos; yo soy el padre común de la gran familia confiada a mis cuidados… la tormenta revolucionaria ha turbado todas las cabezas… podría haber dado la señal de combate; ¡pero qué combate horrible, qué victoria más horrible todavía!... Podría haber dado la señal de una carnicería, y millares de franceses habrían sido inmolados… He cumplido con mi deber; y, mientras el asesino está desgarrado por el remordimiento, yo puedo decir altivamente: no soy responsable de la sangre derramada; no he ordenado el homicidio; he salvado a los franceses; he salvado a mi familia, a mis amigos, a todo el pueblo; tengo la conciencia íntima de haber hecho el bien; mis enemigos han recurrido a crímenes. ¿Cuál es aquel que entre nosotros cuya suerte es más digna de envidia?... Me he sacrificado por mi pueblo…". ¡Pobre rey!, Comenta Maurras. Fuera de su conciencia, nada pudo proteger. Sus palabras merecen respeto, pero en realidad no salvaría mucho, ni siquiera a su propia familia.

Observa Gaxotte que la revolución quiso ser internacional. Para sus gestores no se trataba sólo de un asunto de política interior francesa, sino que era también el primer gran episodio de una revolución universal, la primera etapa de una insurrección generalizada contra los reyes, los sacerdotes y los nobles. Por eso proclamaron no “los derechos de los franceses”, sino “los derechos del hombre”, del hombre universal. Para destacar que en este carácter ecuménico, a los refugiados provenientes del extranjero, si eran adictos a la revolución, se les admitía sin más trámite en los clubes y en las asambleas. Al día siguiente de que estallase la guerra con Alemania, el prusiano Anacharsis Clootz, que se hacía llamar “el orador del género humano”, se presentaba en la tribuna de la asamblea: “ha llegado la crisis del universo –dijo–. La suerte del género humano está en manos de Francia… la religión de los derechos del hombre, ¿inspirará menos virtud, celo y entusiasmo que la religión de los falsos profetas?" ¡La religión de los derechos del hombre!, Apostilla Gaxotte. No era una guerra meramente política lo que comenzaba. Era una cruzada, aunque invertida.

Así lo entendieron los adversarios de la Iglesia. El padre Augusto Lemann, uno de los grandes conversos hebreos de los últimos tiempos, ha escrito: “los judíos le han dado la bienvenida a todos los enemigos de Jesucristo y de su Iglesia y se han constituido a sí mismos en sus auxiliares… inclusive dieron la bienvenida a los principios de la Revolución Francesa como si se tratase del mesías: el mesías nos llegó el 20 de agosto de 1789, con la declaración de los derechos del hombre”. El documento francés seguiría inspirando ulteriores designios revolucionarios como por ejemplo la carta de la tierra, de Río de Janeiro, donde se nos propone un nuevo decálogo, o también los diversos proyectos que, basados en el texto de la declaración de los derechos humanos, dan por disuelto el matrimonio, el derecho a la vida del niño por nacer, etc.

Pero volvamos a lo que acontecería en Francia. En orden a universalizar la revolución, inspirándose en el espíritu ecuménico de la declaración que nos ocupa, se expidió un decreto por el que se concedía una pensión a los desertores de los ejércitos enemigos. Se formaron, asimismo, legiones extranjeras, germen de ejércitos revolucionarios internacionalistas, destinados a operar en sus países de origen. Surgieron así legiones belgas, bávaras, saboyanas, germánicas, inglesas, todas equipadas y mantenidas a costa de Francia. Por otra parte, un concejal pedía a la asamblea que concediese la nacionalidad francesa a los escritores extranjeros que habían “minado los cimientos de la tiranía y preparado el camino de la libertad”. Deseaba que muchos de ellos fueran miembros de la futura asamblea, para que ésta llegase a ser el “Congreso del mundo entero”. Unos 20 filósofos extranjeros recibieron así el derecho de ciudadanía. Como dijo Danton, “la nación francesa ha creado un gran comité de insurrección general de los pueblos contra todos los reyes del universo”.

De hecho fueron varios los pensadores europeos que se sintieron impresionados por las ideas de la declaración. Entre ellos nada menos que Kant. No resulta extraño, ya que el filósofo de Konisberg era, en cierta manera, condiscípulo de los constituyentes, ya que todos ellos habían tenido el mismo maestro en el autor del "contrato social". Se sabe el papel que tuvo la filosofía de Rousseau en la génesis del Kantismo. Como lo ha observado Maurras, la idea original de la crítica de la razón práctica, la idea de que la verdad cierta, universal y absoluta se descubre no desplegando la razón sino descendiendo al fondo del corazón para allí prestar oído a la voz de la conciencia, dicha idea se encuentra palabra por palabra en algunos textos de Juan Jacobo Rousseau.

Poco tiempo después de promulgada la declaración, el 29 marzo 1790, el Papa Pío VI en su alocución en el consistorio secreto, tras referirse al “estado luctuoso del reino de las Galias”, afirmó que ya no podía callar. “Es cierto que a veces los pastores callaron, ya que no hay que ser temerario... pero dicho silencio, aquí se le ha impuesto el oficio de hablar, no debe ser perpetuo”. Y sigue: “primero se tocó la economía, pero luego a la misma religión… tales males brotan de las falsas doctrinas que emanaron de libros infectos y envenenados, que llegan a manos de todos... entre los primeros decretos está el de la libertad de pensar también de la religión como a cada cual le guste, y decir impunemente lo que piensa… se suprimen los votos religiosos…".

Señalemos, para cerrar este apartado, que nunca los “derechos del hombre” fueron tan ignorados y conculcados como en los tiempos de la Revolución Francesa.

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“Corte ni Congreso deben definir cuánto tiempo vive una persona”: Iglesia

(CEC) Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, Arzobispo de Tunja y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, reiteró una vez más que ni la Corte, ni el Congreso deben decidir sobre la vida de un ser humano.

Estas declaraciones fueron dadas por el arzobispo de Tunja a la cadena Radial RCN, luego de la decisión en la que ha instado al Congreso a regular los tiempos de gestación para interrumpir voluntariamente el embarazo.

"La Iglesia está totalmente en contra del aborto. Tampoco estamos interesados en que regulen hasta cuando sí, hasta cuando no, hasta cuándo se puede dejar vivir a una persona y de cuándo para acá se puede matar lícitamente. No es un Congreso ni una Corte los que definen hasta cuánto puede vivir una persona y cuando se le puede quitar la vida", aseguró.

Monseñor Castro Quiroga advirtió que la Corte Constitucional va en contravía del derecho a la vida y al derecho a la libertad religiosa.

"Mientras que se está luchando por frenar la matazón que hay en Colombia por la guerra, se introduce otra matanza de seres humanos ya aprobada por la Corte Constitucional, eso no tiene sentido porque la vida es la vida y hay que respetarla en todas las circunstancias", añadió.

La Corte Constitucional instó al Congreso de la República para que expida una regulación frente al tiempo límite en el cual las Entidades Prestadoras de Salud deben realizar el procedimiento de Interrupción Voluntaria de Embarazo dentro de las tres causales despenalizadas.

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miércoles, 27 de mayo de 2015

[FOTOS] Colombia salió a marchar por el derecho a al Vida

El pasado sábado 23 de mayo, 32 ciudades de Colombia salieron a marchar para defender el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. La marcha fue acompañada por artistas, testimonios de mujeres víctimas de la industria del aborto, y algunos obispos. En esta entrada iremos organizando el registro fotográfico de las manifestaciones en cada ciudad.

Bogotá


Medellín

Así se vivió hoy en Medellín la Gran Fiesta por la Vida y la Familia #Unidosxlavida#9MarchaporlaVida#YosoyProvida
Posted by Pinta la vida on Sábado, 23 de mayo de 2015

Cali

23 de mayo 2015. Parque de las Banderas
Posted by Arquidiócesis de Cali on Martes, 26 de mayo de 2015

Barranquilla

Los fieles del Atlántico respondieron a la convocatoria nacional de la 9 Marcha por La Vida, y diciendo consignas y...
Posted by Arquidiócesis de Barranquilla on Sábado, 23 de mayo de 2015

Cartagena

Bucaramanga

Parroquia Los Doce Apóstoles presente en la Marcha por el derecho a la vida desde su concepción hasta la muerte natural
Posted by Parroquia Doce Apostoles on Sábado, 23 de mayo de 2015

Manizales


Marcha #provida #noalaborto
Posted by Hernan Alberto Bedoya Cadavid on Sábado, 23 de mayo de 2015
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viernes, 22 de mayo de 2015

El martirio de la coherencia, por Javier Paredes

Reproducimos el artículo del profesor Javier Paredes, publicado originalmente en su blog en InfoCatólica.

Jesús lo dijo bien claro para que no hubiera dudas. Y tampoco sus palabras se pueden prestar a esas interpretaciones acomodaticias, que sostienen que hay que ser graciosetes con el mundo para que hablen bien de uno en los telediarios. Su mensaje es inequívoco: «Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí antes que a vosotros (…) Acordaos de la palabra que ya os dije: «no es el siervo mayor que su señor. Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán».

Pero seguimos sin enterarnos, porque la enfermedad que padecemos los católicos, y muy especialmente los católicos españoles es la esquizofrenia, cuya consecuencia inmediata es la infecundidad. La esquizofrenia y la tibieza –cara y cruz de la falsa moneda religiosa-, no solo no atraen, sino que repelen, e incluso a Dios que es la Misericordia infinita la tibieza le provoca el vómito. Así las cosas, la vida privada y la vida pública de los esquizofrénicos espirituales se convierten en dos líneas paralelas que -como aprendimos en el colegio- por mucho que se prolonguen nunca llegan a encontrarse. La falta de conexión entre estas dos líneas, la esquizofrenia, en definitiva, está muy extendida sobre todo entre los católicos que trabajan en la actividad política y en los medios de comunicación, en realidad dos actividades que hoy en España son una sola cosa, dando la razón a Juan Rico y Amat cuando escribió, a mediados del siglo XIX, que «los periodistas son los campaneros de las iglesias políticas».

Ese gran obispo que tengo en Alcalá de Henares, lo ha dicho por escrito mejor que yo en su carta pastoral de 24 de septiembre de 2014, que llevaba el elocuente título de «Llamar a las cosas por su nombre» y con toda claridad y gran valentía denunciaba responsabilidades dentro las instituciones eclesiásticas. Decía lo siguiente:

«Con afecto hacia las personas y con dolor, también debo decir que, en ocasiones, algunas instancias de la Iglesia Católica que camina en España no han propiciado, más bien han obstaculizado, la posibilidad de que aparezcan nuevos partidos o plataformas que defiendan sin fisuras el derecho a la vida, el matrimonio indisoluble entre un solo hombre y una sola mujer, la libertad religiosa y de educación, la justicia social y la atención a los empobrecidos y a los que más sufren: en definitiva la Doctrina Social de la Iglesia. Gracias a Dios el Papa Francisco ha sido muy claro respecto del aborto en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (nn. 213 y 214)».

Y en mi opinión, son estos católicos esquizofrénicos los máximos responsables de que en España exista un sistema político y de información anticristiano, lo que no es incompatible con que a la vez sea clerical. No, no es necesario atribuir a los masones ni a los rojos un mayor protagonismo histórico del que en realidad les corresponde, para explicar el proceso de descristianización de nuestra patria. Baste un ejemplo para entender lo que digo: todos los partidos políticos con representación parlamentaria en España son abortistas y aprueban el ilícito moral de la unión de dos homosexuales, a pesar de algunos de estos partidos cuentan entre sus filas y en sus puestos de dirección a católicos, de los que sacan pecho y se hacen fotos en ceremonias religiosas importantes. Y siendo todo esto gravísimo, hay algo todavía peor. Insisto, no son ni los rojos ni los masones los únicos ni los mayores responsables de la desmoralización de nuestra sociedad española; son estos, los católicos esquizofrénicos, los que mayor empeño e inquina han demostrado en cercenar las iniciativas que tratan de hacer presente la doctrina social de la Iglesia en la política y en los medios de comunicación, a la vez que se erigen en representantes exclusivos de la voz de todos los católicos.

No puede haber nada más perverso: primero, secuestran a un tiempo a la doctrina social de la Iglesia y a los católicos, para crear, a continuación, el partido único de los católicos, que es naturalmente el que les mantiene a ellos en el cargo y en el disfrute de las prebendas. Han creado de este modo en España un sistema que ha sometido la religión católica a la política y muy concretamente a un determinado partido político, mediante la manipulación de la doctrina del mal menor, convertida en la llave maestra que abre las puertas del mal y del maligno. Se da así el caso de que hay autoridades políticas que pasan por ser modelo de dirigentes católicos en las gestión pública, a pesar de que manchan nuestro impuestos con sangre inocente subvencionando miles de abortos, realizados en clínicas privadas.

¿Qué hacer entonces con aquellos –ilusos les llaman ellos- que frente a la doctrina del mal menor, se empeñan en hacerse presentes en la política y los medios de comunicación para defender el bien posible? Pues muy sencillo, perseguirles hasta exterminarles, para que su conducta no ponga a los esquizofrénicos en evidencia. Y de momento el exterminio solo es social, pero todo se andará. Dicha persecución, es a la que me vengo refiriendo desde hace años como el martirio de la coherencia, y tiene su explicación histórica como a continuación referiré.

El martirio de la coherencia es una expresión que se la escuche por primera vez a san Juan Pablo II, mejor dicho se la leí en la red. Sucedió que asesinaron a una monja de un país del Próximo Oriente y cuando fueron a visitarle las autoridades religiosas de aquella nación, tras las palabras de consuelo, el Santo Padre les dijo: «Y a partir de ahora tienen que aprender a vivir el martirio de la coherencia que será el martirio del siglo XXI». Y cuando le volví a escuchar esta misma expresión, repetidas veces, me salió el historiador que uno lleva dentro y llegué a la conclusión de que en los últimos veinte siglos los católicos han sufrido toda una serie de persecuciones, que pueden ser agrupadas en una triple tipología martirial. Como dije al principio, tan característico de los cristianos es la caridad como la persecución, porque –repito- como ya dijo el Señor no va a ser el discípulo distinto que el maestro. Por eso sería incomprensible la actitud de un cristiano que en medio de un ambiente descristianizado prefiriera hacerse el simpático y se mimetizase en un paisaje de pecado, en lugar de jugársela y trabajar para cristianizar todas las estructuras temporales como nos pide el Concilio Vaticano II.

El primer tipo de martirio se caracteriza porque el perseguidor no conoce la verdadera naturaleza espiritual de la religión católica. Este es el caso de los emperadores romanos que arrojaron a los cristianos a las fieras, el de los liberales del siglo XIX que organizaron las matanzas de frailes en los años 1834 y 1835 o el de los rojos que masacraron a miles de católicos en la Segunda República y la última guerra civil española por haber cometido el delito de «oler a cera«. En este caso, ya que los perseguidores se habían propuesto exterminar a la Iglesia Católica, bien puede decirse que les salió el tiro por la culata, porque la sangre de los mártires fue semilla de más cristianos. Sin duda, que al lado de miles de mártires hubo también casos de cristianos que no quisieron responder y cedieron ante el martirio. En su juicio particular Dios les habrá pedido cuentas y habrá sopesado su comportamiento.

El segundo tipo de martirio apareció durante la Revolución Francesa. En esta ocasión los perseguidores, algunos de ellos sacerdotes y obispos como Talleyrand –y aunque renegados, sacerdotes in aeternum- conocen perfectamente que el catolicismo es una religión sacramental y que es a través de los sacramentos por donde circula la gracia que produce la santidad. El historiador francés Jean de Viguerie, en un excelente libro que se titula Cristianismo y Revolución publicado por la editorial Rialp, ha puesto de manifiesto cómo las medidas revolucionarias tenían como objetivo apartar a los fieles de los sacramentos. Y afirma en sus conclusiones que esta persecución sí que fue efectiva. De hecho, él ha medido la práctica sacramental en Francia antes de la Revolución y después de pacificarse religiosamente el país vecino tras el concordato firmado por Napoleón, y el descenso es considerable. Si se mantuvo la Iglesia en Francia fue porque la revolución también utilizó el primer tipo de martirio, que consiguió que la sangre de miles de católicos franceses se convirtiera en semilla de cristianos, y porque otros muchos vivieron la religión católica en la clandestinidad, antes que asistir a las ceremonias oficiadas por un cura juramentado. La santidad de un mártir salta con facilidad el trámite del juicio, al resto de los franceses se les preguntaría en el juicio particular si asistieron a las misas clandestinas de los curas refractarios o prefirieron las ceremonias blasfemas de la Diosa Razón.

El tercer tipo es el martirio de la coherencia, que se pone en marcha tras descubrirse que en realidad hay un undécimo mandamiento: «Santificarás este mundo». Ahora a los perseguidores ya no les importa si vas o dejas de ir a misa. Es más, si la parroquia en la que se celebra tiene pedruscos de hace unos cuantos siglos, el sistema político puede que hasta financie el mantenimiento o la limpieza del templo o su iluminación. Por lo tanto, en nuestro juicio particular, a los cristianos del siglo XXI no se nos preguntará solo si hemos ido o dejado de ir a misa, sino que además se nos pedirá cuentas de qué hicimos con esta sociedad. Y la cosa no es sencilla porque esos mismos políticos que están dispuestos a financiar y hasta construir templos y colegios católicos con dinero público, no van a tolerar que los cristianos salgamos de las sacristías para impedir así que cristianicemos los parlamentos, los periódicos, las universidades, las fábricas, las diversiones, la enfermedad…

Pero no nos queramos engañar, lo dramático de esta persecución es que los verdugos no se encuentran fuera de la Iglesia, porque la coherencia de los católicos que han puesto en la santidad el objetivo de sus vidas a los que pone en evidencia no es a los ateos, ni a los hombres sin fe, ni a los rojos, ni a los masones, sino a todos aquellos católicos tibios y esquizofrénicos -laicos y clérigos- que prefieren el juicio de los hombres al de Dios. Y esta persecución que ya ha comenzado es tan grave y tan importante en la historia de la Humanidad, porque el día que se generalice será la última y la clara señal de que hemos entrado en últimos tiempos relatados en el Apocalipsis, que preceden al fin del mundo, sin que sepamos el tiempo que ha de transcurrir entre los últimos tiempos y el fin del mundo.

En efecto, los truenos y los relámpagos quedan reservados para el fin del mundo, que –como he dicho- estará precedido de los últimos tiempos en los que tendrá lugar esta tercera persecución, ya iniciada, en un ambiente tan de calma y normalidad, que desde este momento habrá que estar muy pegados a la Santa Misa, al Sagrario, a la Santísima Virgen y a la Caridad con los hermanos, porque de lo contrario nos deslizaremos sin darnos cuenta y pasaremos a engrosar las filas de los verdugos que de momento manchan su alma persiguiendo a los católicos coherentes.

Javier Paredes

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Editorial: ¿Qué pasa con el episcopado colombiano?

El director del portal InfoCatólica, Luis Fernando Pérez, ha escrito un artículo titulado “Algo pasa con el episcopado colombiano”, en el cual hace un recuento de declaraciones controversiales, opuestas al magisterio de la Iglesia, hechas por cuatro prominentes obispos del país: El Cardenal Rubén Salazar, Arzobispo de Bogotá, Mons. Darío de Jesús Monsalve, Arzobispo de Cali, Mons. Luis Augusto Castro, Arzobispo de Tunja y presidente de la Conferencia Episcopal, y Mons. Juan Vicente Córdoba, obispo de Fontibón. Con excepción de las declaraciones del Arzobispo de Cali, todos tuvieron que presentar después una retractación de lo dicho, reafirmando la Doctrina de la Iglesia sobre el tema en cuestión. Cada uno de estos episodios ha sido ocasión de escándalo para los fieles colombianos, ha servido a grupos anticatólicos como “Católicas por el Derecho a Decidir” para sembrar confusión entre los laicos mal informados, y a minado la confianza de los fieles hacia sus pastores. Sin duda alguna que algo pasa con nuestros obispos, pero ¿qué?

La pista más inmediata, la encontramos en la aclaración que tuvo que hacer Mons. Córdoba, en la cual excusa sus escandalosas declaraciones en el hecho de que su auditorio estuviera conformado en su gran mayoría por homosexuales. Incluso defendió su intervención como “primer encuentro oficial y público de un Obispo colombiano con la comunidad LGBTI”, que “demuestra que si es posible acercarse a quien piensa distinto para establecer un diálogo sincero y franco que nos lleve a derribar los muros y a descubrirnos mutuamente como hermanos.” En efecto, en la misma nota, el obispo de Fontibón aseguró que una de las razones de sus controversiales declaraciones fue el desconocer “la presencia de medios de comunicación en la sala”, como si las insinuaciones sobre los apóstoles y María Magdalena, y la invitación a los homosexuales a “tener familias” y a “criar hijos” fueran parte de un Evangelio particular para la comunidad LGBT.

Como puede verse en la grabación, las declaraciones de Mons. Córdoba fueron seguidas por un sonoro aplauso de parte del auditorio. ¿Qué hubiera pasado si por el contrario el obispo se hubiera limitado a reafirmar la Doctrina de la Iglesia sobre la maldad intrínseca de los actos homosexuales? El Evangelio de Lucas nos atestigua el efecto de la predicación de Jesús: “Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.” (Lc 4, 28-30) Jesús ya nos advirtió sobre lo que deberíamos esperar cuando proclamamos el Evangelio siéndole enteramente fieles: “Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí antes que a vosotros (…) Acordaos de la palabra que ya os dije: «no es el siervo mayor que su señor. Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán” (Jn 15, 18.20), así es que no se entiende que los pastores, por miedo a desagradar, a no ser aplaudidos, deformen o nieguen las enseñanzas de la Iglesia.

Pero hay una segunda pista, y esa la tenemos como factor extrínseco a las declaraciones de Mons. Darío de Jesús Monsalve en octubre del año pasado. En esa oportunidad, el obispo dijo:

No entiendo como una apertura las equiparaciones de esas parejas con la pareja humana, que es la de varón y mujer. Sin embargo, esas parejas expresan algo constructivo y positivo del humano, que es el afecto. Una sociedad no puede ser violenta con personas que expresen afectos distintos a los institucionales que tiene la sociedad para organizar la vida de hombres y mujeres.

En ese sentido, la Iglesia puede ayudar a entender esas manifestaciones como válidas, es decir que se dan, y ayudar a las personas a construir sus vidas. No debemos crear conflicto con esas relaciones, porque ya bastantes conflictos tiene la humanidad como para convertir en problemático algo que debería ser aceptado.

Estas declaraciones, que igual que las de Mons. Córdoba, desafían abiertamente la Doctrina de la Iglesia sobre la valoracíón moral de las relaciones homosexuales, no pueden entenderse sino en el contexto del escándalo que produjo en la Iglesia Católica la publicación del documento parcial del sínodo de la familia en octubre de 2014, en donde se insinuaba una valoración positiva de las uniones del mismo sexo. Esa fue la línea que defendió el Arzobispo de Cali en sus declaraciones a la prensa.

Si ya encontramos a los obispos renuentes a defender la Doctrina de la Iglesia en contra de los ataques del Mundo, es igual de lamentable verlos que tampoco la defiendan frente a quienes, dentro de la misma Iglesia, quieren la traición al Evangelio. Parece que sometieran su labor como obispos, cuidadores de la fe de los fieles, a los vaivenes que pudiera darse en las discusiones eclesiásticas, como si ellos no fueran también sucesores de los apóstoles, y como si no conocieran el Evangelio. No vemos en nuestros obispos a esos “falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” (Mt 7, 15), como en la Conferencia Episcopal Alemana o Suiza; como Mons. Bonny, obispo de Amberes;  El Card. Danneels; Mons, Damasceno Assis, Obispo de Aparecida, Mons. Bruno Forte, Arzobispo de Chieti-Vasto, y podría seguir. Es algo injusto que ahora señalen a la Iglesia Católica colombiana como si tuviera problemas en particular, cuando, por ejemplo, Mons. Donal McKeown, obispo de Derry en Irlanda dijo a sus fieles que podrían votar a favor del “matrimonio” homosexual en el referéndum del próximo domingo, y Mons, Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín, dijo que “no le diré a los católicos cómo deben votar”.

Dijo Jesús a sus discípulos “Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno” (Mt 5, 37). Hoy en día vemos con dolor la comprobación de las palabras de Jesús. Ese, tal vez, es el verdadero problema de la Iglesia Católica en Colombia.

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jueves, 21 de mayo de 2015

Episcopado rechaza los atentados de la Corte Constitucional en contra de la vida humana

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(CEC) La Comisión Permanente del episcopado colombiano desaprueba acciones de la Corte Constitucional que atentan contra la vida y favorecen prácticas como el aborto y la eutanasia. Así lo manifiestan en un comunicado, publicado este miércoles 20 de mayo.

"Lamentablemente, las recientes decisiones de la Corte Constitucional no han ayudado a mejorar la resquebrajada solidez ética de nuestra nación (...) Con sus resoluciones, favoreciendo la injusta práctica del aborto y de la eutanasia, ha pretendido imponer a los ciudadanos y a diversas instituciones, no solo religiosas, acciones contrarias a sus valores éticos o morales.", señala el comunicado. [Descarga comunicado]

Además, los prelados solicitan al Gobierno que en los diversos campos sociales, entre ellos el de la salud garantice a las instituciones poder desarrollar su labor en pleno acatamiento de sus propios valores e ideales.

Expresan su apoyo a los trabajadores de la salud para que sigan "sin desfallecer entregando su vida para salvaguardar la vida de todos los enfermos". Así también valoran las diferentes manifestaciones de todos los ciudadanos que se organizan para defender la vida.

Este comunicado es resultado de una reunión realizada los días 6,7 y 8 de mayo en Bogotá.

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martes, 19 de mayo de 2015

ALERTA: Proyecto de feminicido que incluye cátedra de género, a último debate en plenaria de la Cámara

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El pasado 5 de mayo, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 217 de 2014 Cámara - 107 de 2013 Senado que crea el “feminicidio” como tipo penal y establece otras disposiciones, entre las cuales ordena la inclusión de la Ideología de Género en la educación preescolar, básica y media:

Artículo 10°. Sobre la perspectiva de género en la educación preescolar, básica y media. A partir de la promulgación de la presente ley, el Ministerio de Educación Nacional dispondrá lo necesario para que las instituciones educativas de preescolar, básica y media incorporen a la malla curricular, la perspectiva de género y las reflexiones alrededor de la misma, en el marco del desarrollo de competencias básicas y ciudadanas, según el ciclo vital y educativo de los estudiantes. Dicha incorporación será realizada a través de proyectos pedagógicos transversales basados en principios de interdisciplinariedad, intersectorialidad, e interinstitucionalidad.

Parágrafo 1°. El Ministerio de Educación Nacional, establecerá e implementará los mecanismos de monitoreo y evaluación permanente del proceso de incorporación del enfoque de género en los proyectos pedagógicos y sus resultados, sobre lo cual deberá entregar un informe anual a la Comisión Legal para la Equidad de la Mujer del Congreso de la República de Colombia y a las autoridades que lo requieran.

Parágrafo 2°. El Ministerio de Educación Nacional tendrá un plazo de seis (6) meses contados a partir de la promulgación de la presente ley para iniciar el proceso de reglamentación que garantice la efectiva integración del enfoque de género a los procesos y proyectos pedagógicos en todas las instituciones educativas de preescolar, básica y media.

El proyecto fue aprobado con ponencia positiva de la representante del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, que mantuvo la redacción de este artículo en su ponencia, a pesar de haber hecho campaña al Congreso planteando oposición al lobby LGBT y defensa de la familia.

Ya sólo resta un debate en la plenaria de la Cámara de Representantes para que el proyecto se convierta en ley de la República. Se trataría de la segunda ley, junto a la ley 1620 (Antimatoneo) que ordena a las instituciones educativas la inclusión de la Ideología de Género en los proyectos educativos.

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viernes, 15 de mayo de 2015

El Tiempo vende fascículos que promueven la Ideología de Género en nombre del Papa Francisco

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El diario El Tiempo, uno de los medios de comunicación más agresivos contra la Iglesia Católica, perteneciente a una de las familias más prominentes del Partido Liberal y la masonería colombiana, ha empezado a ofrecer la serie de fascículos “Con Francisco a mi lado”, producida por la fundación Scholas Ocurrentes y editada por el grupo Clarín de Argentina. Según El Tiempo, “Con Francisco a mi lado” es “una obra dirigida a padres y educadores que quieran contar con una guía de apoyo para enseñar a los niños y jóvenes de manera práctica, didáctica y participativa los principales valores, necesarios para formar la personalidad de los niños.” Sin embargo, según denuncia el portal de noticias Aleteia, la colección promovería la Ideología de Género, aprovechando la imagen del santo padre.

Con Francisco a mi lado” es una colección de fascículos para niños distribuida con diarios de todo el mundo que pese a promover algunos valores promovidos por el Papa Francisco, incluye algunos que no solo no se corresponden con el pensamiento del Papa y de la Iglesia, sino que se incluyen entre alguno de los disvalores más peligrosos señalados por el Papa.

La edición, tras ser lanzada en la Argentina, donde el fenómeno editorial vinculado al Papa Francisco es abrumador, fue vendida a otros países con el mismo formato de distribución con periódicos: El País de Uruguay, El Tiempo de Colombia, El Mundo de España, Prensa Libre de Guatemala…

Pero en la página 11 del suplemento dedicado a la diversidad aparecen dos niñas caminando con dos figuras que parecen ser femeninas y el mensaje “Hay niños que tienen padre y madre. Uno de cada. Otros, dos de cada. Otros, uno y dos. O dos y uno. O uno solo. O una. O ninguno”. Sobre la preocupación del Papa Francisco sobre las legislaciones que habilitan situaciones como las allí descriptas baste recordar que una vez escribió, durante el debate del matrimonio entre personas del mismo sexo en la Argentina, lo siguiente: “Está en juego la vida de tantos niños que serán discriminados de antemano privándolos de la maduración humana que Dios quiso se diera con un padre y una madre”.

El Grupo Clarín fue el principal responsable de la edición de los contenidos, junto con la editorial Sol 90, agencia de contenidos que en la Argentina genera contenidos para varios diarios de primera línea del país. A Scholas Ocurrentes se le encargó la edición de una página para cada fascículo con el título de “Las enseñanzas de Scholas”.

Pero independientemente de esa página, como hemos podido confirmar con una fuente, responsables de Scholas se enteraron que las ediciones y las impresiones estaban realizadas cuando la colección ya estaba anunciada y lanzada.

Pero ante la difusión en portales periodísticos de contenidos que atentan contra los promovidos por la Iglesia, expresaron desde Scholas al portal Infovaticana que no están “nada contentos” con cómo resultaron los fascículos y pidieron disculpas.

La desprolijidad en la generación de los contenidos está desparramada por todo el mundo, no así todavía la denuncia sobre la desprolijidad. La colección “Con Francisco a mi lado” no sólo no se condice en su totalidad con el pensamiento del Papa ni de la fundación Scholas Ocurrentes, sino que incluso la contradice.

¿No era de extrañase que un diario de línea editorial abiertamente anti-católica como lo es El Tiempo estuviese promoviendo las enseñanzas del Papa Francisco? Si se revisa los títulos de cada uno de los 16 fascículos, se verá que se trata de valores absolutamente neutros. En ningún lado se promueve la virtud de la fe, religión, el temor de Dios, la templanza, o la castidad. Por el contrario, de forma solapada se engaña a las personas, que creen estar comprando un material para formar en la Fe Católica, y reciben una guía de adoctrinamiento en Ideología de Género.

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Mons. Córdoba rectifica y aclara lo dicho en el foro sobre uniones homosexuales

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(CEC) El obispo de Fontibón y presidente de la comisión episcopal de Promoción y Defensa de la Vida, monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, aclaró que sus declaraciones realizadas en un foro académico acerca de la comunidad homosexual "no han tenido la intención de controvertir o modificar" la "sólida e inamovible posición moral" de la Iglesia.

A través de una nota aclaratoria, el prelado pidió disculpas "a quienes pudieron sentirse escandalizados o heridos por estas lamentables expresiones a las que no puede dárselas ningún valor teológico o moral".

Recordó su acogimiento pleno y firme con la doctrina moral de la Iglesia Católica y reconoció que el homosexualismo es una tendencia "objetivamente desordenada".

Con base al Catecismo de la iglesia, el prelado ha dicho que "los actos homosexuales son también intrínsecamente desordenados y contrarios a la ley natural".

Explicó que este reconocimiento y adhesión a la doctrina no significa que la iglesia no tenga respeto por la comunidad LGBTI. "Con amor de madre, la Iglesia acoge a todos los hombres y mujeres sea cual sea su condición (...) toda persona tiene la misma dignidad fundamental ante Dios y ante el Estado", manifestó el prelado.

A continuación, la Nota Aclaratoria

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jueves, 14 de mayo de 2015

El abuso de utilizar a una niña en campañas pro aborto

(Aceprensa) Una niña paraguaya de 10 años, violada por el compañero de su madre, está embarazada de cinco meses. Este caso extremo y dramático se convierte en la bandera de una campaña del lobby abortista para denunciar la irracionalidad de la legislación que impide la interrupción voluntaria del embarazo.

A menudo se olvida que el origen de la situación dramática no es la legislación sobre el aborto, sino el delito cometido por el padrastro

La historia se repite periódicamente. No hace mucho tuvimos el caso “Beatriz” en El Salvador (cfr. Aceprensa, 31-05-2013) y antes el caso “Rosita” en Nicaragua, que además encubría una mentira (cfr. Aceprensa, 22-04-2010), siempre con la pretensión de forzar un cambio legislativo en Latinoamérica.

Los casos tienen en común un trasfondo de abusos, frecuentemente dentro de la propia familia, y algún tipo de negligencia médica o legal. En este caso, se ha sabido que la madre denunció a su pareja hace un año por acosar a la niña, pero el juez no llevó adelante la investigación. Ahora el padrastro se encuentra en búsqueda y captura, mientras que la madre ha sido encarcelada por encubrirle. En cuanto a la chica, los médicos que la atienden han asegurado que, dentro del dramatismo de la situación, se encuentra bien, tanto física como psicológicamente.

La ley paraguaya solo despenaliza el aborto cuando hay riesgo real para la vida materna, aunque siempre debe ser realizado antes de la vigésima semana de gestación. El embarazo de la niña ya va por la semana 23 (está a punto de sobrepasar el límite de viabilidad del feto comúnmente aceptado), y el criterio de los médicos hasta ahora no hace temer su muerte, por lo que parece claro que ninguno de los dos condicionantes legales se cumplen en este caso. La chica que ha saltado a la actualidad no sería la primera en tener un hijo a una edad tan temprana en Paraguay. Ciertamente una niña esa edad no está preparada para ser madre, pero no se sabe por qué se da por supuesto que está preparada para abortar. Cualquiera solución que se adopte será un mal arreglo.

La mortalidad materna en el país (unas 99 muertes por cada 100.000 nacidos vivos) es alta si se compara con la de los países europeos, pero no si la referencia son otros países latinoamericanos con un PIB per cápita similar. De hecho, Colombia o Venezuela, con una riqueza mayor, tienen tasas de mortalidad muy parecidas. A la cola del ranking –es decir, con menos muertes de madres– están dos países con legislaciones muy restrictivas en cuanto al aborto: Chile y Costa Rica. Un ejemplo claro de que para evitar el fallecimiento de las gestantes, lo importante es contar con hospitales de calidad, más que con más supuestos de aborto legal.

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Vuelve el debate sobre el “matrimonio” entre personas del mismo sexo

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La discusión sobre el “matrimonio” entre personas del mismo sexo había quedado en suspenso luego de que las parejas que habrían sido “casadas” por parte de jueces y notarios, y cuyos matrimonios se habrían declarado nulos en segunda instancia, terminaran presentando tutelas que llegaron ante la Corte Constitucional.

Esta semana, el magistrado Jorge Ignacio Pretelt presentó la ponencia para resolver las tutelas acumuladas, en la cual niega las pretensiones, ratificando que según la sentencia C-577 de 2011, el Congreso de la República es el único que puede modificar la definición de matrimonio contenida en el Código Civil, y por lo tanto no es válida la celebración de “matrimonios” entre personas del mismo sexo. Como es de esperarse, el lobby homosexual ahora arremete sin clemencia contra el magistrado, que además reprocha la actitud indebida de los jueces y notarios que pretendieron crear un contrato que no existe legalmente.

Gobierno anuncia “cruzada” pro-LGBT

En un foro organizado por la fundación Buen Gobierno, el Gobierno Nacional anunció su apoyo irrestricto al “matrimonio” y la adopción de menores por parte de las parejas del mismo sexo. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, aseguró que “el Gobierno Nacional apoya a la comunidad LGTBI en su lucha por la igualdad y actuará en consecuencia, consciente de que esa igualdad pasa hoy por conseguir el matrimonio igualitario y la adopción igualitaria”.

El ministro declaró reconocer que los colombianos en su absoluta mayoría rechazan la redefinición de la familia y la cosificación de los menores, y por eso mismo no se consultará a la ciudadanía sobre estos temas: “No someteremos asuntos de derechos a las voluntades de las mayorías. El respeto de los derechos no es opcional. El Gobierno tomará las medidas reglamentarias y administrativas, en su órbita de competencia, para hacer realidad los derechos de la población LGTBI”. Por el contrario, “El Ministerio del Interior elaborará una estrategia legal para apoyar el matrimonio homosexual, la adopción igualitaria y demás derechos de la población LGBTI. Por eso, empezaremos a presentarnos ante las altas cortes en defensa de estos derechos”.

Cristo destacó que “por primera vez un Plan Nacional de Desarrollo incluyó al sector LGTBI. El Artículo 130 elevó a norma la necesidad de construir y dar seguimiento a la política pública de derechos para la población LGTBI, así como la promoción de la inclusión de medidas pro-LGTBI en planes de desarrollo departamentales, distritales y municipales”.

Mons. Córdoba contradice la fe de la Iglesia

En el mismo foro, Mons. Juan Vicente Córdoba, obispo de Fontibón, dijo que “No sabemos si alguno de los discípulos era mariconcito, no lo sabemos. Averígüelo Vargas. No sabemos si la Magdalena era lesbiana, no sabemos. Parece que no porque pues bastantes pasaron por sus piernas, pero no sabemos. Jesús nunca les dijo ‘oye Juan tú estás como muy así o muy asá. No se puede caminar de esta manera, no se vistan así’.”

Mons. Córdoba también habría dicho: “Yo les digo hermanos homosexuales y lesbianas: cuando se casen tengan hogares bonitos, tengan lo que nosotros llamamos la fidelidad, formen a sus hijos con amor, preocupados de los pobres, de los más necesitados para que haya justicia en Colombia”, "No nos oponemos a que hombres o mujeres homosexuales vivan juntos y que se amen pero en la Iglesia a eso no lo llamamos ni matrimonio mi familia (...) el matrimonio es un encargo de amor para generar vida, así lo dispuso Dios desde el principio y eso solo se puede entre hombre y mujer".

Estas declaraciones contrastan abiertamente con el testimonio de los apóstoles contenido en el Evangelio, y con la Doctrina de la Iglesia que señala como “intrínsecamente desordenadas” las tendencias homosexuales, mientras que sobre los actos homosexuales son “depravaciones graves” y no pueden recibir aprobación en ningún caso. Sobre el reconocimiento legal a estas uniones, la Iglesia determina:

Allí donde el Estado asume una actitud de tolerancia de hecho, sin implicar la existencia de una ley que explícitamente conceda un reconocimiento legal a tales formas de vida, es necesario discernir correctamente los diversos aspectos del problema. La conciencia moral exige ser testigo, en toda ocasión, de la verdad moral integral, a la cual se oponen tanto la aprobación de las relaciones homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales. Por eso, es útil hacer intervenciones discretas y prudentes, cuyo contenido podría ser, por ejemplo, el siguiente: Desenmascarar el uso instrumental o ideológico que se puede hacer de esa tolerancia; afirmar claramente el carácter inmoral de este tipo de uniones; recordar al Estado la necesidad de contener el fenómeno dentro de límites que no pongan en peligro el tejido de la moralidad pública y, sobre todo, que no expongan a las nuevas generaciones a una concepción errónea de la sexualidad y del matrimonio, que las dejaría indefensas y contribuiría, además, a la difusión del fenómeno mismo. A quienes, a partir de esta tolerancia, quieren proceder a la legitimación de derechos específicos para las personas homosexuales conviventes, es necesario recordar que la tolerancia del mal es muy diferente a su aprobación o legalización.

Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo. En esta materia cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia. (Congregación para la Doctrina de la Fe, 2003)

Como puede verse, no hay aceptación posible del reconocimiento legal a las parejas homosexuales, y mucho menos el matrimonio.

Nueva estrategia del lobby gay

Mientras tanto, el lobby homosexual está preparando una nueva estrategia para tratar de sonsacar el “matrimonio” entre personas del mismo sexo. Se trata de forzar al país a reconocer los “matrimonio” homosexuales hechos en otros países.

Según informa Semana, una pareja de homosexuales, un español y un colombiano, quisieron registrar aquí el “matrimonio” que celebraron en España, y obviamente esto les fue negado. Ahora intentarán por vía de tutela, que el país se vea obligado a reconocer estas uniones.

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martes, 12 de mayo de 2015

Por una muerte digna, por Mons. Libardo Ramírez

Reproducimos el artículo de Mons. Libardo Ramírez, presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional, publicado originalmente en el sitio web de la CEC.

Escrito por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu" (Ev. Lc. 23,46), ha sido la última expresión del más grande de los hombres, Dios y hombre verdadero: Jesucristo. Ha soportado máximos oprobios, ha sido "ajusticiado" siendo inocente, como el peor de criminales, y en el más ignominioso patíbulo. Sentido el "abandono" de su Padre a torturas físicas y espirituales, expresa su queja doliente, pero conserva su fe y amor a ese Padre, a quien entrega su vida con total confianza. Muere dando ejemplo de vida y de muerte, libre de oscura desesperación.

Se dirá: "pero esos son conceptos religiosos" que nada tienen qué ver con la ciencia y el libre pensamiento humanos. Es verdad que los "conceptos religiosos" llevan rechazo del "suicidio asistido" autorizado, o autorización y a colaborar en realizar algo directamente para acabar con la vida, a ayudar a una la persona que se mate. Pero al adentrar en esos conceptos encontramos raíz profunda de algo más allá de lo religioso, y esta dimensión de por sí no es opuesta a lo natural o científico sino que lo ilumina.

Por elemental sentir humano está el "instinto de conservación" que busca defender la vida y evitar lo dañino o mortal. A través de milenios el sentimiento humano ha buscado lo que contribuya a la salud y a la vida, y mirando con horror a los que han sembrado la muerte. Se volvió proverbial el nombre del médico griego Hipócrates, 400 años antes de Cristo, que hizo escuela a favor de la vida y abrió paso a que quienes ejerzan medicina hagan juramento de hacer todo lo posible por salvar vidas y de no matar.

Todo lo anterior, enraizado en la ley natural, es cuanto viene basado en la ley natural y en la conciencia humana.

Con el precepto divino, en el libro máximo de sabiduría, la Biblia, cuando en respaldo a ese sentir humano de defensa de la vida y rechazo a todo homicidio, y en toda circunstancia. Se señala, en ella, como abominable ante el Ser Supremo dar muerte, y al primer homicida da el castigo más tremendo como es de la desesperación (Gen. 4,10). Se coloca también allí, como luminosa señal, en defensa de la progenie humana el: "No matarás" (Ex. 20,13).

Admirado por todo el orbe por su don de gentes y amor a la familia humana fue el Papa Juan Pablo II y es él quien en una Encíclica "El Evangelio de la Vida". (25-03-95) enseñó que "el suicidio es siempre moralmente inaceptable" (n.66 a), cita, el Papa, otra gran enseñanza del Vaticano II cuando expresa que "todo lo que se opone a la vida como los homicidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario...Todas esa cosas son, ciertamente, oprobios que deshonran a quienes los practican, y son totalmente contrarios al honor del Creador" (G.S. 27). A la ya citada condena moral del suicidio, agrega el Papa que compartir la intención suicida de otro, y ayudarle a realizarla, significa "hacerse colaborador y coautor de una injusticia que nunca tiene justificación". Agrega, enfáticamente: "la eutanasia debe considerarse como una "falsa piedad", más aún, como una preocupante perversión de la misma" (n. 66 b).

El dolor mismo, que, con apreciación meramente compasiva es considerado con "desgracia" se ha transformado, aún por filosofías no cristianas, en algo que se mitiga al aceptarlo con grandeza de espíritu la no desesperación, como signo de grandeza. Hay todo derecho a buscar su mitigación, y allí debe colocar sus esfuerzos la ciencia y labor del médico pero no rehuirlo con la fatal y antinatural decisión de cegar la vida. No pretende la enseñanza de la Iglesia, "Madre y Maestra de la humanidad", obligar a aceptar sus enseñanzas sino que muestra cómo están basadas en la ley natural, las ofrece con su acopio de luz y de paz para los duros momentos de la enfermedad. Este pensamiento nos pone frente a una "muerte digna", como la de Jesucristo y de tantas personas buenas y valientes que saben que después de un digno vivir y morir hay la certeza de una continuidad, de felicidad sin fin. El ser humano dotado de alma inmortal, según las más sapientes filosofías, está llamado a eterna felicidad si es fiel a esos postulados o a eterna desesperanza si reniega de ellos.

Que cada cual acepte nuestros postulados, y quiera o no vivir y morir inspirado en ellos, es su libre decisión. Pero obligar a alguien a cometer homicidio ayudando a "suicidio asistido" es autoritarismo intolerable contra el derecho, natural y contra un sagrado derecho constitucional (Art.18).

+ Libardo Ramírez Gómez
Expresidente del Tribunal Eclesiástico Nacional
Email: monlibardoramirez@hotmail.com

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lunes, 11 de mayo de 2015

Gran Marcha Nacional por el derecho a la Vida, el próximo 23 de mayo

El sábado 23 de mayo, desde las 10:00 a.m. hasta las 12:00 m. miles de personas se reunirán en la Gran Fiesta por la Vida y la Familia, un evento provida y como reflexión y protesta por los nueve años de la despenalización del aborto en Colombia, en tres casos: violación, malformación y riesgo de muerte de la madre que aprobó la Corte Constitucional.

Esta fiesta a favor de la vida, llega a su novena versión y es organizada por la Plataforma Ciudadana “Unidos por la Vida”, para sensibilizar a los colombianos, sobre el valor y el derecho a la vida, desde la concepción hasta el nacimiento y muerte natural del ser humano.

“En esta ocasión marcharemos por la defensa de la vida de los adultos mayores y enfermos que se les quiere tratar como cualquier objeto descartable por la decisión arbitraria de la corte constitucional de imponer la eutanasia con la ayuda del ministerio de salud de manera ilegal.”

La marcha ha recibido el apoyo del obispo de Engativá, Mons. Héctor Gutiérrez Pabón, el obispo de Cali, Mons. Darío de Jesús Monsalve, y de Mons. Ettore Balestrero, Nuncio Apostólico de Su Santidad en Colombia.

“Marcharemos miles sin importar la religión, partido político, etnia, o nacionalidad, solo basta estar a favor de la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural y por la defensa de familia natural, conformada por papá y mamá,” dicen los organizadores. Durante la fiesta por la vida y la familia también se realizará el concurso "Pinta la Vida", en el que las mujeres en gestación y sus familias pintarán los vientres, en un creativo concurso.

La marcha se llevará a cabo en 22 ciudades a lo largo y ancho del territorio nacional. A continuación se encuentran las ciudades confirmadas, los coordinadores en cada ciudad y sus datos de contacto. Si la imagen no se lee lo suficientemente bien, haga clic para verla más grande.

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jueves, 7 de mayo de 2015

Editorial: Obligados a matar

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El Ministerio de Salud ha publicado la resolución 1216 de 2015 con la cual reglamenta la práctica de la eutanasia en Colombia, según se lo había ordenado la Corte Constitucional en la sentencia T-970 de 2014. En la resolución el Ministerio de salud prohíbe taxativamente que las instituciones de salud objeten la práctica de la eutanasia, y obliga a que todas las instituciones de salud tengan médicos no-objetores en su planta. Ante esta violación de la Libertad Religiosa, la Iglesia aseguró que tomará todas las medidas del caso, pero que en ninguna situación los hospitales de la Iglesia se harán cómplices de la práctica, antes, la Iglesia está dispuesta a cerrar todos sus hospitales.

De concretarse esa situación, la catástrofe en el sistema de salud sería inevitable. Por eso todos los medios de comunicación, al servicio del régimen liberal, han lanzado todas sus huestes en contra de la Iglesia, y lo han hecho, acudiendo a la más absurda de las argumentaciones posibles: que la Iglesia pretende imponer sus creencias a los demás. Tal afirmación tan ridícula, es en realidad la principal señal con que se nos presenta en toda su crudeza el totalitarismo de cuarta generación, heredero de la teocracia calvinista, el terror jacobino, y el comunismo, enarbolando la bandera de los “derechos humanos”.

Parece contradictorio, pero es la pura realidad: Los derechos humanos se han venido convirtiendo en un mecanismo para restringir las libertades y los mismos derechos humanos previamente concedidos. En el caso de la eutanasia es muy clara esta transformación en nombre del “derecho a la muerte digna”. En la sentencia C-239 de 1994, la Corte declaró exequible el artículo 326 del Código Penal en que castiga el “homicidio por piedad”, “con la advertencia de que en el caso de los enfermos terminales en que concurra la voluntad libre del sujeto pasivo del acto, no podrá derivarse responsabilidad para el médico autor, pues la conducta está justificada”. Se trató de una mera despenalización de la práctica, cuando tal ocurriese, pero en ningún caso establece la obligación del médico de realizar la práctica solicitada por el paciente. Por el contrario, en la sentencia T-970 de 2014, la sala de revisión de la Corte, estableció que cuando un paciente “(i) padezca una enfermedad terminal que le produzca sufrimiento y que (ii) manifieste su voluntad de provocar su muerte, (iii) deberá practicársele algún procedimiento médico, normalmente eutanasia, realizado por un profesional de la salud, que garantice su derecho a morir dignamente”. Es decir que el “derecho a la muerte digna”, pasa de ser un derecho subjetivo, un mecanismo de protección de la libertad individual, a ser una fuente de obligaciones para el Estado o la sociedad, a plegarse a la voluntad subjetiva del solicitante.

El “derecho a la eutanasia” se traduce entonces en el “derecho a obligar al médico a provocar la muerte de su paciente”, y por extensión a la institución de salud a cobijar la práctica. No hacerlo es violar los derechos del paciente, poco importa que el médico o la institución de salud, hayan tomado esa vocación con el propósito de salvar vidas y no de quitarlas.  Los liberales alegan que la Iglesia está queriendo imponer su doctrina al resto de la sociedad, cuando la realidad es todo lo contrario, son ellos quienes quieren obligar a los católicos a hacerse cómplices del homicidio y cooperar con el pecado. Con esta resolución, los médicos, los hospitales, la Iglesia Católica, quedan obligados a matar.

Pero además, el argumento que expresan los progresistas de que “la eutanasia es para quien la solicite, no para todos” es también falaz, pues bajo esta resolución los pacientes también se encuentran en peligro de ser “obligados a morir”, todo bajo la montaña de eufemismos construida por el lobby eutanásico. En la sentencia C-239 de 1994 se llamó “homicidio por piedad”. Pero evidentemente que el segundo término no alcanza a limpiar el carácter negativo del primero, así es que empezaron a hablar de “eutanasia” (“buena muerte”), y así se encuentra en la sentencia T-970 de 2014. Pero la gente ya conoce de lo que se trata la eutanasia, así es que la resolución del MinSalud sólo habla de “muerte digna”. Todo para evitar referirse de forma clara al procedimiento en cuestión: la inyección letal.

En este orden, al tenor de la resolución 1216 de 2015, tal parece que para el Ministerio de Salud, morir con dignidad es morir asesinado por el médico, mientras que la muerte natural es “muerte indigna”. Parece una exageración ridícula, pero no lo es. Para la resolución, si un paciente dice que quiere una muerte digna, el médico debe interpretar eso como que el paciente está pidiendo la inyección letal. Así es que ya nadie está a salvo, como bien lo refleja la caricatura de Luc Tesson.

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martes, 5 de mayo de 2015

Hillary Clinton delata la agenda oculta del nuevo orden mundial, por José Javier Esparza

Reproducimos el siguiente artículo de José Javier Esparza, publicado originalmente en la Gaceta de Intereconomía.

“Los códigos culturales profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”. Estas palabras de Hillary Clinton, pronunciadas públicamente y sin tapujos en un simposio pro abortista, han dejado a más de uno con la boca abierta. ¿Reformar coercitivamente las religiones? ¿Dónde queda entonces la libertad religiosa? ¿Modificar las identidades culturales? ¿Dónde queda entonces la libertad, simplemente, de existir? Semejantes intenciones, en boca nada menos que de la principal candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, deberían haber abierto un fuerte debate. No ha sido así. Muy significativamente, los principales medios de comunicación en todo occidente han preferido silenciar el asunto. Revelador.

¿Qué significa eso que ha dicho Hillary Clinton? Uno, que los “códigos culturales profundamente arraigados”, esto es, las identidades culturales tradicionales, son en realidad nidos de “fobias estructurales”, es decir, prejuicios que es justo y razonable eliminar. Dos, que dentro de esas “fobias estructurales” están “los dogmas religiosos tradicionales”. Tres, que los gobiernos, el poder público, están legitimados para utilizar su fuerza coercitiva contra los dogmas religiosos y las identidades culturales. Cuando se repara en que esa fuerza coercitiva es, en plata, el “monopolio legal de la violencia”, uno frunce inevitablemente el ceño en un gesto de preocupación. Cuando además se constata que las “fobias” y los “dogmas” son los principios tradicionales de la civilización occidental, es decir, la filosofía natural (por ejemplo, el derecho a la vida), entonces la preocupación asciende hasta la alarma. Lo que Hillary Clinton ha expresado es un proyecto político totalitario de ingeniería social y cultural. Ni más, ni menos.

Ese proyecto ya está en marcha

¿Sorprendente? En realidad, no tanto. Esos tópicos no son nuevos: circulan en la ideología moderna desde la revolución francesa. Por otro lado, guardan perfecta consonancia con lo que hemos venido viendo en occidente en los últimos veinticinco años, desde la caída del Muro de Berlín en 1989: los programas de ingeniería social de la ONU –con frecuencia avalados por los Estados Unidos-, las políticas abortistas y homosexualistas adoptadas por casi todos los países europeos y el desmantelamiento de las identidades étnicas en el espacio occidental. Hillary Clinton se ha limitado a hacer patente lo que ya estaba latente.

Estas palabras de Hillary Clinton han sido interpretadas en clave estrictamente norteamericana: son un proyecto de ingeniería social –más bien diríamos espiritual- en un país que se precia de haber nacido sobre la base de la libertad religiosa. Es cierto que, en el contexto norteamericano, semejantes ideas no dejan de ser una rectificación de la propia identidad fundacional del país, de manera que es comprensible el estupor de muchos. Sin embargo, los propósitos de Clinton forman parte de los temas habituales de la izquierda yanqui desde 1968. Por así decirlo, lo que hemos visto ahora es su “puesta de largo”, su transformación en programa político sin camuflajes.

Del mismo modo, muchos observadores han visto en estas declaraciones de Hillary Clinton una especie de declaración de guerra contra el cristianismo. Es también una perspectiva correcta, pero incompleta: la guerra no atañe sólo a las religiones tradicionales, sino que se extiende, como dice la propia señora Clinton, a los “códigos culturales arraigados”. Es decir que toda identidad cultural histórica, sean cuales fueren su espacio y naturaleza, deben también ser reformadas coercitivamente por el poder público. No es sólo la religión la que corre peligro; la amenaza se extiende a cualquier rasgo identitario que no encaje con el programa del “tiempo nuevo” marcado por la globalización y su potencia hegemónica, que son los Estados Unidos de América.

¿Y los europeos qué hacemos? En general, seguir la estela. Bien es cierto que el camino presenta complicaciones inesperadas y éstas han tardado poco en surgir. Es francamente difícil mantener la cohesión social en un contexto de desmantelamiento de los “códigos culturales profundamente arraigados”. A este respecto la experiencia francesa es sumamente interesante: desde los años 80, Francia ha vivido un proceso de construcción de una nueva identidad sobre la base de la llamada “identidad republicana” que, en la práctica, ha consistido en la destrucción de los referentes clásicos de la nación y su sustitución por dogmas nuevos. “Francia –decía De Gaulle- es una nación europea de raza blanca y religión cristiana”. Empezó a dejar de serlo muy poco después de la muerte del general. El europeísmo se convirtió en una suerte de cosmopolitismo que veía a Francia como protagonista de un mundo sin fronteras, un mundo en el que la propia Europa no es otra cosa que una región privilegiada en el contexto global. Asimismo, cualquier factor de carácter étnico –racial, cultural, etc.- empezó a ser tabú en provecho de una sociedad de nuevo cuño edificada sobre la afluencia masiva de población extranjera. En cuanto a la religión, iba a ser sistemáticamente postergada en la estela de un laicismo radical que no ha amainado ni siquiera cuando Sarkozy, en San Juan de Letrán, descubrió ante Benedicto XVI los valores del “laicismo positivo”. El resultado ha sido una nación desarticulada en lo político, lo económico y lo social. El discurso oficial sigue caminando hacia el mismo sitio, pero la realidad social ya marcha por otra. El crecimiento del Frente Nacional no es un azar. Los políticos tratan de reaccionar adaptándose al terreno. Lo último fue ver al primer ministro Valls, que el año anterior había abierto institucionalmente el ramadán, reivindicar ahora el carácter inequívocamente cristiano de Francia. Quizá demasiado tarde.

Sea como fuere, lo que ha expuesto la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos es mucho más que una declaración de intenciones: es cabalmente el programa del nuevo orden mundial, que para imponerse sin grandes resistencias necesita, precisamente, derruir los arraigos culturales y las religiones tradicionales. Era inevitable que alguien terminara invocando la fuerza del Estado para ejecutar coercitivamente la operación. Hillary Clinton lo ha hecho. La izquierda europea, muy probablemente, se subirá al carro. Así veremos a nuestra izquierda respaldar la política mundialista en nombre del progreso. Las vueltas que da la vida…

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lunes, 4 de mayo de 2015

La guerra contra la maternidad en nombre de la “Madre Tierra”, por Steven W. Mosher

Reproducimos el siguiente artículo de Steven W. Mosher, presidente del Population Research Institute, publicado originalmente en la página del PRI.

Los bebés por nacer no contaminan a nadie.

Frecuentemente me encuentro con personas que pretenden justificar el aborto forzado, la esterilización y los anticonceptivos, porque, según ellos: “Nosotros (los seres humanos) estamos destruyendo el planeta”. Estas personas ven a la gente como si fuesen contaminantes y dicen que es “necesario” violar el derecho a la reproducción para “proteger” el planeta de los seres que lo expropian. Esa “lógica” es intrínsecamente falaz.

Pongámoslo de esta manera. Cuál de lo siguiente debe ser controlado: ¿el óxido nitroso, el metano, el homo sapiens o el dióxido de carbono? La respuesta de estas personas es obvia: “Homo sapiens.”

Sin embargo, la mujer embarazada no produce óxido nitroso. El parto no genera metano. Un bebé recién nacido realmente respira dióxido de carbono, sin embargo, esto no es un contaminante en absoluto, sino un oligogás del cual la mayor parte de la vida depende.

Es cierto, cualquier niño que nazca puede crecer y convertirse en un contaminador notorio, tal como puede llegar a crecer, y, digamos, convertirse en una persona imprudente al conducir bajo la influencia del alcohol, poniendo en peligro la vida de los demás. Pero tales comportamientos no son conclusiones conocidas de antemano. A diferencia del óxido nitroso, el metano, o el dióxido de carbono, los seres humanos tienen libre albedrío.

Simple y sencillamente no es cierto que más gente genere más contaminación. EEUU tiene hoy en día el doble de habitantes que en el inicio de los años setenta. Sin embargo, los cielos sobre nuestras ciudades principales son más claros hoy que lo que eran hace medio siglo. La razón de ello se debe a que los motores de combustión internos que impulsan nuestros automóviles ya no arrojan miles de toneladas de partículas, dióxido de azufre, u otros agentes contaminantes al medio ambiente cuando conducimos. Y ello a su vez se debe a que hemos tomado la decisión consciente de cambiar el limpiador que quema el combustible y de instalar catalizadores situados debajo de nuestros motores.

Como este ejemplo lo sugiere, la contaminación es creada por comportamientos humanos particulares, como la combustión incompleta de combustibles fósiles o el rociar indiscriminadamente pesticidas dañinos. Lo anterior puede ser corregido cambiando ese comportamiento. El reducir el número de bebés por nacer no solucionaría estos ni otros problemas del medio ambiente.

Nadie podría asegurar que cada bebé que nazca en un hogar donde se conoce la tecnología de las computadoras llegará a convertirse en un terrorista cibernético. Sin embargo, hay quienes parecen creer que cada bebé humano que nace se desarrollará en un productor de residuos, en un asesino de osos polares o en un eco-terrorista destructor de la naturaleza. Ello es totalmente irracional. No hay duda de que algunos bebés lamentablemente crecerán para convertirse en delincuentes que vierten en secreto aguas residuales crudas en estuarios frágiles. Pero también es indudable que muchos otros se convertirán en personas responsables que cultivarán en sus huertos caseros sus propias verduras o en otros lugares adecuados. Nadie podría garantizar que cualquier bebé que crezca se convertirá en un buen ecologista, como tampoco nadie puede garantizar que un bebé cualquiera pueda llegar a desarrollarse en un adulto feliz y estable.

Pero es cierto que – gracias a los avances tecnológicos, a las regulaciones ambientales razonables y a la auténtica educación – hemos podido lograr grandes avances en las décadas recientes. Grandes masas de población pueden tener un impacto medioambiental mucho menor que poblaciones mucho más pequeñas de hace un siglo o dos. El control de la población no desempeña parte alguna en estos éxitos.

Desafortunadamente, no todo el mundo ha recibido este mensaje. La tesis anti-gente es de seguir insistiendo en que los bebés equivalen a contaminación. El movimiento en pro del control demográfico sigue recibiendo miles de millones de dólares de financiamiento cada año. La fecundidad de las mujeres sigue siendo atacada en nombre del medio ambiente y del “desarrollo sostenible".

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) sigue siendo un promotor de la política del gobierno chino de un solo hijo por familia, desentendiéndose de los abortos y las esterilizaciones forzadas. El UNFPA continúa distribuyendo 40 millones de dosis del inyectable Depo-provera cada año a una insospechada cantidad de mujeres, a pesar del hecho de que este producto es tan inseguro que la agencia del gobierno de EEUU que se encarga de la regulación de fármacos y alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) no recomienda su uso.

En la India todavía se esterilizan a más de 4 millones de mujeres anualmente en virtud de un sistema de esterilización estatal, que hace caso omiso al aumento de la mortalidad de las mujeres que han fallecido en este tipo de campañas. Y las naciones desarrolladas – entre ellas EEUU – siguen financiando estos programas en el nombre de una mítica “población sostenible”, haciendo caso omiso a las masivas violaciones de los derechos humanos que éstos entrañan.

Estamos de acuerdo con que la contaminación constituye una ofensa contra los seres humanos. Aquellos que arbitraria e incivilmente contaminan el agua que bebemos y el aire que respiramos ponen en peligro al resto de nosotros, tanto a los que viven como a los que vendrán más tarde.

Pero también insistimos en que el aborto y la esterilización forzados, y el uso de anticonceptivos forzados constituyen una grave violación de los derechos humanos. Estas acciones nunca serán justificadas, menos aún de la manera irracional con que alegan que son “necesarias” para “proteger el medio ambiente”.

Esperamos con ansia un mejor futuro donde nuestros hijos y nietos puedan disfrutar de un planeta con aire puro, agua limpia y una frondosa vegetación. En EEUU, al igual que en otros países, se han logrado grandes avances hacia la realización de ese futuro.

Sin embargo, esperamos y elevamos nuestras plegarias para que nuestros hijos y nietos crezcan en un mundo sin control demográfico. Estamos trabajando para que llegue ese día, un día en el cual ellos sean valorados por sí mismos y no sean vistos por los ambientalistas extremistas como una “amenaza” a su descabellado “sueño” de un mundo sin personas.

Al fin y al cabo, como decía Shakespeare, “El mundo necesita ser poblado.”

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