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martes, 26 de abril de 2016

Despotismo y «socialismo espiritual», por Germán Mazuelo-Leytón

Reproducimos el artículo de Germán Mazuelo-Leytón publicado originalmente en su blog en Adelante la Fe.

La «Carta de la Tierra» incubada en las Naciones Unidas desde 1997 y, lanzada el año 2000 después de su discusión durante 8 años en una cincuentena de países, junto a la «Declaración universal del bien común de la madre tierra y de la humanidad», -emanada ésta de la «Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra» que se verificó entre el 20 y 22 de abril de 2010, en Cochabamba, Bolivia-, no han tenido ni tienen otro fin que resucitar y alentar extintos paganismos, singladura gestada previamente al Quinto Centenario del Descubrimiento de América, y que se fue ejecutando muy particular e incisivamente a partir de 1992, así como implantar una «Iglesia ecuménica mundial» al servicio de un «Nuevo orden mundial», (democracia sociocósmica en expresión del ex presbítero Leonardo Boff), o dicho en otras palabras un «socialismo espiritual», mediante dicho sistemático y maligno proyecto de regreso a la idolatría y el paganismo.

Así lo afirmaba el delirante Leonardo Boff, promoviendo la agenda anti-cristiana delNuevo Orden Mundial:

«Cuanta más diversidad mejor. Lo mismo con las culturas. Cuantas más expresiones religiosas, más facetas de Dios. Que se manifiesta de mil maneras; (…) todos somos hermanos y hermanas a raíz de eso. Nosotros lo sabemos por bagaje científico, San Francisco lo sabía. Lo mismo un gusano que un chimpancé que nosotros. Todos hermanos o primos hermanos. Tal vez el chimpancé tiene escondidos los 2 genes que lo diferencian del ser humano, tal vez es el futuro del humano».

Un despótico lavado de cerebro, para sustituir el Decálogo, por la ideología nuevaerista, ecologista, humanista, inmanentista y panteísta, que busca erradicar la idea de Dios:

«Hay que ayudar a la humanidad a cambiar la visión antropológica del hombre. Se necesita hacer la transición de la idea del hombre como rey de la naturaleza a la convicción que el hombre forma parte de ella. Necesitamos encontrar un nuevo paradigma que reemplace los vagos conceptos antropológicos. Esos nuevos conceptos se deberán aplicar a todo el sistema de ideas, a la moral y a la ética, y constituirán un nuevo modo de vida. El mecanismo que usaremos, será el reemplazo de los Diez Mandamientos, por los principios contenidos en esta Carta o Constitución de la tierra» (Mijail Gorvachov).

Dijo D. Plinio Corrêa de Oliveira:

«Existe una raíz común en el liberalismo y el despotismo. ¿Qué despotismo? Las cuestiones de tono político no interesan. Sea su bandera parda, roja, negra, es siempre el despotismo. Y si ese despotismo fuere blando, benigno, suave, aun así, será siempre despotismo.

El socialismo de hoy, como el nazismo de ayer, como anteayer el liberalismo, ostenta mil rostros, sonríe con una cara a la Iglesia, amenaza con la otra, y hace discursos contra ella aún con otra.

Contra este nuevo socialismo, como otrora contra el liberalismo, la actitud de los católicos en el mundo entero, pero sobre todo en Europa, sólo puede ser una: combate decidido, franco, inflexible, valiente»1.

Un gobernante (monarca, dictador, asamblea, etc.) por el principio mismo de su soberanía puede ser despótico o absoluto2, en definitiva, un solo hombre, o entidad, que manda sin otra regla que su voluntad y capricho. Un ejemplo de esto es Cuba que en estos días verifica el VII Congreso del Partido Comunista de la isla cárcel, con asambleas de interminable verborrea, y no pocos interminables vítores y aplausos, para aparentar un debate participativo y democrático, y que no obstante, todo el mundo sabe que el resultado de las votaciones y los debates ha sido decidido de antemano por los déspotas Fidel y Raúl Castro.

La izquierda tiene su propia impronta: despótica, liberticida y cínica, y al mismo tiempo falaz cuando muestra una falsa participación. Decide la asamblea, pero ésta decide lo que le ordena el despótico jefe.

El título de déspota, ha adquirido una connotación negativa en las últimas dos centurias.

Así, hoy en día podemos constatar la existencia y el ejercicio de una gama de despotismos, desde políticos en ejercicio del poder en los Estados, hasta los organismos supranacionales como el BID, la Unión Europea, el FMI, la ONU, ésta última con sus diversas reparticiones como el Fondo de Población, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Unicef, la Organización Mundial de la Salud y ONU Mujeres entre otras, que imponen ideologías y prácticas a los Estados, especialmente a los del Tercer Mundo, condicionando ayudas financieras y relaciones diplomáticas»3, que éstos a su vez las ejecutan cambiando la mentalidad de las personas a través de sus sistemas educativos y los medios de comunicación social para luego con las leyes emanadas de sus «parlamentos» modificar las conductas.

El jesuita Francisco Suárez, conocido como Doctor Eximius explana:

«Los teólogos distinguen dos clases de tiranos; uno es aquel que, no con justo título sino por la fuerza e injustamente se apodera del reino, el cual por cierto no es rey ni señor, sino que ocupa el lugar de éste y lleva sólo su sombra; el otro es aquel que siendo verdadero señor y poseyendo el reino con título justo, reina tiránicamente por el uso que hace del poder y del gobierno, porque todo lo vuelve al bien propio; despreciado el bien común, o aflige injustamente a los súbditos, despojando, matando, pervirtiendo y perpetrando otras cosas semejantes públicamente y con frecuencia, injustamente».4

¿No ha sido acaso la doctrina católica la que condenó el despotismo de los poderes arbitrarios, enseñando a los reyes a ser padres de sus pueblos?

El Doctor Angélico enseñó:

«Dios permite que haya tiranos, para castigar los pecados de los súbditos, y en tal caso se llama ira de Dios».5

Así, Dios permite los innumerables males socio-políticos que hoy aquejan a nuestra sociedad como castigos medicinales. Castigos espirituales para males espirituales, por lo tanto tampoco habrán remedios humanos para éstos, sino espirituales también.

«Si contemplamos la historia, nos vemos obligados a constatar a menudo la frialdad y la rebelión de cristianos incoherentes. Como consecuencia de esto, Dios, aun sin faltar jamás a su promesa de salvación, ha tenido que recurrir con frecuencia al castigo». 6

Mirando también a la Santa Iglesia de Dios, uno no quisiera encontrar la ira del Cielo, ante las tendencias despóticas en los sacerdotes, órdenes y congregaciones religiosas, asociaciones de apostolado seglar, obispos, y en el Papa mismo. Pero la realidad nos muestra lo contrario. Un anterior obispo de mi diócesis de origen, hablaba tanto de la opción por los pobres, pero sus actitudes eran tan arrogantes y autoritarias -especialmente con quienes consideraba «católicos de Trento»- que su autoritarismo desdecía su «opción».

El ensañamiento en contra de los Franciscanos de la Inmaculada, y particularmente en contra de su Fundador el Padre Manelli; la destitución del Obispo de Ciudad del Este, Monseñor Rogelio Livieres (RIP) ¿han sido medidas disciplinarias o persecutorias? La verificación de los sínodos de 2014 y 2015, ha sido «un ejercicio» de transparente sinodalidad, colegialidad, participación, «¿o se trata más bien del ejercicio de una forma de gobierno autoritario sobre la Iglesia, al margen de la Tradición, y en función de caprichos particulares?».

Germán Mazuelo-Leytón


1 CORREA DE OLIVEIRA, PLINIO, Falsa alternativa despotismo-anarquía

2 Cf.: ROYO MARÍN OP, ANTONIO, Teología moral para seglares, I.

3 Cf.: ROSELLA Eugenia, y SCARAFFIA Lucetta, Contra el cristianismo. La ONU y la Unión Europea como nueva ideología, Cristiandad, Madrid 2008.

4 SUÁREZ, Defensio fidei, lib. 6, c. 4, Nº 1.

5 DE AQUINO, Santo TOMÁS, De regimine Principum, lib. I, cap. 10.

6 BENEDICTO XVI, Homilía inauguración de la XII Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos, 5-10-2008.

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lunes, 18 de abril de 2016

Fundación Marido y Mujer pide al Consejo Nacional de Laicos coadyuvar nulidad contra “matrimonio” gay

(El Heraldo) El presidente de la Fundación Marido y Mujer, Javier Suárez, solicitó al Consejo Nacional de Laicos que le coadyuve en promover la acción de nulidad que busca dejar sin efectos tanto la adopción de niños para parejas del mismo sexo como el “matrimonio” para parejas homosexuales, por cuanto "este procedimiento ha constituido un claro golpe de Estado al Congreso de la República, al usurpar sus competencias, y convertirse un un poder legislativo paralelo".

Indicó además Suárez que "no podemos los laicos quedarnos durmiendo sobre los laureles, esperando a que otros hagan la defensa de la familia que nos corresponde a todos los colombianos, si es que queremos una sociedad fundada en la unión de un hombre y una mujer. Si no, será mejor proclamar que la naturaleza se ha invertido y que ahora la sociedad es hombre con hombre y mujer con mujer".

El Consejo Nacional de Laicos, que es el organismo que representa a los católicos colombianos, sesiona durante este fin de semana y analiza las últimas decisiones adoptadas por la Corte Constitucional de Colombia, que en noviembre de 2015 aprobó la adopción de niños para parejas del mismo sexo, así como está casi suscrita la aprobación del “matrimonio” para parejas del mismo sexo.

La congregación también debate acerca del tema del aborto, la eutanasia y el cambio de formato para registrar niños por parte de parejas del mismo sexo.

El procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez, aceptó realizar una ponencia en el consejo, centrada, según Suárez, "en explicar que la intervención del Ministerio Público ha sido motivada por ser su obligación actuar en defensa del ordenamiento jurídico del país, y por tanto, es que ha intervenido en contra de que jueces realicen matrimonios civiles, y ha anunciado que quiere promover un acto legislativo que lleve al Congreso a definir el matrimonio como un vínculo propio entre un hombre y una mujer, dándole además, una figura jurídica clara diferente a las uniones de las parejas del mismo sexo".

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domingo, 17 de abril de 2016

Un comentario necesario acerca de la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia

Casi desde el momento de su publicación, la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia ha causado conmoción en la blogósfera católica, tanto en Español, como en Inglés y en otros idiomas. Si entre columnistas, canonistas y teólogos aún no se ponen de acuerdo sobre las consecuencias prácticas de la exhortación, entre los obispos la cosa no pinta de forma distinta. En esta página nos hemos sentido obligados, como laicos fieles a la Iglesia, a expresar nuestra preocupación frente a apartes del documento y el problema de su recepción y sus consecuencias en la Iglesia.

Las generalidades del documento

Lo primero que salta a la vista ante el documento es su exorbitante extensión, consta de 325 parágrafos y 391 notas al pie, y su versión en PDF completa 272 páginas. Esto lleva a una constatación inevitable: No es un documento que vaya a ser leído por la mayoría de los fieles católicos. A mayor cantidad de palabras, menor lectura.

Por otro lado, cantidad no significa calidad, y aunque el documento bien presenta un índice detallado de los temas tratados, el mismo índice refleja un tratamiento no sistemático, más bien arbitrario y enrevesado, y por esto mismo es que es posible que un mismo asunto sea tratado en diversas partes del documento, lo cual necesariamente llevará a disensiones respecto de su interpretación. El mismo índice muestra que el documento no parece ir muy lejos de los temas tratados en la Familiaris Consortio de Juan Pablo II, que consta de 86 párrafos, y y 183 notas al pie.

¿Cómo se completan 325 párrafos? El documento abunda en reflexiones teológicas de carácter privado, referencias a catequesis del Papa Francisco y documentos sinodales, e incluye citas de fuentes no católicas como Octavio Paz, Jorge Luis Borges y hasta un poema de Mario Benedetti. Cabe preguntarse si se justifica la extensión del documento, no superando a los anteriores en términos de profundidad.

¿Qué es lo que van a leer los católicos (sacerdotes y obispos incluidos)? Pues los titulares de prensa, que como recoge Secretum Meum Mihi, proclaman unívocamente la “apertura” del papa Francisco a los “divorciados vueltos a casar” con este documento. No puede decirse que no era de esperar la reacción de los medios, dada la expectativa creada en los previos sínodos. Tras tres años de pontificado ya no cabe decir que los medios conjuran para manipular lo dicho por el Papa: hace rato que el Papa debía mudar el estilo de sus declaraciones si no quería que los medios de comunicación extrajeran de ellas lo que les interesa oír. Los católicos nos vemos obligados a admitir que la recepción del documento es el mensaje procurado con este, haciendo de paso tan extensa la exhortación, de forma que muy pocos sean los que se aventuren a tratar de contrastar lo dicho por los medios de comunicación.

Los pasajes problemáticos

¿Qué es lo que se encuentra uno al sumergirse en el documento? Conscientes de la problemática planteada al ponerse en duda verdades fundamentales de la fe,  era de esperarse que el sucesor de Pedro empezara por reafirmar tales verdades puestas en duda, pero en la extensión del documento toca adentrarse a pescar estos temas perdidos en las páginas interiores de la exhortación.

El tema de la comunión para los adúlteros obstinados, es tratado en el capítulo VIII en donde se les llama “divorciados en nueva unión”. A este respecto, Bruno Moreno de InfoCatólica ha señalado cómo el lenguaje utilizado tiende al equívoco dando una cierta idea de validez a la situación adúltera.

¿Afirma el Papa que los adúlteros públicos e impenitentes no pueden acercarse a la santa comunión? No lo hace. Lo más cercano es un fragmento del numeral 297 que reza:

Obviamente, si alguien ostenta un pecado objetivo como si fuese parte del ideal cristiano, o quiere imponer algo diferente a lo que enseña la Iglesia, no puede pretender dar catequesis o predicar, y en ese sentido hay algo que lo separa de la comunidad (cf. Mt 18,17). Necesita volver a escuchar el anuncio del Evangelio y la invitación a la conversión. Pero aun para él puede haber alguna manera de participar en la vida de la comunidad, sea en tareas sociales, en reuniones de oración o de la manera que sugiera su propia iniciativa, junto con el discernimiento del pastor.

¿Afirma el Papa Francisco que los “divorciados en nueva unión” pueden acercarse a la santa comunión? Ahí es donde está el meollo del asunto. En primer lugar porque la mayor parte del capítulo VIII argumenta por diversas vías que las normas generales no pueden aplicar para todos los casos, lo cual, como explica Néstor Martínez, no puede aplicarse en el caso de la comunión en pecado mortal o del adulterio, ya que se trata de actos intrínsecamente malos. Pero en segundo lugar, por lo que aparece escrito en el párrafo 305:

305. Por ello, un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones «irregulares», como si fueran piedras que se lanzan sobre la vida de las personas. Es el caso de los corazones cerrados, que suelen esconderse aun detrás de las enseñanzas de la Iglesia «para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas»[349]. En esta misma línea se expresó la Comisión Teológica Internacional: «La ley natural no debería ser presentada como un conjunto ya constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto moral, sino que es más bien una fuente de inspiración objetiva para su proceso, eminentemente personal, de toma de decisión»[350]. A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia[351]. El discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites. Por creer que todo es blanco o negro a veces cerramos el camino de la gracia y del crecimiento, y desalentamos caminos de santificación que dan gloria a Dios. Recordemos que «un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades»[352]. La pastoral concreta de los ministros y de las comunidades no puede dejar de incorporar esta realidad.


[351] En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos. Por eso, «a los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor»: Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 44: AAS 105 (2013), 1038. Igualmente destaco que la Eucaristía «no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles» ( ibíd, 47: 1039).

¿Lo está afirmando directamente? No. Algunos afirman que el Papa no cambiaría la doctrina de la Iglesia en un pie de página. Pero claramente no se está proponiendo cambiar la doctrina, sino algo mucho más grave: una disociación absoluta entre doctrina y pastoral, entre ortodoxia y ortopraxis, en donde toda la enseñanza de la Iglesia podría verse relativizada según la conciencia subjetiva de cada feligrés.

Otros afirman que esos ciertos casos serian exclusivamente aquellos señalados por Juan Pablo II en la Familiaris Consortio, cuando la pareja se abstiene de actos conyugales aunque sigan viviendo juntos en razón de los hijos que ya tengan en común. No obstante, esta interpretación parece explícitamente desestimada en el párrafo 298 de Amoris Laetitia al hacer unas citaciones que brillan por su manipulación:

Amoris Laetitia Familiaris Consortio
298. Los divorciados en nueva unión, por ejemplo, pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rígidas sin dejar lugar a un adecuado discernimiento personal y pastoral. Existe el caso de una segunda unión consolidada en el tiempo, con nuevos hijos, con probada fidelidad, entrega generosa, compromiso cristiano, conocimiento de la irregularidad de su situación y gran dificultad para volver atrás sin sentir en conciencia que se cae en nuevas culpas. La Iglesia reconoce situaciones en que «cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación»[329]. También está el caso de los que han hecho grandes esfuerzos para salvar el primer matrimonio y sufrieron un abandono injusto, o el de «los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido»[330]. Pero otra cosa es una nueva unión que viene de un reciente divorcio, con todas las consecuencias de sufrimiento y de confusión que afectan a los hijos y a familias enteras, o la situación de alguien que reiteradamente ha fallado a sus compromisos familiares. Debe quedar claro que este no es el ideal que el Evangelio propone para el matrimonio y la familia. Los Padres sinodales han expresado que el discernimiento de los pastores siempre debe hacerse «distinguiendo adecuadamente»[331], con una mirada que «discierna bien las situaciones»[332]. Sabemos que no existen «recetas sencillas»[333].

84. La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.

La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos»[180].


[329] Juan Pablo II, Exhort. ap. Familiaris consortio (22 noviembre 1981), 84: AAS 74 (1982), 186. En estas situaciones, muchos, conociendo y aceptando la posibilidad de convivir «como hermanos» que la Iglesia les ofrece, destacan que si faltan algunas expresiones de intimidad «puede poner en peligro no raras veces el bien de la fidelidad y el bien de la prole» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 51).
Gaudium et Spes
51. El Concilio sabe que los esposos, al ordenar armoniosamente su vida conyugal, con frecuencia se encuentran impedidos por algunas circunstancias actuales de la vida, y pueden hallarse en situaciones en las que el número de hijos, al manos por ciento tiempo, no puede aumentarse, y el cultivo del amor fiel y la plena intimidad de vida tienen sus dificultades para mantenerse. Cuando la intimidad conyugal se interrumpe, puede no raras veces correr riesgos la fidelidad y quedar comprometido el bien de la prole, porque entonces la educación de los hijos y la fortaleza necesaria para aceptar los que vengan quedan en peligro.

Esta citación de la Familiaris Consortio de Juan Pablo II y la Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II sorprende por la forma como se recortan las oraciones en ambos documentos y se ponen juntos para que parezcan defender una idea contraria; tanto Fray Nelson Medina, como la plataforma Voice of the Family lo han hecho notar. Se corta la frase de Juan Pablo II allí donde dice que la pareja que vive en adulterio deberá asumir el compromiso de vivir en absoluta abstinencia para poder acercarse al sacramento de la confesión, y ahí se introduce una nota al píe en la cual, lejos de explicar la condición puesta por Juan Pablo II sin la cual la frase citada pierde todo sentido, se cita un fragmento de la Gaudium et Spes que originalmente habla de los esposos que se abstienen de relaciones íntimas para espaciar el nacimiento de los hijos. Claramente la cita está fuera de lugar, pues los que viven en adulterio no se deben fidelidad alguna entre sí, sino por el contrario están en el deber de abstenerse de relaciones sexuales en fidelidad a sus verdaderos cónyuges.

Resulta absolutamente inverosímil que el autor del documento no haya visto el sentido que tenían las expresiones citadas en ambos textos a la hora de citarlos. Lamentablemente, esto lleva a una conclusión inevitable: El autor conoce perfectamente el sentido de ambos textos y deliberadamente recortó ambas expresiones y las puso juntas con el propósito de insinuar una idea contraria. Esto es actuar de forma malintencionada, no hay otra forma de llamarlo.

Y este párrafo no es el único lugar en donde tal proceder ocurre. El P. José María Iraburu ya ha mostrado cómo ha ocurrido algo similar con la citación de Santo Tomás de Aquino en el párrafo 301, en que se introduce un texto brevísimo suyo para que parezca decir algo absolutamente contrario a lo que el Doctor Angélico sostiene en la cuestión 65.

Otros apartes de igual gravedad ya han sido resaltados por Voice of the Family. Se trata de los referentes a la ideología de género y  las uniones homosexuales. El párrafo 52, por ejemplo, dice

52. Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos. Ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad. Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad. Pero ¿quiénes se ocupan hoy de fortalecer los matrimonios, de ayudarles a superar los riesgos que los amenazan, de acompañarlos en su rol educativo, de estimular la estabilidad de la unión conyugal?

En el mismo párrafo en que pretende defender la familia humana, se introduce un texto en el que se niega que las uniones entre personas del mismo sexo puedan ser equiparadas “sin más” al matrimonio (como diciendo que sí hay alguna remota equiparación), y se les llama “situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad”. Esa idea de la “gran variedad de situaciones familiares” es la misma “diversidad de familias” con la cual organismos judiciales como en Colombia y Estados Unidos han argumentado en favor del “matrimonio” entre parejas del mismo sexo. En el fondo, de nada sirve todo un párrafo que se supone defiende el matrimonio y la familia natural, si en él se introduce la idea de que las parejas homosexuales pueden constituir algún tipo de “situación familiar”. Esta es una idea que el magisterio de la Iglesia siempre ha rechazado.

Algo similar ocurre en el párrafo en que se supone que la exhortación aborda el problema de la Ideología de Género:

6. Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que «niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo»[45]. Es inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que «el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar»[46]. Por otra parte, «la revolución biotecnológica en el campo de la procreación humana ha introducido la posibilidad de manipular el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre hombre y mujer. De este modo, la vida humana, así como la paternidad y la maternidad, se han convertido en realidades componibles y descomponibles, sujetas principalmente a los deseos de los individuos o de las parejas»[47]. Una cosa es comprender la fragilidad humana o la complejidad de la vida, y otra cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada.

Como puede verse, en medio de un párrafo bastante extenso en que el Papa está criticando la Ideología de Género, aparece inserta una oración en la cual se admite el principio fundamental de tal ideología: la distinción entre el sexo biológico y el “género” como construcción social. Esta expresión, como un caballo de Troya, invalida absolutamente toda la crítica contra tal ideología, e introduce subrepticiamente un principio inaceptable que llevaría a los fieles a desactivar toda resistencia a la imposición de tal principio en la educación pública.

La autoridad papal en el documento

¿Cómo deben recibir los fieles está exhortación apostólica? Por un lado, obispos como el Card. Schornborn, arzobispo de Viena, que fue elegido por el Papa Francisco para presentar la exhortación apostólica, o el presidente de la  Conferencia Episcopal Filipina, Sócrates Villegas,  han afirmado que con este documento se abre definitivamente la puerta a la comunión de los adúlteros públicos y así han dispuesto que se haga en sus diócesis. Otros, como el Card. Burke, Mons. Rafael Zornoza, Mons. Livio Melina, el P. José Granados, o el P. Andrés Esteban López Ruiz, pretenden que la exhortación no cambia nada del magisterio de la Iglesia, sino que debe ser interpretada en continuidad con este.

El verdadero problema gira en torno a la expectativa que se habría creado en los pasados sínodos de la familia. Desde la exposición preliminar del cardenal Kasper un sector heterodoxo en la jerarquía episcopal, encabezada por la Conferencia Episcopal de Alemania, apostó todas sus cartas a conseguir que se permitiera el acceso a la santa comunión de los católicos en adulterio público, algo que contraría abiertamente la palabra de Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio (Mt 19,6). Se permitió que verdades de Fe, como la indisolubilidad matrimonial o la necesidad de estar en estado de gracia para la recepción de la sagrada comunión, fueran puestas en duda públicamente por altos jerarcas de la Iglesia. Ante tales ataques, la función papal no admite otro resultado más que la reafirmación clara y rotunda de tales verdades, para reparar el daño que tales herejías causan en la Iglesia.

Eso nunca vino, por el contrario, el Papa Francisco publicó un documento que para la mayor parte de los fieles es absolutamente ilegible, por su extensión y su estilo. Un documento en el cual las verdades de Fe no aparecen reafirmadas con claridad sino sujetas a un sinnúmero de matices, y en el que se esconden expresiones de dudosa interpretación que insinúan la aceptación de la tesis heterodoxa. El que busque una disposición en el documento en la cual se ordene un cambio en el Canon 915 del Código de Derecho Canónico, no la encontrará. Porque el verdadero giro doctrinal que se efectúa en este documento es de mucha mayor profundidad: Se introduce la idea de que las normas de derecho natural y divino pueden ser relativizadas por la conciencia subjetiva de los fieles, por lo que alguien en una situación objetiva de pecado mortal podría al mismo tiempo recibir la gracia santificante (305), de que la santidad en el matrimonio es un “ideal” difícil de alcanzar (36), y en general, de que toda norma moral queda dependiendo de la situación concreta (301-303).

Ya el P. José Luis Aberasturi, y el P. Juan Manuel Rodríguez de la Rosa han recordado que Cristo es el que da la gracia a quienes siguen su camino (Mt 19, 10-11), y por eso la santidad no es sólo probable, sino segura para quien se empeña en seguirlo. Por su parte, Néstor Martínez recordó que la imputabilidad en derecho canónico sólo puede remitirse a los hechos objetivos, pues la Iglesia no puede acceder a la conciencia de las personas y determinar si son subjetivamente culpables o no.

Como si no fuera poco, el Papa mismo acaba de desmentir a todos aquellos que pretenden que no hay ninguna intención de admitir a los adúlteros obstinados a la comunión eucarística. Lo dijo hoy en la rueda de prensa en el viaje de regreso de la isla de Lesbos:

Quisiera hacer una pregunta sobre la exhortación «Amoris laetitia»: como usted bien sabe ha habido muchas discusiones sobre uno de los puntos: algunos sostienen que no ha cambiado nada para que los divorciados que se han vuelto a casar accedan a los sacramentos; otros sostienen que ha cambiado mucho y que hay muchas nuevas aperturas. ¿Hay nuevas posibilidades concretas o no?

Yo puedo decir que sí. Pero sería una respuesta demasiado pequeña. Les recomiendo que lean la presentación del documento que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo y que ha trabajado en la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Así es que ya no cabe la menor duda: El Papa ha tenido la intención expresa de que el documento se interpretado en ruptura con el magisterio precedente. ¿Significa eso que ahora es seguro que los divorciados vueltos a casar pueden acceder a la santa comunión? No, y ese el punto interesante de todo eso: el Papa no puede contravenir preceptos de Nuestro Señor Jesucristo, contenidos en el Evangelio. Los fieles deben acercarse aún más a las enseñanzas de Juan Pablo II contenidas en la Familiaris Consortio, y a partir de ella reconocer que todos aquellos puntos en que la enseñanza de un Papa contradiga el magisterio tradicional de la Iglesia, no puede ser obedecido. Esto no es Cisma, pues el mismo Pío IX, el que declaró el dogma de la infalibilidad papal dijo “si un Papa en el futuro enseña algo contrario a la fe católica, no lo sigan”.

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lunes, 11 de abril de 2016

Amoris laetitia: primeras reflexiones sobre un documento catastrófico, por Roberto de Mattei

Reproducimos el siguiente artículo del prof. Roberto de Mattei, publicado originalmente en su columna en la página web Adelante la Fe.

Con la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, publicada el 8 de abril en curso, el papa Francisco se ha pronunciado oficialmente sobre problemas de moral conyugal que vienen debatiéndose desde hace dos años.

En el consistorio del 20 al 21 de febrero de 2014, Francisco había confiado al cardenal Kasper la misión de introducir el debate sobre este tema. La tesis de Kasper, según la cual la Iglesia debe cambiar su praxis matrimonial, fue el tema central de los sínodos sobre la familia celebrados en 2014 y 2015, y constituye el núcleo de la exhortación del papa Francisco.

Durante estos dos últimos años, ilustres cardenales, obispos, teólogos y filósofos han tomado parte en el debate para demostrar que entre la doctrina y la praxis de la Iglesia tiene que haber una íntima coherencia. La pastoral se funda precisamente en la doctrina dogmática y moral. «¡No puede haber una pastoral en desacuerdo con las verdades y la moral de la Iglesia, en conflicto con sus leyes y que no esté orientada a alcanzar el idea de la vida cristiana!», declaró el cardenal Velasio de Paolis en su alocución al Tribunal Eclesiástico de Umbría el 27 de marzo de 2014. Para el cardenal Sarah, la idea de separar el Magisterio de la praxis pastoral, que podría evolucionar según las circunstancias, modos y pasiones, «es una forma de herejía, una peligrosa patología esquizofrénica» (La Stampa, 24 de febrero de 2015).

En las semanas que han precedido a la publicación del documento se han multiplicado las intervenciones públicas de purpurados y obispos ante el Sumo Pontífice con miras a evitar la publicación de un texto plagado de errores, tomados de las numerosísimas enmiendas al borrador propuestas por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Francisco no se ha echado para atrás. Al contrario, parece que encargó el texto definitivo de la exhortación, o al menos algunos de los pasajes clave, a teólogos de su confianza que han intentado reinterpretar a Santo Tomás a la luz de la dialéctica hegeliana. El resultado es un texto que no es ambiguo, sino claro, en su indeterminación. La teología de la praxis excluye de hecho toda afirmación doctrinal, dejando que sea la historia la que trace las líneas de la conducta en los actos humanos. Por esta razón, como afirma Francisco, «puede comprenderse» que, en el tema crucial de los divorciados vueltos a casar, «(…) no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónico, aplicable a todos los casos» (§300). Si se tiene la convicción de que los cristianos no deben ajustar su comportamiento a principios absolutos, sino estar atentos a «signos de los tiempos», sería contradictorio formular cualquier clase de reglas.

Todos esperaban la respuesta a una pregunta de fondo: los que, tras un primer matrimonio vuelven a contraer matrimonio por la vía civil, ¿pueden recibir el sacramento de la Eucaristía? A esta pregunta, la Iglesia siempre ha respondido con un no rotundo. Los divorciados vueltos a casar no pueden recibir la comunión, porque su condición contradice objetivamente la verdad natural y cristiana sobre el matrimonio que se representa y actualiza en la Eucaristía (Familiaris consortio, § 84).

La exhortación postsinodal responde lo contrario: en líneas generales no, pero  «en ciertos casos» sí (§305, nota 351). Los divorciados vueltos a casar deben ser «integrados» en vez de excluidos (§299). Su integración «puede expresarse en diferentes servicios eclesiales: es necesario, por ello, discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas» (§ 299), sin excluir la disciplina sacramental (§ 336).

En realidad, se trata de lo siguiente:  la prohibición de recibir la comunión ya no es absoluta para los divorciados vueltos a casar. Por regla general, el Papa no los autoriza a recibirla, pero tampoco se lo prohíbe. «Esto –había destacado el cardenal Caffarra refutando a Kasper– afecta la doctrina. Inevitablemente. Se puede incluso decir que no lo hace, pero lo hace. Es más, se introduce una costumbre que a la larga inculca en el pueblo, sea o no cristiano, que no existe matrimonio totalmente indisoluble. Y esto desde luego se opone a la voluntad del Señor. No cabe la menor duda» (Entrevista en Il Foglio, 15 de marzo de 2014).

Para la teología de la praxis no importan las reglas sino los casos concretos. Y lo que no es posible en lo abstracto, es posible en lo concreto. Pero como acertadamente señaló el cardenal Burke, «si la Iglesia permitiera (aun en un solo caso) que una persona en situación irregular recibiese los sacramentos, eso significaría que, o bien el matrimonio no es indisoluble y por tanto la persona en cuestión no vive en estado de adulterio, o que la santa comunión no es el cuerpo y la sangre de Cristo, que por el contrario requieren la recta disposición de la persona, o sea el arrepentimiento del pecado grave y la firme resolución de no volver a pecar» (Entrevista de Alessandro Gnocchi en Il Foglio, 14 de octubre de 2014).

No sólo eso: la excepción está destinada a convertirse en una regla, porque el criterio para recibir la comunión lo deja Amoris laetitia al «discernimiento personal». El discernimiento se logra mediante «la conversación con el sacerdote, en el fuero interno» (§300), «caso por caso». ¿Y quién será el pastor de almas que se atreva a prohibir que se reciba la Eucaristìa, si «el mismo Evangelio nos reclama que no juzguemos ni condenemos» (§308) y es necesario «integrar a todos» (§297), y «valorar los elementos constructivos en aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a su enseñanza sobre el matrimonio» (§292)? Los pastores que quisieran invocar los mandamientos de la Iglesia correrían el riesgo de actuar, según la exhortación, «como controladores de la gracia y no como facilitadores» (§310). «Por ello, un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones irregulares, como si fueran rocas que se lanzan sobre la vida de las personas. Es el caso de los corazones cerrados, que suelen esconderse aun detrás de de las enseñanzas de la Iglesia “para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas”» (§305).

Este lenguaje inédito, más duro que la dureza de corazón que recrimina a los «controladores de la gracia», es el rasgo distintivo de Amoris laetitia, que, no es ninguna casualidad, fue calificada por el cardenal Schöborn en la conferencia de prensa del pasado 8 de abril de «un evento lingüístico». «Lo que más me alegra de este documento -declaró el cardenal de Viena- es que supera de forma coherente la artificial división externa que distinguía entre regular e irregular». El lenguaje, como siempre, expresa un contenido. Las situaciones que la exhortación postsinodal define como «llamadas irregulares» son el adulterio público y la convivencia extramatrimonial. Para Amoris laetitia, éstas realizan el ideal del matrimonio cristiano, «de modo parcial y análogo» (§292). «A causa de los condicionamientos o de factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado -que no sea subjetivamente culpable o no lo sea de modo pleno- se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia» (§305), «en ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos» (nota 351).

Según la moral católica, las circunstancias, que constituyen el contexto en el que desarrolla la acción, no pueden modificar la cualidad moral de los actos haciendo buena y justa una acción intrínsecamente mala. Pero la doctrina de los absolutos morales y del mal intrínseco queda anulada por Amoris laetitia, que se acomoda a la “nueva moral” condenada por Pío XII en numerosos documentos y por Juan Pablo II enVeritatis splendor. La moral situacionista deja a la merced de las circunstancias y, en últimas, a la conciencia subjetiva del hombre, determinar qué está bien y qué está mal. Así, una unión sexual extraconyugal no se considera intrínsecamente ilícita, sino que, en tanto que acto de amor, se valora en función de las circunstancias. Dicho de un modo más general, no existe el mal en sí como tampoco pecados graves ni mortales. Equiparar a personas en estado de gracia (situaciones regulares) con personas en situación de pecado permanente (situaciones irregulares) es algo más que una cuestión lingüística: diríase que está en conformidad con la teoría luterana del hombre que es a la vez justo y pecador, condenada por el Decreto sobre la justificación en el Concilio de Trento (Denz-H, nn. 1551-1583).

La exhortación postsinodal Amoris laetitia es mucho peor que la exposición del cardenal Kasper, contra la que se han dirigido tantas y tan justas críticas en libros, artículos y entrevistas. Monseñor Kasper se limitó a plantear algunas preguntas;Amoris laetitia presenta la respuesta: abre puertas a los divorciados vueltos a casar, canoniza la moral situacionista y pone en marcha un proceso de normalización de todas las convivencias extramaritales.

Teniendo en cuenta que el nuevo documento pertenece al Magisterio ordinario no infalible, es de esperar que sea objeto de un análisis crítico profundo por parte de teólogos y pastores de la Iglesia, sin engañarse pensando que pueda aplicársele lahermenéutica de la continuidad.

Si el texto es catastrófico, más catastrófico es que lo haya firmado el Vicario de Cristo. Ahora bien, para quien ama a Cristo y a su Iglesia, es una buena razón para hablar y no quedarse callado. Hagamos nuestras, pues, las palabras de un valiente mitrado, monseñor Atanasio Schneider: «¡Non possumus! Yo no voy a aceptar un discurso ofuscado ni una puerta falsa, hábilmente ocultada para la profanación del sacramento del Matrimonio y de la Eucaristía. Del mismo modo, no voy aceptar una burla del sexto mandamiento de la Ley de Dios. Prefiero ser ridiculizado y perseguido en lugar de aceptar textos ambiguos y métodos insinceros. Prefiero la cristalina “imagen de Cristo, la Verdad, a la imagen del zorro adornado con piedras preciosas” (S. Ireneo), porque “yo sé a Quién he creído”, “scio cui credidi”» (II Tm 1, 12)» (Rorate Coeli, 2 de noviembre de 2015).

Roberto de Mattei

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Editorial: ¿Qué viene ahora luego del "matrimonio" homosexual?

Finalmente, como se veía venir desde tiempo atrás la corte resolvió que en Colombia habrá "matrimonio" entre personas del mismo sexo. No lo hizo modificando la definición constitucional y legal de matrimonio, pues ya había admitido no tener la competencia para hacerlo, sino ordenando a los jueces y notarios que ignoren tal definición y casen a quien lo pida. De imediato, Armando Benedetti ya ha pedido mano dura contra los jueces y notarios para que ninguno pueda recurrir a objeción alguna para realizar tales uniones.

¿No que el matrimonio era una cosa privada que no afectaba a terceros? Una vez obtuvieron lo que querían, ya se han quitado las caretas de "tolerancia" y "diversidad" para imponer la verdadera naturaleza de un cambio jurídico tal: Poner a toda la sociedad colombiana entre la espada y la pared, y forzarlos por medio de la violencia estatal a abandonar sus convicciones. Lo hemos dicho hasta la saciedad: el propósito final de la agenda de la Cultura de la Muerte es una sociedad en la que el pecado no sea sólo tolerado públicamente, como lo es ya, sino obligación universal. Como adviritó León XIII, la democracia liberal es un régimen satánico que pone la autoridad del Estado en función de la perdición de las almas.

Paradójicamente, las consecuencias de esta sentencia habían llegado por adelantado. Fallos como la aprobación de la adopción homosexual, los vientres de alquier, o la imposición de la ideología de género a nivel escolar, carecen de fundamento al subsistir la definición constitucional de matrimonio. Con este fallo la Corte cierra su ciclo de arbitrariedades dando fundamento a prosteriori a los abusos que previamente había cometido. En ese sentido, las consecuencias del fallo ya las venimos sufriendo: Se permite la compra-venta de menores por medio del alquiler de vientres y la donación de gametos, se obliga a los colegios a enseñar la "diversidad de familias" y a reconocer a las parejas homosexuales como "padres" de los menores, y en general, se perseguirá a todo aquel que se niegue a reconocer a tales parejas como "matrimonio" o "familia".

Jurídicamente, la decisión es la cereza del pastel de autoritarismo y concentración de poder en manos de la Corte Constitucional. Ya la Corte se ha erigido en autoridad científica, pretendiendo determinar verdades científicas y deshechar estudios que la contradigan, ya ha dejado sin valor numerosas disposiciones constitucionales, imponiendo "interpretaciones" diametralmente opuestas al texto legal, ya se da el lujo de corregir y reescribir las normas aprobadas por el Congreso, ya pretende usar la coerción pública para forzar el torcimiento mismo de la realidad, etc. Por eso mismo, aunque laudable, la propuesta del Procurador Alejandro Ordóñez de aprobar un Acto Legislativo para revertir la decisión de la Corte, tiene pocas probabilidades de éxito, pues mientras tales reformas pasen por la Corte Constitucional, los magistrados jamás permitirán algo que desafíe el poder absoluto que han conseguido.

Probablemente, la guerra cultural ahora bajará al nivel de las calles, donde los medios de comunicación ya no prestarán la misma atención. El amedrentamiento de funcionarios, colegios, padres de familia, es la cara oculta que el lobby gay esconde tras la máscara del victimismo. ¿Habrá quien sea capaz de dar esta pelea en el ámbito personal? ¿Veremos funcionarios luchando por su derecho a no ser cómplices de la aberración? ¿Veremos colegios defendiendo su derecho a enseñar y vivir en valores cristianos? ¿Veremos padres de familia defendiendo su derecho a educar a sus hijos según sus convicciones? Recordemos que la guerra es espiritual, y más importante que decir “conseguimos cambiar X ley” es poder llegar ante el juez eterno diciendo “a pesar de la violencia, me mantuve fiel”.

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sábado, 9 de abril de 2016

Armando Benedetti pide perseguir a los jueces y notarios que no casen parejas del mismo sexo

El senador Armando Benedetti, del Partido de la U, ha pedido vigilancia para asegurarse de que todos los jueces y notarios del país cumplan con la orden de la Corte Constitucional de casar a las parejas del mismo sexo que lo soliciten. La petición la hizo al Superintendente de Notariado y Registro Jorge Enrique Vélez.

“Los notarios hoy están obligados por ley a casar a cualquier persona LBGTI que lo requiera, ningún notario podrá apelar a la objeción de conciencia porque dentro de los funcionarios públicos, el que tenga concesiones del Estado o represente al Estado no puede apelar a la objeción de conciencia”, dijo el senador.

La solicitud refleja el carácter agresivo y totalitario de la imposición del “matrimonio” entre personas del mismo sexo. Contrasta abiertamente con las ideas que el lobby gay había venitlado previamente en medios y redes sociales según la cual la aprobación del “matrimonio” entre personas del mismo sexo no afectaba ni obligaba a las personas heterosexuales o a los que no estuvieran de acuerdo.

El Partido de la U, el del Presidente Santos, atraviesa actualmente un escándalo por el uso de vehículos de congresistas del partido para el transporte de dineros que provendrían de bandas criminales vinculadas al narcotráfico.

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Voice of the Family advierte sobre elementos de Amoris Laetitia que atacan la Vida y la Familia

(Voice of the Family) La promulgación de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia por el Papa Francisco marca la conclusión de un proceso sinodal que ha sido dominado por los intentos de socavar la Doctrina Católica en materias relacionadas con la vida humana, el matrimonio y la familia, en cuestiones que incluyen, aunque no se limitan a, la indisolubilidad del matrimonio, la anticoncepción, los métodos artificiales de reproducción, la homosexualidad, la Ideología de Género, y los derechos de los padres y sus hijos. Estos intentos por distorsionar la Doctrina Católica han debilitado el testimonio de la Iglesia sobre las verdades de orden natural y sobrenatural y han amenazado el bienestar de la familia, especialmente en sus miembros más débiles y vulnerables.

La Exhortación Apostólica Amoris Laetitia es un muy extenso documento, el cual discute una amplia variedad de temas relacionados con la familia. Hay muchos pasajes que reflejan fielmente la enseñanza del magisterio pero esto no puede, y no lo hace, disminuir la gravedad de aquellos pasajes que minan la doctrina y práctica de la Iglesia Católica. Voice of the Family se propone presentar un análisis completo de los serios problemas del documento en los próximos días y semanas.

Voice of the Family expresa las siguientes preocupaciones con la más grande reverencia por el oficio papal y solamente bajo un deseo sincero de asistir a la jerarquía de la Iglesia en la proclamación de la Doctrina Católica sobre Vida, Matrimonio y Familia, y procurando el bien auténtico de la familia y sus miembros más vulnerables.

Consideramos que al levantar las siguientes inquietudes estamos cumpliendo con nuestro deber tal como aparece claramente en el Código de Derecho Canónico, el cual establece:

“[Los fieles] Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.” (Canon 212 §3)

Admisión de los “divorciados y vueltos a casar” a la Santa Comunión

Amoris Laetitia, a lo largo del Capítulo VIII (párrafos 291-312), propone un número de aproximaciones que preparan la vía para que los católicos “divorciados y vueltos a casar” (es decir en adulterio público) reciban la Santa Comunión sin verdadero arrepentimiento y enmienda. Estos párrafos incluyen:

(i) exposiciones confusas de la Doctrina Católica sobre la naturaleza y los efectos del pecado mortal, la imputabilidad del pecado, y la naturaleza de la conciencia

(ii) el uso de un lenguaje ideológico en lugar de la terminología tradicional de la Iglesia

(iii) el uso de citas selectivas y engañosas de los documentos previos de la Iglesia.

Un ejemplo particular de este uso engañoso de las referencias al magisterio previo se encuentra en el párrafo 298 que cita una declaración del Papa Juan Pablo II, hecha en la Familiaris Consortio, de que existen situaciones ”cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación”. Sin embargo, en Amoris Laetitia la segunda mitad de la frase del Papa Juan Pablo II en que establece que tales parejas “asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos” (Familiaris Consortio, No. 84),  es omitida.

Más aún, en la nota al pie de esta citación engañosa, se lee:

“En estas situaciones, muchos, conociendo y aceptando la posibilidad de convivir «como hermanos» que la Iglesia les ofrece, destacan que si faltan algunas expresiones de intimidad «puede poner en peligro no raras veces el bien de la fidelidad y el bien de la prole» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 51).”

El documento hace referencia a esta perspectiva errónea pero no explica por qué es una aproximación falsa, lo cual es porque

(i) Todos los actos sexuales por fuera del matrimonio válido son males intrínsecos y nunca es justificado cometer un mal intrínseco, aún para conseguir un buen fin.

(ii) “La fidelidad se pone en peligro” por los actos de intimidad sexual por fuera del matrimonio mientras que la fidelidad se vive cuando dos individuos en una unión inválida se refrenan de actos sexuales en fidelidad a su unión original, la cual permanece válida.

(iii) La referencia implica que los niños sufrirán porque sus padres, con el auxilio de la gracia divina, viven castamente. Por el contrario, tales padres están dando a sus hijos un ejemplo de fidelidad, castidad y confianza en el poder de la gracia de Dios.

El documento cita la Gaudium et Spes pero el pasaje es citado fuera de contexto y no apoya el argumento insinuado. El contexto deja claro que la Gaudium et Spes está hablando de los católicos casados, en el contexto de la procreación, no de aquellos cohabitando en una unión inválida. La referencia completa es la siguiente:

“El Concilio sabe que los esposos, al ordenar armoniosamente su vida conyugal, con frecuencia se encuentran impedidos por algunas circunstancias actuales de la vida, y pueden hallarse en situaciones en las que el número de hijos, al manos por ciento tiempo, no puede aumentarse, y el cultivo del amor fiel y la plena intimidad de vida tienen sus dificultades para mantenerse. Cuando la intimidad conyugal se interrumpe, puede no raras veces correr riesgos la fidelidad y quedar comprometido el bien de la prole, porque entonces la educación de los hijos y la fortaleza necesaria para aceptar los que vengan quedan en peligro.” (Gaudium et Spes, No. 51).

Es por lo tanto difícil de evitar la conclusión de que la Exhortación Apostólica es al menos levantando la posibilidad de que los actos sexuales adúlteros puedan ser justificados en algunos casos, y ha hecho una cita deshonesta de la Gaudium et Spes para tratar de darle soporte a la idea.

Otras aproximaciones que socavan la doctrina de la Iglesia sobre la recepción de los sacramentos será discutida por Voice of the Family en los días siguientes.

Derechos de los padres y educación sexual

Amoris Laetitia incluye una sección titulada “Sí a la educación sexual” (párrafos 280-286). Esta sección se extiende por más de cinco páginas sin hacer siquiera una sola referencia a los padres de familia, mientras que sí hace una referencia a las “instituciones educativas”. Cuando la educación sexual es “derecho y deber fundamental de los padres” la cual “debe realizarse siempre bajo su dirección solícita, tanto en casa como en los centros educativos elegidos y controlados por ellos.” (Papa Juan Pablo II Familiaris Consortio, No. 37). La omisión de esta enseñanza elemental es una seria falla a los padres de familia en un momento en que los derechos parentales respecto de la educación sexual está bajo ataques serios y constante en muchas naciones del mundo, y en las instituciones internacionales. En esta sección Amoris Laetitia no cita ninguno de los documentos magisteriales previos que claramente afirman este derecho, sin embargo, sí cita al psicoanalista Erich Fromm, asociado con la escuela de Frankfurt. Las previas referencias del documentos a los derechos parentales (párrafo 84), aunque bienvenidas, no compensan la exclusión de los padres de familia en esta sección.

Uniones homosexuales

Amoris Laetitia, siguiendo una aproximación similar a la adoptada previamente en los documentos sinodales, asume que las “uniones entre personas del mismo sexo” pueden “brindar cierta estabilidad” y podrían tener algún tipo de semejanza o relación al matrimonio. El documento afirma:

“Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio.” (Párrafo 52)

Hay una gran presión al interior de los organismos internacionales que busca el rechazo de la concepción tradicional de la familia a través de la adopción de un lenguaje que se remite a la “variedad” o la “diversidad” en las formas de familia. La idea de que las “uniones entre personas del mismo sexo” formen parte de “la gran variedad de situaciones familiares” es precisamente contra lo que los grupos pro-familia están luchando duramente. Al usar este lenguaje, la Exhortación Apostólica mina el esfuerzo del movimiento pro-familia por proteger la verdadera definición de la familia, y consecuentemente, proteger a los niños que dependen de la estructura familiar querida por Dios para su bienestar y sano desarrollo.

Debería notarse que en el párrafo 251 la enseñanza auténtica de la Iglesia, de que “no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” es reafirmada.

Ideología de “género”

Amoris Laetitia respalda un aspecto central de la “Ideología de género” al afirmar que “No hay que ignorar que «el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar»” (párrafo 56). Esta aceptación del principio subyacente de la teoría de “género” socava la crítica que el documento hace de la ideología y sus efectos. La falsa noción de que el sexo biológico es distinguible del, así llamado, “género” fue propuesta primero en la década de 1950 y es el fundamento de la “Ideología de género”. Oponerse a las consecuencias de la “ideología de género” será imposible si su erróneo principio esencial es aceptado.

(N. del T: Esta idea contradictoria de que el sexo y el “género” se pueden “distinguir pero no separar” es desarrollada en el párrafo 286 de la Exhortación Apostólica al decir que “Es verdad que no podemos separar lo que es masculino y femenino de la obra creada por Dios, que es anterior a todas nuestras decisiones y experiencias, donde hay elementos biológicos que es imposible ignorar. Pero también es verdad que lo masculino y lo femenino no son algo rígido.” Haciendo una invitación a relativizar los roles masculino y femenino al interior del hogar afirmando que “Hay que ayudar a los niños a aceptar con normalidad estos sanos «intercambios»”. En este aspecto, la idea presentada por el documento presenta una aterradora semejanza con los materiales usados a nivel educativo para introducir la ideología de género de forma subrepticia)

Ataques contra la vida humana inocente

Amoris Laetitia falla en abordar la dimensión de las amenazas a los niños por nacer, los ancianos y los discapacitados. Estimaciones conservadoras indican que más de mil millones de vidas inocentes por nacer han sido destruidas por el aborto en el último siglo. Aún así, en un documento abordando los desafíos de la familia, con una extensión de 263 páginas, hay sólo un pequeño número de referencias al aborto. No hay mención de la destrucción causada por los métodos de reproducción artificial, los cuales también han dado como resultado la pérdida de millones de vidas humanas. La ausencia de una discusión seria de los ataques contra la vida humana naciente en este contexto es una omisión grave.

Hay también una referencia mínima a la eutanasia y el suicidio asistido a pesar de la presión creciente para su legalización a lo largo del globo. La falta de una discusión adecuada de esta amenaza es de igual forma, otra omisión muy lamentable.

Anticoncepción

Amoris Laetitia falla en confirmar adecuadamente la doctrina de la Iglesia sobre el uso de la anticoncepción. Esto es un panorama problemático dado que (i) la separación entre los fines procreativo y unitivo del acto sexual es el mayor catalizador de la Cultura de la Muerte y que (ii) hay una amplia desobediencia e ignorancia de la Doctrina de la Iglesia sobre esta materia precisamente a causa de la falla en la jerarquía de la Iglesia en comunicar esta verdad. La discusión sobre la conciencia en el documento es así mismo deficiente tanto en el párrafo 222, que habla de la “paternidad responsable”, como en el Capítulo VIII que toca el tema de la admisión a los sacramentos de aquellos en público adulterio. El párrafo 303 es de particular preocupación, especialmente en la siguiente afirmación:

“Pero esa conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el ideal objetivo. De todos modos, recordemos que este discernimiento es dinámico y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena.”

Esta afirmación parece adoptar una falsa concepción de la “ley de la gradualidad” y sugiere que hay ciertas ocasiones en que el pecado no es sólo inevitable sino aún activamente querido por Dios para tal persona. Esto sería claramente inaceptable.

Conclusiones

Esta es sólo una breve introducción de los muy numerosos problemas hallados al interior de Amoris Laetitia. Tomará un estudio más profundo para poder delinear completamente todas las implicaciones del texto, pero desde ya es abundantemente claro que el documento falla en dar una exposición clara y fiel de la Doctrina de la Iglesia y lleva inevitablemente a conclusiones que podrían resultar en violaciones contra la enseñanza inmutable de Iglesia Católica, y a la disciplina que está inextricablemente fundada en ella. Nuestra revisión inicial provee suficiente causa para contemplar el documento como una amenaza contra la integridad de la Fe Católica y el auténtico bien de la familia.

Reiteramos una vez más que hacemos esta crítica con una gran reverencia por el oficio papal pero con la conciencia de nuestros deberes como fieles laicos católicos hacia el bien de la Iglesia, y nuestros deberes como activistas pro-vida y pro-familia para proteger la familia y sus miembros más vulnerables.

Voice of the Family es una coalición internacional de 26 organizaciones pro-vida y pro-familia y estuvo presente en Roma durante los sínodos extraordinario (2014) y ordinario (2015) sobre la Familia. Voice of the Family ha publicado análisis profundos de los Documentos oficiales del Sínodo.

Voice of the Family puede ser contactada vía:

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viernes, 8 de abril de 2016

Procurador Alejandro Ordóñez anuncia acto legislativo para defender a la Familia del ataque de la Corte

(Procuraduría) "La Corte Constitucional, so pretexto de las decisiones de control de constitucionalidad, lo que está imponiendo es una concepción ideológica contra la misma Constitución", aseguró el jefe del Ministerio Público frente a la providencia con la que seis magistrados dan vía libre a que parejas del mismo sexo contraigan matrimonio.  

“Con esta decisión, con esta providencia, quedan definitivamente sepultados aspectos esenciales de la Constitución del 91. Hoy la vida no es inviolable, como lo contemplaba la Constitución del 91, el matrimonio no es matrimonio y la familia no es familia”, aseguró en la tarde de hoy el procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado, frente a la decisión de la Corte Constitucional que dio vía libre al matrimonio entre parejas del mismo sexo. 

Preguntado por periodistas, el jefe del Ministerio Público advirtió que la Corte Constitucional continúa lejana del espíritu con el que fue creada por la Carta de 1991 y reiteró que impone concepciones ideológicas que atentan contra conceptos, principios y bases sociales del país. 

“La Corte Constitucional, so pretexto de las decisiones de control de constitucionalidad, lo que está imponiendo es una concepción ideológica contra la misma Constitución, que establecía lo contrario, y contra las tradiciones del país, contra lo que los colombianos creemos y contra lo que los colombianos hemos considerado el núcleo esencial de la sociedad. La Corte Constitucional funge más como órgano constituyente que como órgano constituido, que como tribunal constitucional”, explicó.

“Este tipo de decisiones no son de competencia de un juez constitucional, de manera constante la Corte se ha venido arrogando competencias y con estos pretextos ha venido desmontando lo que ha constituido fundamentos esenciales de nuestra nacionalidad y nuestra cultura”. 

El jefe del órgano de control anunció que dentro de sus competencias y respetando el ordenamiento jurídico, impulsará en el Congreso de la República lo pertinente frente a esta decisión. 

“El escenario de la Corte Constitucional ha quedado atrás. Ahora es menester acudir al Congreso de la República para que los congresistas presenten un proyecto de acto legislativo, reestableciendo precisamente lo que la corte ha destruido. Si bien es cierto que la Procuraduría no tiene iniciativa en esa materia, anuncio que acudiré a varios congresistas para que logremos presentar cuanto antes un acto legislativo en ese sentido”. 

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Iglesia rechaza aprobación de figura de “matrimonio” de parejas del mismo sexo

(CEC) La Iglesia Católica ha reaccionado con sorpresa y preocupación por la aprobación de la figura del matrimonio entre personas del mismo sexo por parte de la Corte Constitucional. Así lo manifestó el secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor José Daniel Falla Robles.

El prelado ha dicho que esta decisión causa "tristeza y dolor" y advirtió que con ella se está destruyendo las bases de la sociedad colombiana.

Monseñor José Daniel Falla Robles

Manifestó que con esta aprobación lo que se busca es homogeneizar a la sociedad. "Tenemos que colocar en su justa dimensión y en el lugar que corresponden a los diferentes grupos poblaciones, y aunque todos tengamos la misma grandeza y dignidad no podemos saltar la naturaleza misma y las leyes naturales", puntualizó monseñor Falla Robles.

El obispo pidió una profunda reflexión a los magistrados, les recordó que tomen conciencia de que las leyes determinan el futuro de la sociedad y que no deben olvidar el bien común.

Finalmente hizo un llamado a maestros y padres de familia para que eduquen a los niños y jóvenes conforme a las leyes naturales e hizo un llamamiento a la sociedad colombiana, sin importar el credo que tengan, para que no "traguen entero" las determinaciones de la Corte.

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Corte Constitucional aprueba “matrimonio” entre personas del mismo sexo en Colombia

En votación de 6 a 3 la Corte Constitucional aprobó hoy la ponencia del magistrado Alberto Rojas Ríos que resuelve una tutela en favor de una pareja del mismo sexo cuyo “matrimonio” habría sido declarado nulo por no corresponder a la definición jurídica de matrimonio contenida en el Código Civil. Con esa decisión, aunque no se modifica el texto del Código Civil, el “matrimonio” homosexual quedaría aprobado en el país.

A favor de la ponencia votaron los magistrados María Victoria Calle, Gloria Stella Ortiz, Luis Ernesto Vargas, Alejandro Linares, Jorge Iván Palacio y Alberto Rojas. A esa mayoría se opusieron Jorge Ignacio Pretelt, Luis Guillermo Guerrero y Gabriel Eduardo Mendoza.

Aunque los promotores del “matrimonio” homosexual repiten las ya gastadas consignas de “ganó el amor”, “ganó la igualdad”, la decisión desde ya muestra su tenor impositivo y violento: La aprobación del “matrimonio” homosexual no se dió a partir de una modificación del texto legal o constitucional, sino que la Corte lo que hizo fue decidir que ni jueces ni notarios podrán negarse a casar parejas del mismo sexo.

Esto responde a la estrategia del Lobby gay después de que en la sentencia C-577 de 2011, la Corte Constitucional rechazara declarar inexequible el artículo 113 del Código Civil por estar reproduciendo la definición de matrimonio contenida en el artículo 42 de la Constitución. El Congreso de la República hundió el proyecto de ley 47 de 2012 Senado con el que pretendían modificar el Código Civil, ratificando la definición actual. ¿Qué hizo el Lobby gay? Valiéndose de los medios de comunicación promovieron la idea de que el Congreso había “omitido legislar” al respecto, y de que la sentencia C-577 de 2011 permitía a los notarios y jueces casar homosexuales, para alejar la discusión sobre la definición legal de matrimonio y tratar de llevarla a una supuesta violación de “derechos fundamentales”.

A finales de 2013, bajo la instigación de lobbyistas como Rodrigo Uprimny, unos cuantos jueces y notarios concedieron el estatus civil de “casadas” a las parejas del mismo sexo que lo pidieron e incluso a algunas uniones les dieron el nombre de “matrimonio”. Obviamente, tales actos fueron impugnados y anulados, un juez o un notario no puede cambiar algo que la misma Corte Constitucional había rechazado tener la competencia de hacer, pero entonces por vía de tutela el asunto llegó a la Corte Constitucional y ahí comenzó a operar la “magia” del nuevo constitucionalismo: Los magistrados habían cambiado y ya la justicia no es más que la imposición de la opinión política de los jueces. De los 6 magistrados que votaron a favor de aprobar el matrimonio homosexual, sólo 3 eran magistrados cuando se aprobó la sentencia C-577 de 2011, y más diciente aún, el magistrado ponente de esa sentencia, Gabriel Eduardo Mendoza, votó en contra.

Así, la Corte hace lo que en una sentencia anterior se había declarado incompetente para hacer, supuestamente basándose en esa misma sentencia. ¿Qué ha cambiado? El reemplazo de Nilson Pinilla por Gloria Stella Ortiz (ficha del Fiscal Montealegre), de Martha Sáchica por Alberto Rojas, y de Mauricio González por Alejandro Linares (ficha del presidente Santos), y la campaña masiva del gobierno Santos a favor del matrimonio homosexual, hacían previsible este resultado. Como advertimos en su momento, la reelección del Presidente Santos provocó que tengamos ahora, la Corte Constitucional más liberal de la historia de Colombia, y basta ver las decisiones que se han venido tomando en los últimos 2 años para comprobar que no dudarán en imponer cuanta perversión se les ocurra en sus retorcidas mentes.

Contrario a lo que muchos podrían pensar, la definición legal del matrimonio no se cambia, sólo queda sin valor bajo la nueva orden de la Corte: Que ningún notario o juez pueda negarse a casar homosexuales, convirtiendo la extralimitación e ilegalidad de unos cuantos funcionarios impresentables en la norma que todos los demás están obligados a seguir. Ahí está el carácter impositivo y violento de la agenda gay, retratado en un botón de muestra.

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miércoles, 6 de abril de 2016

“La teología de la liberación está regresando de nuevo en la vida social de la Iglesia”: Card Sarah

Reproducimos la entrevista hecha por el medio italiano L'Occidentale, al Cardenal Robert Sarah, traducida por Secretum Meum Mihi.

“‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida’. Esto es lo que es estable. Es esto lo que trato de testimoniar”. L'Occidentale presenta una entrevista con el cardenal Robert Sarah, hombre de fe ardiente, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y autor del libro “Dios o nada”.

El cardenal Burke, dijo recientemente: “Si por fundamentalista se entiende alguien que insiste en las cosas fundamentales, soy un fundamentalista”. Él respondía a una provocación dada su notable y reiterada oposición a cualquier cambio en la práctica pastoral en discusión en el Sínodo. ¿Siente que puede casarse con este mismo sentir?

El Papa Benedicto XVI subrayó sin pausa el problema de la dictadura del relativismo. Hoy todo es posible. Ya no tenemos raíces. Nada estable. Sin embargo, tenemos una Doctrina estable, tenemos una Revelación. Hacer que la gente regrese a las raíces de las cosas, la Revelación es un deber para nosotros los Obispos. No podemos dejar a la gente sin un camino seguro. Sin una roca sobre la cual apoyarse. En la parroquia la roca sobre la cual apoyarse es el párroco, en la diócesis es el Obispo, en la Iglesia universal, es el Papa. Y tratamos de ayudar al Santo Padre para asegurar a la gente que existe estabilidad. Hay un camino. Y el camino es Jesucristo. Lo dijo claramente: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Es esto lo que es estable. Es esto lo que busco testimoniar. Tenemos verdaderamente una roca, tenemos un camino, tenemos una Verdad que salva. Es inútil moverse de allí.

¿Así es que Usted es un “fundamentalista”, en el sentido que lo atribuyó Burke al final?

Sí, seguramente. (Sonrisas complacientes)

La palabra ‘fundamentalismo’ ahora se asocia al islam. Tema que ha invadido nuestras conversaciones diarias. El islam identifica el mundo político y el religioso, convencido de que sólo el poder político puede moralizar la humanidad. Aquí se pone de manifiesto toda la diferencia y la novedad del cristianismo, cuyo Dios no es el rey de un reino temporal banal. En esta óptica, ¿no es verdad lo que dijo, cuando todavía era cardenal, el Papa emérito? “En la práctica política el relativismo es bienvenido porque nos vacuna de la tentación utópica”. ¿La Iglesia Católica de 2016 ha conservado esta misma actitud frente a la política, o está convencida que al final, el cielo en la tierra se podría siempre realizar?

Creo que desde el principio tenemos que dividir al hombre. Separar es decir, su propia identidad y su trabajo, su política. No debemos mezclar la religión con la política. Sin embargo, al mismo tiempo, el hombre es uno. No puede ser un cristiano en la iglesia, y otra persona fuera. Y entonces, ¿cómo arraigar el Evangelio en mi obrar, en la política, en la economía? Este es el problema fundamental. Porque si divido, ¿qué ocurre? Soy un cristiano en la iglesia, pero un paso fuera de la iglesia y mi comportamiento es el de pagano, un hombre que no cree en nada. Un hombre que sólo cree en su haber, en el poder. Pero la verdadera fe opera en la caridad. La verdadera fe se manifiesta en la caridad, es decir, en acciones concretas. Así que creo que el problema está todo en ser cristianos realmente verdaderos en la actualidad, en la economía en la política, en el arte, en la cultura, en la vida familiar. Es imposible decir soy cristiano y después no me caso en la iglesia, por ejemplo. (Sonríe). Es difícil decir soy cristiano, pero yo no voy a la misa. El ser cristiano debe reflejarse necesariamente en la vida práctica. Y cada uno de nosotros está inmerso en la sociedad. Debemos ver en nuestra vida el Evangelio. Hay una transparencia que debe ser vista en la vida cotidiana, y esto es la verdadera cristiandad.

En su libro Usted ha abordado ampliamente el tema “teología de la liberación”. Esa teología que ha transformado, y lo sigue haciendo, el Evangelio en receta política, con la absolutización de una posición por la cual sólo esto sería la receta para liberar y dar progreso. Convencidos, de esta manera, que el estado es el último poder. ¿Cree que el pensamiento marxista está regresando en muchas otras formas en nuestro tiempo?

Cuando concibe la cristiandad de una manera horizontal, como si sólo en la acción humanitaria, social, política, está el que cuenta, estamos equivocados. Y se equivoca porque antes de hacer, tengo que sacar de lo alto para encontrar el camino correcto a seguir. Es decir, debo estar inspirado por Dios. La “teología de la liberación” quería sólo hacer una “teología de la acción” que no inspira el Evangelio y que, sobre todo, no se inspira en el Evangelio. Así que creo que también hoy estamos tentados a ver nuestra obra cristiana como una obra social. No critico a nadie, no digo que esté mal hacer ... Pero, por ejemplo. Insistimos tanto en la acogida a los refugiados, bien. No deberíamos hacerlo sólo para darles la comida, trabajo, una casa. Ellos tienen una necesidad más alta, es decir, Dios. ¿Pensamos en esto? ¿O el nuestro es sólo un discurso ‘horizontal’? Este es el problema. La “teología de la liberación” está regresando de nuevo en la práctica de la vida social de la Iglesia. No digo que no debamos ocuparnos materialmente de la gente pobre. Pero la injusticia más grave es dar sólo comida a los pobres, ellos necesitan el Evangelio. Ellos necesitan de Dios. Lo dice también el Papa Francisco.

En efecto, parece que la pobreza se ha convertido en el centro de todo el apostolado en el catolicismo. Al menos es lo que perciben los fieles. Una vez Benedicto XVI dijo: “La pobreza puramente material no salva, [...] el corazón de los que no poseen nada puede endurecerse, envenenarse, ser malvado, estar por dentro lleno de afán de poseer, olvidando a Dios y codiciando sólo bienes materiales”, Usted contó el episodio de la eliminación del baldaquino de la Catedral de Conakry. En una óptica malsana e hipócrita, a las iglesias hoy, prefieren ‘despojarlas’ en lugar de ‘vestirlas’. ¿Por qué?

Porque hemos perdido la majestad, la dignidad, la Grandeza de Dios. Dios ahora o nada. (Sonríe irónicamente. Juega solo con el título de su libro). Y así nada debemos despojar de su casa. Lo que es mera injusticia. ¡Es de verdad injusto! Cada uno de nosotros queremos vivir en una casa bella. ¿Por qué nos permitimos privar a Dios de la belleza? Hemos perdido el sentido de la sacralidad, de la belleza. Dios que es bello, que tiene lo bello, merece una casa bella. No es pobreza desnudar la iglesia. (Sonríe de nuevo. ‘Desnudar la Iglesia’ le suena ridículo) Es sólo signo de desacralización, de desprecio de Dios. Justo por esta razón, por este riesgo latente, es que Benedicto XVI ha prestado tanto cuidado en la Liturgia. Desde el “vestimento” del sacerdote, a la belleza del altar y toda la iglesia. Este es un signo de la religiosidad, de la sacralidad. Pensemos en lo bello que era el templo de Jerusalén, sin embargo, eran muy pobres en ese tiempo. O pensemos cuando en Campania habían construido estas maravillosas iglesias, la gente no era pobre, era pobrísima. Pero han querido dar todo por Dios. Porque nada es demasiado rico para Dios.

El católico ferviente del siglo XXI es constantemente acusado de ser un retrógrado y enemigo de la libertad. De la libertad arbitraria e individualista. ¿La Iglesia se dejará golpear por el sazonado mito de la libertad de amor? ¿Todo será sometido al principio de la mayoría porque se cancelará la diferencia entre el bien y el mal?

Yo espero que la Iglesia mantenga siempre la Luz. La luz y la verdad. Cristo dijo, la Verdad nos liberará. La verdadera libertad es la Verdad. Es decir, una libertad que me permite hacer lo que me place, no es verdadera libertad. Es sólo esclavitud. La verdadera libertad es la que se compromete a buscar la Verdad, la Belleza, la Justicia, lo que es capaz de hacer progresar a cada uno de nosotros. Ser libres es posible sólo en Cristo. Sólo él libera.

No tiene nada que ver con lo que me place. Y la Iglesia debe seguir este camino. La más auténtica libertad es escapar de lo que nos mantiene en la esclavitud. Somos esclavos de dinero, del poder, de una infinidad de cosas que no son nuestro bien. ¿Quién puede iluminar al hombre para buscar la verdadera libertad? Creo que sólo el Evangelio. La libertad viene del Hijo de Dios. Y la verdad por desgracia ya no se considera. Cada uno tiene su propia verdad y por lo tanto su libertad. Hoy la verdad es ‘lo que me conviene’. Pero la libertad es una cosa objetiva. Y me une a querer la libertad que es Dios. Sin amor no hay libertad. El amor es respetar al otro. Dios es la libertad, es el amor. El amor es incapaz de imponer y Dios es el origen de la libertad porque es incapaz de imponer. Y Dios es el origen de la libertad, porque es incapaz de imponer su propia visión, pero nos deja elegir por amor. Esto es amor.

Hace un tiempo Usted dijo que África en materia de homosexualidad, podría convertirse en la punta de lanza de la Iglesia en su oposición a la decadencia occidental; ¿continúa siendo de la misma opinión?

El futuro está en las manos de Dios. Pero África luchará en modo enérgico para no aceptar esta desviación. Porque es contra natura. Ningún pagano puede pensar y creer verdaderamente lo que vemos aquí en Occidente. Ninguno. El hombre está hecho para la mujer. La mujer está hecha para el hombre. En mi libro lo digo claramente, porque en el fondo es un concepto muy claro de por sí: el hombre no es nada sin la mujer, y viceversa. Pero por encima de todo, ambos son nada sin un tercer elemento que es el fruto que nace de su amor: una nueva vida, un niño. El llamado “matrimonio homosexual” es puro egoísmo. No hay ningún fruto. Un amor que no hace nacer nada no puede destruir la verdadera felicidad, la verdadera complementariedad. Un hombre no puede completar a otro hombre; como se puede probar, nunca tendrá éxito. Es la naturaleza. Hasta los pájaros lo saben.

Una última pregunta. Si pudiera hacer una entrevista a un personaje del pasado, ¿con quién se sentaría a hablar?

Elegiría quizá, San Agustín. Agustín es el hombre que ha vivido una vida difícil desde niño. Tal vez hoy todos vivimos la misma experiencia. Justo él sabría dar una lección, a partir de sus eventos existenciales. Cómo el hombre puede cambiar el curso de la propia existencia, salir del error y convertirse, sólo San Agustín, para mí, puede indicarlo a la perfección. Pero la conversión, dirá él, no sucede sin la oración. Su madre oró mucho, y ha logrado cambiar su vida. Agustín es para mí un modelo del hombre moderno.

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