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lunes, 27 de julio de 2020

Editorial: ¿Está proscrito el Catolicismo en Colombia?


En nuestro editorial de la semana pasada dábamos cuenta de la persecución contra un sacerdote de la Arquidiócesis de Popayán emprendida por las autoridades civiles y eclesiásticas bajo la instigación de los periodistas de Caracol Noticias. Una semana después, dos hechos adicionales arrojan una claridad aterradora sobre la situación de persecución abierta que vive la Iglesia Católica en nuestro país.

Por una parte, el mismo domingo, Samuel Ángel denunció que periodistas de Noticias Uno se habrían infiltrado en una misa a puerta cerrada en la Parroquia San Juan Bosco en Bogotá con el fin de hostigar y exponer al sacerdote que habría violado la prohibición para atender a sus fieles. Por otra parte, el Tribunal Laboral de Cali resolvió un fallo de Tutela ordenando al Presidente Iván Duque eliminar de su cuenta personal de Twitter el mensaje en el celebraba la fiesta de Nuestra Señora de Chiquinquirá.

La apertura casi plena de los sectores económicos junto a la aprobación dada por gobernantes como Claudia López a la aglomeración de sodomitas el pasado 28 de junio, quienes aprovecharon para vandalizar varios monumentos de la ciudad, deja en evidencia la arbitrariedad jacobina con la que pretenden mantener de forma indefinida la prohibición del culto público. Los sacerdotes, los pocos que tienen espíritu de pastores, han empezado a ingeniar diferentes formas de administrar los sacramentos a la feligresía, incluso a riesgo de sufrir las sanciones de la autoridad civil, eso sí, sin caer en la imprudencia de convocar aglomeraciones de fieles dentro de los templos.

Por eso el dragón de siete cabezas ha enviado a los medios de comunicación como heraldos suyos para intimidar a esos escasos sacerdotes e impedirles que vuelvan al cuidado del redil, mientras los lobos están cenando, y los heraldos han salido alegres de llevar no sólo el estandarte de la persecución política, sino también el de la persecución religiosa. En efecto, así como Caracol Noticias obtuvo declaraciones de Mons. Iván Marín López anunciando medidas contra el P. Londoño, así también Noticias Uno dijo que "autoridades eclesiásticas, incluida la Conferencia Episcopal, coincidieron en manifestar su desacuerdo y molestia" por la misa celebrada a puerta cerrada. ¿Es que no queda en Colombia un solo obispo que no sea un mercenario? ¿No hay un solo pastor que se atreva a salir en defensa de sus ovejas?

De hecho, tampoco hemos escuchado ningún pronunciamiento de algún obispo en contra de la ignominiosa sentencia del Tribunal de Cali. Más allá de la bien merecida censura a Iván Duque, pues hay que carecer de vergüenza para seguir posando de católico mientras pretende mantener prohibida la administración de los sacramentos, la sentencia en cuestión sostiene como hecho jurídico lo que Duque ya había provocado en la realidad: El Catolicismo en Colombia está prohibido.

En una maroma discursiva, que sólo podría habérseles ocurrido a mentes iluminadas como las de jueces colombianos, los magistrados han convertido el derecho fundamental a la Libertad Religiosa en una proscripción absoluta de la Religión:
Así pues, para esa Corporación, el mensaje emitido por el presidente no cumple con los mínimos de justificación y razonabilidad, por ser un claro discurso en materia religiosa cuya divulgación es prohibida, pues implica el desconocimiento del derecho de libertad de culto, y el deber de neutralidad del Estado, y en consecuencia, es vulneratorio del principio de laicidad del Estado, teniendo en cuenta que a las autoridades públicas les está prohibido realizar conductas que constituyan un favorecimiento a una confesión o iglesias, de ahí que, no resulte suficiente la manifestación realizada en el, relativa a «Respetando las libertades religiosas de nuestro país» para entender que no las transgrede.
Se equivocan los que han salido a criticar el fallo como un ataque al Presidente. Duque no es más que un fantoccio dentro de la farsa, que con la misma boca que habla de la Virgen de Chiquinquirá ordena la prohibición indefinida del culto católico. Claro que lo dicho por el Tribunal es gravísimo, pero es aún más grave la prohibición fáctica de la Fe Católica emprendida por Iván Duque y Claudia López.

No queda ya ninguna duda del trágico error cometido por los católicos colombianos cuando en 1991 aceptaron que la Constitución Política dejara de reconocer y proteger públicamente la Fe Católica. Se les vendió el fraude del Estado Laico, con la excusa de mantener la Libertad Religiosa y hoy, esa misma libertad es el arma con que se persigue abiertamente a la Iglesia.
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lunes, 20 de julio de 2020

6 de Agosto: Conferencia "Gabriel García Moreno, Estadista genial, hijo fiel de la Iglesia y mártir de la Fe."


La Sociedad Ecuatoriana Tradición y Acción está extendiendo invitación para una conferencia virtual sobre Gabriel García Moreno, presidente del Ecuador y tal vez el último de los estadistas que en la historia de la Iglesia han servido como ejemplo de santidad. La conferencia contará la presencia de Su Alteza Imperial y Real, Don Bertrand de Orléans y Braganza, Principe Imperial de Brasil.

El evento constará de cuatro ponencias. Don Bertrand expondrá la vida de Gabriel García Moreno bajo la mirada de un Príncipe. A continuación, el Dr. Juan Miguel Montes, Director de la oficina de Tradición, Familia y Propiedad de Roma, presentará la visión de conjunto en el concierto internacional de las naciones. Posteriormente, el Dr. Diego Villamar Dávila hará una semblanza de Gabriel García Moreno como prototipo de jefe de Estado católico. Finalmente, el Dr. Daniel Lopéz Garzón. filósofo e historiador ecuatoriano, detallará el carácter martirial de su vida y asesinato a manos de la masonería internacional.

La conferencia se llevará a cabo el día 6 de agosto a las 17:00 horas (GMT -5:00), y se hará a través de la plataforma Zoom. La asistencia es gratuita, si bien, dado que los cupos son limitados, debe hacerse previa inscripción al whatsapp +593 96164188, al teléfono fijo (04) 2288843, o al teléfono fijo tradicionyaccionec@gmail.com.
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sábado, 18 de julio de 2020

Editorial: Persecución anti-católica contra sacerdote de Popayán

El pasado 15 de julio de 2020 Noticias Caracol publicó una ponzoñosa nota contra el sacerdote Bernardo Londoño de la parroquia de Santo Domingo en Popayán, por haber sido grabado mientras celebrara misa con fieles y administrarles la comunión en la boca. Atendiendo el llamado al linchamiento del presbítero, las autoridades civiles de la ciudad afirmaron estar dispuestas a sancionarlo, y lamentablemente, las autoridades eclesiásticas han querido sumarse a la persecución jacobina.

El 16 de Marzo los obispos de Colombia ordenaron el cierre de las iglesias y la suspensión de misas públicas. Ya han transcurrido más de 120 días y, aunque en amplias zonas del país la vida ha ido regresando a la normalidad, la mayoría de los fieles del país todavía no saben cuándo podrán volver a acceder a los sacramentos, pues con la excusa de proteger su cuerpo, se les ha privado de forma arbitraria del alimento del alma.

Fueron los obispos los primeros en prohibir el culto público, cuando las autoridades del Estado no habían establecido nada al respecto, y fueron los obispos los que tomaron la decisión de privar a los católicos de la celebración de la Cuaresma, el Triduo Pascual, y la Pascua, los tiempos litúrgicos más fuertes e importantes para los católicos. Aunque en varias de sus alocuciones, el Presidente Iván Duque afirmó que las actividades de culto debían seguir prohibidas, calificándolas de "actividad social", no fue sino hasta el Decreto 749 del 28 de Mayo de 2020, que el Estado prohibió la celebración de actividades de culto público.

Esto debería haber provocado la indignación y la respuesta airada de la Iglesia, fieles y jerarquía, por la evidente intromisión del Estado en materia de derecho eclesiástico, violentando abiertamente la naturaleza de la Iglesia como sujeto de Derecho Divino y pretendiendo reducirla a una mera asociación privada de derecho civil. Sin embargo, en lugar de protestar por la extralimitación del poder temporal, hemos visto a los obispos someterse al regalismo del Gobierno Duque, y someterse a la aprobación de unos protocolos, dando al Estado la aceptación tácita de su gobierno sobre la Iglesia.

Ni Iván Duque, ni Claudia López, tienen potestad para prohibir la celebración del sagrado culto de la Iglesia. El Estado no tiene competencia sobre la administración de los Sacramentos, pues es materia de Derecho Divino establecida por Nuestro Señor Jesucristo al constituir la Iglesia. Basta recordar que el Beato Papa Pío IX, condenó en el Syllabus de errores modernos, todas las pretensiones regalistas y galicanas de los regímenes liberales del siglo XIX:

§ V. Errores acerca de la Iglesia y sus derechos
XIX. La Iglesia no es una verdadera y perfecta sociedad, completamente libre, ni está provista de sus propios y constantes derechos que le confirió su divino fundador, antes bien corresponde a la potestad civil definir cuales sean los derechos de la Iglesia y los límites dentro de los cuales pueda ejercitarlos.
XX. La potestad eclesiástica no debe ejercer su autoridad sin la venia y consentimiento del gobierno civil.

§ VI. Errores tocantes a la sociedad civil considerada en sí misma o en sus relaciones con la Iglesia
XXXIX. El Estado, como origen y fuente de todos los derechos, goza de cierto derecho completamente ilimitado.
XLI. Corresponde a la potestad civil, aunque la ejercite un Señor infiel, la potestad indirecta negativa sobre las cosas sagradas; y de aquí no sólo el derecho que dicen del Exequatur, sino el derecho que llaman de apelación ab abusu.
XLIV. La autoridad civil puede inmiscuirse en las cosas que tocan a la Religión, costumbres y régimen espiritual; y así puede juzgar de las instrucciones que los Pastores de la Iglesia suelen dar para dirigir las conciencias, según lo pide su mismo cargo, y puede asimismo hacer reglamentos para la administración de los sacramentos, y sobre las disposiciones necesarias para recibirlos.
La Iglesia creyó ingenuamente que tras sucribir la proposición americana en la Dignitatis Humanae habría encontrado un modus vivendi de separación Iglesia-Estado en el cual le fuera garantizada su autonomía. Han olvidado la enseñanza de San Pío X en su encíclica Vehementer Nos, cumpliéndose como profecía su advertencia de que la teoría de la separación Iglesia-Estado niega la constitución propia de la Iglesia, como persona de Derecho Divino, establecida por el mismo Jesucristo, para reducirla a una mera asociación privada sometida al derecho civil y al arbitrio de las autoridades temporales.

Ahora, al conceder los obispos que la celebración del culto público esté condicionada a la aprobación de los tales protocolos por parte de las autoridades civiles, han puesto ellos mismos el hacha en manos de sus verdugos, pues han admitido la posibilidad de que el Estado regule y juzgue sobre las materias eclesiásticas, y es un arma que no soltarán de buen grado. Para la muestra, Claudia López, fiel a su agenda de muerte, ya ha dejado ver que tiene la intención de mantener a los católicos privados de la eucaristía de forma indefinida y sin razón.

Que López, inmoral confesa, utilice su poder para perseguir a la Iglesia no es de extrañar. Que Duque, que por más que aparenta ser católico trabaja para George Soros, lo haga, tampoco sorprende. Lo que sí sorprende, es que los obispos, en este caso Mons. Iván Marín López, también utilicen su poder para perseguir a los sacerdotes que fieles a su misión y al ejemplo apostólico "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres", y arriesgan todo para atender la necesidad espiritual de las almas a su cargo.

Todo nuestro apoyo al P. Bernardo Londoño y a todos los sacerdotes que han seguido impartiendo los sacramentos a los fieles, a pesar de la jacobina prohibición y el servilismo episcopal. 
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