NUEVA YORK, 3 de octubre (C-Fam) Es un ritual conocido. La respuesta de los medios a las últimas proyecciones demográficas de la ONU se divide entre un eventual interés y pánico, con una abundante guarnición de recomendaciones políticas.
Para los alarmistas, la posibilidad de que el crecimiento de la población pueda estabilizarse después del año 2100 en vez de antes constituye un llamado a la acción. En una conferencia de prensa, el funcionario de la ONU Thomas Gass dijo que el mundo debe garantizar la «centralidad de los asuntos demográficos en la agenda de desarrollo post 2015». En términos de políticas, esto significa intensificar la promoción de la anticoncepción, particularmente en los países en desarrollo y muy especialmente en África.
Las nuevas proyecciones demográficas, publicadas en la revista Science, emplean métodos estadísticos modernos que incorporan datos históricos para reducir el grado de incertidumbre en las predicciones.
Este enfoque tiene críticas. El demógrafo Nicholas Eberstadt señala que ningún modelo estadístico puede eludir el hecho que «[l]a fertilidad mundial es una cuestión de voluntad humana» e indica que los expertos tienen dificultades para explicar los patrones de fertilidad históricos, y, mucho más, anticipar los futuros.
Eberstadt tiene mucha más seguridad al predecir que los activistas demográficos maltusianos sacarán partido de este informe para volver a despertar inquietudes sobre los niveles de población mundial (temores que habían disminuido conforme se desaceleró el crecimiento demográfico mundial y los catastróficos sucesos demográficos antes pronosticados no se materializaron).
En una sección titulada de manera contundente “Don’t Panic” («No temas»), The Economist enumera artículos que muestran gran inquietud ante las nuevas cifras. Luego precisa que las proyecciones básicamente repiten lo que fue dicho antes en reiteradas ocasiones, solo que con mejores matemáticas.
«La población se está estabilizando y a la larga se estabilizará en cualquiera de estos supuestos, sea antes o después de 2100», comentó el renombrado experto en población David Lam.
En la ONU, los debates sobre población inevitablemente se transforman de predicciones en aspiraciones, con el supuesto implícito de que el crecimiento demográfico es algo que debe evitarse. En respuesta a Eberstadt, el coautor del estudio y director de la División de Población de la ONU John Wilmoth llegó a la conclusión de que: «Alcanzar esta menor trayectoria [demográfica] requerirá políticas apropiadas, a saber, mejor acceso a la anticoncepción y educación en países con fertilidad alta».
El supuesto de Wilmoth de que el acceso a los anticonceptivos es una pieza clave faltante en áreas con fertilidad alta como el África subsahariana es común, pero no cuenta con el respaldo de la información: menos del 2% de las mujeres casadas encuestadas en esa región mencionó la falta de acceso como motivo para no usar anticonceptivos.
El artículo publicado en Science define la «necesidad insatisfecha de anticonceptivos» como «la diferencia entre la demanda de anticonceptivos y su uso». Esta definición es promovida por John Bongaarts, del Consejo de Población, quien escribe: «se supone que las mujeres casadas que son fecundas y no desean quedar embarazadas pronto tienen necesidad de métodos anticonceptivos», a la vez que señala que «algunas de esas mujeres practican la anticoncepción y otras no». En realidad, los datos de las encuestas muestran repetidas veces que más mujeres mencionan la oposición personal a la anticoncepción en vez de la falta de acceso al explicar la causa de su «necesidad insatisfecha».
«La División de Población ha tenido históricamente una reputación de imparcialidad», sostuvo Susan Yoshihara, Directora de Investigación de C-Fam y coeditora del libro Population Decline and the Remaking of Great Power Politics (La disminución demográfica y la transformación de la política de los grandes poderes). «Los dos últimos directores, no obstante, no han sido tímidos al promover sus opiniones personales sobre políticas, concretamente, que las familias más pequeñas son mejores».
El continente africano sigue siendo desconcertante para los demógrafos que presupusieron equivocadamente que una mejor educación para la mujer y el incremento en el acceso a los anticonceptivos haría caer las tazas de nacimientos.
Reuniones recientes en la ONU han promovido la idea de que la reducción del tamaño de las familias en África provocaría un «dividendo demográfico». El Director del Fondo de Población de las Naciones Unidas, Babatunde Osotimehin, admitió que las familias numerosas son parte de la cultura africana, a la vez que añadió: «la cultura es dinámica... lo que yo hago ahora no es lo que hizo mi padre».
Al instar que se haga más hincapié en la planificación familiar, el padre nigeriano de cinco hijos dijo que es esencial «enfrentar el hecho de que [el desarrollo] será imposible si las mujeres tienen seis, siete, ocho hijos».
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
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