El día de ayer se conoció por parte de los medios de comunicación que la senadora liberal Viviane Morales, y su esposo Carlos Alonso Lucio, sostuvieron una reunión con la delegación de las FARC en La Habana para discutir aspectos del “enfoque de género” en los acuerdos entre el gobierno nacional y las FARC. Al final, la senadora publico un comunicado conjunto en que se adhiere a la tesis de las FARC de que el “enfoque de género” puede mantenerse en los acuerdos si se “aclara” que se refiere exclusivamente al trato diferencial hacia las mujeres.
Este es el texto del comunicado:
En esta etapa de construcción de consensos por la paz, nos reunimos en La Habana, los días 23 y 24 de octubre, la Delegación de Paz de las FARC-EP, Viviane Morales y Carlos Alonso Lucio, en condiciones de senadora y de líder cristiano, con el fin de escuchar sus propuestas para revisar y enmendar el Acuerdo Final de Paz, atendiendo a las observaciones públicas que han formulado distintos sectores cristianos.
Con base en las conversaciones sostenidas y en el intercambio respetuoso y cordial de criterios y opiniones, concluimos en que las FARC-EP, en uso de su autonomía y competencias, como una de las partes en diálogo, llevarán ante el Gobierno Nacional para su análisis y posible incorporación al Acuerdo, los siguientes puntos:
-1. Una redacción que constituya criterio de interpretación en relación con el “enfoque de género” bajo el entendimiento claro de que se refiere a la reivindicación y protección especial de los derechos de la mujer como víctima principal del conflicto y como protagonista esencial en la construcción de la paz y el posconflicto.
2. Que sobre el “enfoque de género” de los Acuerdos se sentarán los elementos suficientes que permitan, a posteriori, por instancias públicas o privadas, interpretaciones inequívocas respecto al concepto de la familia redactado con claridad en el artículo 42 de la Constitución Política.
3. Que, en tal sentido, los planteamientos referidos a la no estigmatización y a la no victimización de cualquier población vulnerable, redactados en el Acuerdo, deben armonizar con la libertad de conciencia, la libertad religiosa, el derecho a la autonomía educativa de las instituciones, y con el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos conforme a sus principios y valores.
-4. El Acuerdo deberá incorporar entre las víctimas del conflicto, el reconocimiento y visibilizarían de quienes fueron víctimas en razón de sus creencias religiosas, particularmente de los pastores y comunidades cristianas.
-5. Deberán reconocer a las iglesias cristianas entre los actores de la reconciliación para la paz, posibilitando su participación dentro de las etapas de la implementación de los Acuerdo. Tal situación, debe darse en todos los espacios de participación ciudadana, incluyendo los espacios de trabajo sobre temas de familia, libertad de religión y libertad de conciencia, en el marco de la comisión de implementación, seguimiento, verificación y resolución de diferencias. Asimismo, contarán las congregaciones de fe y cultos religiosos, incluyendo al cristianismo, con espacios de participación en las instancias de construcción de paz surgidas del Acuerdo, que sean pertinentes, en función de la consolidación de la reconciliación y la paz.
Los esfuerzos consignados en este documento, los hacemos inspirados en el ánimo de construir el mayor consenso posible en el camino de la paz para Colombia.
Fraternalmente:
DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EP
VIVIANE MORALES (Senadora de la República)
CARLOS ALONSO LUCIO (Líder Cristiano).
Como se mencionó anteriormente, en el comunicado se observa que Morales y Lucio, promotores del Referendo contra la adopción por parejas homosexuales, compraron la tesis de que el “enfoque de género” pactado entre el gobierno y las FARC se refiere exclusivamente al reconocimiento y protección especial de la mujer como víctima del conflicto. Esta es la misma tesis de Mons. Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, cuando defendió que no había ideología de género en los acuerdos.
Lo que ni Mons. Castro, ni la pareja de protestantes parecen percibir, es que el uso del concepto “género” para referirse a la diferencia entre hombres y mujeres, es uno de los elementos nucleares que marcan la transición entre el feminismo y la agenda homosexual en lo que se ha denominado “Ideología de Género”. La Ideología de Género no surgió de la nada sino que es el producto de la evolución del pensamiento marxista hacia los aspectos sociales y culturales señalados por la Escuela de Frankfurt como factores de desigualdad.
Cuando se publicó el acuerdo sobre género en La Habana, muchos se preguntaban qué tenía que ver la agenda homosexual con la lucha marxista-leninista de las FARC. Esto evidencia una desprevención total frente a la evolución que ha sufrido la ideología marxista, de la cual el animalismo, el ecologismo o la agenda homosexual son sus últimas manifestaciones. Marx redujo la historia a la dialéctica entre un sistema opresor y una “clase” oprimida. Aunque en sus inicios tal opresión era definida en términos estríctamente económicos, ideólogos marxistas posteriores como Antonio Gramsci llevaron el concepto al campo social, y en el siglo XX feministas como Simone de Beauvoir, a quien cita Humberto de la Calle en su discurso sobre el enfoque de género, utilizaron el paradigma marxista para describir las relaciones entre hombres y mujeres.
Este es el origen de la disociación entre “sexo” como dato biológico, y “género” como realidad socio-cultural. Para Beauvoir lo que se entiende socialmente por “ser mujer” o “feminidad” es una imposición cultural a través de la cual se introduce a las mujeres una mentalidad que garantiza su sumisión ante los hombres y mantiene su exclusión de la vida pública y la independencia reservada a los hombres. Esto incluye evidentemente el rechazo a la visión cristiana del matrimonio y la familia en que marido y mujer conforman “una sola carne” (Mt 19, 5) y el marido se hace cabeza del hogar (Ef 5, 23).
Esa filosofía es el punto de partida de los “estudios de género”, “teoría de género” o “perspectiva de género”. Tal línea de pensamiento ha desarrollado los postulados del feminismo neomarxista, llevando esa separación entre “sexo” y “género” al campo de la sexualidad. De ahí, feministas como Judith Butler han reivindicado el sexo como mera construcción social, para defender la homosexualidad o transexualidad como meras expresiones de la autoconstrucción de la identidad humana.
Esa es, brevemente, la genealogía de la ideología de género, tal como pretende ser introducida en los contenidos educativos de los programas de educación sexual, y tal como viene siendo aplicada desde altas esferas del Estado al reivindicar la homosexualidad y la transexualidad como opciones igualmente válidas y equiparables a la sexualidad natural en el contexto de la familia. Ellos niegan la Ideología de Género, y prefieren llamarlo “enfoque de género” o “perspectiva de género”, pero en sus declaraciones evidencian que se trata exactamente de lo mismo. Le llamamos “Ideología de Género” para resaltar que se trata de una visión sesgada de la realida basada en la aplicación de principios de la ideología marxista, absolutamente infundados.
Por eso, las FARC y el gobierno nacional han tratado de vender el “enfoque de género” como si se refiriese específicamente a la mujer, cosa que han negado los mismos redactores de la subcomisión de género. En realidad se trata de un retroceso estratégico a una fase anterior del desarrollo de la misma ideología, conscientes de que la introducción de tales principios (la disociación entre el “sexo” biológico y el “género” construido) tarde o temprano llevará a las mismas conclusiones. Por eso, cuando Viviane Morales, o Mons. Luis Augusto Castro defienden el “enfoque de género” como si se tratase de una perpectiva inocua, en realidad están defendiendo la “ideología de Género” sólo que en su etapa larval.
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