El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) informó el día de ayer que le aprobó a Profamilia la comercialización de Mifepristona, un medicamento oral para provocar el aborto. La decisión del Invima parece ignorar los riesgos conocidos que la Mifepristona, también conocida como RU-486, representa para la salud de las mujeres.
La mifepristona actúa sobre el enometrio, bloqueando la actividad secretora y provocando la erosion de las paredes del útero, y buscando el desprendimiento del embrión. Además, al no poder la progesterona desarrollar su normal actividad biológica, aumenta la contractilidad del músculo uterino y facilita el reblandecimiento y dilatación del cervix, todo lo cual conduce a la expulsión del embrión, para lo cual se acostumbra combinarla con Misoprostol.
Aunque se calcula la eficacia abortiva de la Mifepristona en el 95% de los casos, en los casos en que falla, especialmente en embarazos más avanzados, la RU-486 combinada con Misoprostol presenta un muy alto riesgo de generar malformaciones en el niño por nacer. También existen considerables riesgos de sufrir infecciones a causa del sangrado.
Pero el principal riesgo de la RU-486 radica en la intención de la industria abortista con el medicamento. El aborto químico es promocionado como la solución para “des-medicalizar” del aborto, pretendiendo que las mujeres puedan abortar con la mera prescripción y la ingesta del medicamento en el hogar. No obstante, luego de varias muertes por hemorragia e infecciones, varios países han requerido que la Mifepristona sea administrada directamente por el médico y requiera varias visitas y controles. Aún así, en Estados Unidos, se ha denunciado que la abortista Planned Parenthood ignora las normas de la FDA y distribuye la Mifepristona para que las mujeres la tomen en sus casas.
En los últimos años se ha descubierto la posibilidad de revertir un aborto realizado con Mifepristona, a través de la administración oportuna de Progesterona.
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