En el contexto de la Marcha anual por la Vida en Roma, se viene llevando a cabo en la capital italiana el Rome Life Forum, una conferencia de organizaciones pro-vida y pro-familia de todo el mundo, organizada por la plataforma Voice of the Family, con la participación especial del Cardenal Raymond Leo Burke, el Cardenal Carlo Caffarra y Mons. Athanasius Schneider. En el foro, el Cardenal Bruke hizo un llamado a todos los católicos “trabajar por la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María”.
El cardenal Burke ha explicado que la petición de la consagración de Rusia es un reconocimiento de la importancia que este país sigue teniendo en el plan de Dios para la paz y un signo de profundo amor por nuestros hermanos y hermanas en Rusia.
“Ciertamente, el Papa San Juan Pablo II consagró el mundo, incluyendo Rusia, al Inmaculado Corazón de María el 25 de marzo de 1984. Sin embargo, hoy, una vez más, escuchamos la llamada de la Virgen de Fátima a consagrar Rusia a su Inmaculado Corazón, de acuerdo con su instrucción explícita”, ha afirmado el purpurado.
El cardenal Burke describe seis medios que la Virgen dio en Fátima para que los fieles participen en la restauración de la paz en el mundo y en la Iglesia: rezar el Rosario cada día, llevar el escapulario, hacer sacrificios, reparar las ofensas al Inmaculado Corazón por medio de la devoción del Primer Sábado, la conversión a Dios y la petición al Romano Pontífice, en unión con todos los obispos del mundo, de consagrar Rusia a su Inmaculado Corazón.
Por su parte, el cardenal y arzobispo emérito de Bolonia, Carlo Cafarra, ha ofrecido en el Rome Life Forum una disertación sobre los signos apocalípticos de la sociedad actual: el aborto y la exaltación de la homosexualidad.
Primer signo apocalíptico, la legitimación del aborto
Sobre el primero, la legitimación del aborto, el cardenal Cafarra explica que consiste en transformar un crimen en un derecho: “No estoy hablando del aborto como un acto perpetrado por una sola persona, estoy hablando de la amplia legitimación de este, de un sistema judicial capaz de transformar el aborto en un derecho subjetivo, que pertenece a una categoría ética”. “Esto significa llamar bien a lo que está mal, y ver luz, donde realmente hay sombra”, continúa el prelado.
Carlo Cafarra explica que la lógica que envuelve todo ese “ennoblecimiento” del aborto es la “profunda negación de la verdad sel ser humano”, al mismo tiempo que defiende que la única respuesta para dar solución a esta lucha que enfrenta a la vida y al asesinato de inocentes es “dar testimonio de la Revelación Divina”.
‘La exaltación de la homosexualidad niega la verdad del matrimonio’
Respecto al segundo signo apocalíptico, la exaltación o ennoblecimiento de la homosexualidad, el cardenal explica que “niega por completo la verdad del matrimonio y la mente de Dios Creador con relación a la unión entre un hombre y una mujer”.
“La Divina Revelación nos enseña lo que Dios piensa acerca del matrimonio: la unión entre un hombre y una mujer, la fuente de la vida. En la mente de Dios, el matrimonio tiene una estructura permanente, basada en la dualidad del ser humano: la feminidad y la masculinidad”, sentencia.
Asimismo, el prelado señala que “hay dos pilares de la creación: la persona humana en su irreductibilidad al universo material y, por otro lado, la unión conyugal entre un hombre y una mujer, el lugar en el que Dios crea nuevos seres humanos ‘a su imagen y semejanza’. La concepción del aborto como un derecho subjetivo es la demolición del primer pilar. El ennoblecimiento de las relaciones homosexuales, equiparadas con el matrimonio, es la destrucción del segundo pilar”, ha defendido el arzobispo durante su intervención.
A modo de conclusión, Cafarra explica que esto forma parte de una “espantosa estrategia de la mentira construida alrededor del profundo desprecio al ser humano”. Defiende que esta estrategia trata de convencer al ser humano de que “la Verdad no existe y que la búsqueda de esta solo le llevará a una vida infeliz”. “Esta mentira convence al ser humano de que el hombre es incapaz de encontrar la Verdad y trata de situar en su corazón la idea de que el amor es simplemente una máscara de felicidad”.
La necesidad de ‘dar Testimonio’
El prelado señala que el Nuevo Testamento muestra la importancia y la necesidad de tanto la Iglesia como los cristianos de dar testimonio frente a estos signos apocalípticos, al mismo tiempo que explica los tres significados fundamentales que constituyen el testimonio:
-En primer lugar, el testimonio definido como “hablar, anunciar pública y abiertamente”. Cafarra defiende que aquel que no da testimonio “es como un soldado que huye en el momento más decisivo de la batalla”. Nos llama a ser testimonio de la Verdad y destaca la “March For Life” como un ejemplo de ello.
-A continuación, define el testimonio como “anunciar pública y abiertamente la Revelación Divina”, que envuelve la evidencia original, descubierta sólo mediante la razón bien empleada. El testimonio como el anunciamiento de el Evangelio de Vida y del Matrimonio”.
-Por último, el arzobispo emérito de Bolonia muestra el testimonio como “anunciar pública y abiertamente el Evangelio de Vida y del Matrimonio como si estuviéramos en un juicio”. “He hablado sobre una confrontación, y esta confrontación está adoptando la apariencia de un juicio, de un proceso legal, en el que el acusado es Jesucristo y la palabra del Evangelio. Como en cada proceso legal, también debe haber testigos a favor del acusado. Defender a Jesús y el Evangelio supone hacerlo en un contexto de hostilidad, de reto. Las alternativas son, o bien permanecer en silencio, o salir en su defensa.
‘La batalla final tendría lugar en el terreno del matrimonio y la familia’
La reflexión del cardenal Cafarra, ha explicado, nace de la carta que le envió Sor Lucía de Fátima en 1981. En esta carta, Sor Lucía decía que “la batalla final entre Dios y Satanás tendrá lugar en el terreno del matrimonio y la familia” y le advertía de que “los que se dedican a defender el matrimonio y la familia serán perseguidos”, pero le invitaba a no tener miedo, porque “la Virgen ya ha aplastado la cabeza de la serpiente”.
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