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martes, 20 de junio de 2017

La Pontificia Academia para la Vida ha dejado de ser la que Juan Pablo II y Jerôme Lejeune fundaron

franpaglia2Se ha hecho público a través de L’Osservatore Romano el nombramiento de los nuevos miembros de la Pontificia Academia para la Vida. Como puede verse en el blog de Sandro Magister, el Papa ha reinstalado a algunos de los anteriores miembros, y nombrado otros nuevos. Los que se quedan, son principalmente nombres de gran prestigio para la Academia, cuya no re instalación hubiera sido inevitablemente controversial (Card. Carlo Caffarra, Card. Elio Sgreccia, Birthe Lejeune), mientras que abandonan la Academia, por orden del Papa Francisco, los más vinculados al activismo provida y pro-familia (Christine De Marcellus Vollmer, María Mercedes Arzú de Wilson, Jaroslav Sturma, Philippe Schepens, Thomas William Hilgers), así como expertos de renombre que han sido críticos con la comunión para los adúlteros públicos según Amoris Laetitia (Robert Spaemann, John Finnis, Luke Gormally, Josef Maria Seifert, Wolfgang Waldstein).

Pero donde más se evidencia el cambio que el Papa Francisco quiere para la Pontificia Academia para la Vida, es en los nuevos nombramientos: Ya no será necesario que los miembros de la academia sean católicos o siquiera pro-vida, pues entre los nuevos nombres hay protestantes, ateos, judíos y musulmanes, así como personas pro-aborto, pro-eutanasia, y pro-agenda LGBT. Entre los 17 neo nominados, tres no son cristianos: el japonés y premio Nobel de Medicina, Shinya Yamanaka, el musulmán tunecino Mohamed Haddad y el judío israelita Avraham Steinberg, director de la Unidad de Ética de la Medicina en el Shaare Zedek Medical Center, de Jerusalén, y director del Comité Editorial de la Enciclopeia Talmúdica.

Nigel Biggar, anglicano a favor del aborto

Entre los nuevos miembros no católicos, figura el nombre de Nigel Biggar, profesor de Teología Moral y Pastoral y director del McDonald Center for Theology, Ethics and Public Life en la Universidad de Oxford. En el año 2011, Biggar declaró en un diálogo con Peter Singer recogido por la revista Stand Point que “no está claro que un feto humano sea el mismo tipo de cosa que un adulto o un ser humano maduro y que, por consiguiente, merezca completamente el mismo trato”. Asimismo, apoyó que se permita el aborto en las primeras fases de la gestación: “Me inclinaría a trazar la línea para el aborto en las 18 semanas después de la concepción, que es más o menos el primer momento en que hay una cierta evidencia de actividad cerebral, y, por tanto, de conciencia.”

El Arzobispo Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, y del Pontificio Consejo para la Familia, ha defendido el nombramiento de Biggar, acusando a los medios católicos de “sensacionalismo”, y diciendo que aunque conocían las posturas de Biggar, éste nunca las ha expresado por escrito.

P. Maurizio Chiodi, contrario a la Humanae Vitae y favorable a la eutanasia.

Otro de los nombres más controversiales es el del teólogo moralista Maurizio Chiodi, docente en la Facultad de Teología de Milán y de Italia Septentrional. Chiodi se ha expresado desde hace tiempo en términos críticos sobre puntos importanes de la “Humanae vitae”, de “Donum vitae” y de “Evangelium vitae”. Está también en evidente discontinuidad con la encíclica “Veritatis splendor” de Juan Pablo II, mientras que por el contrario parece en sintonía con las aperturas actuales a un nuevo “discernimiento” sobre cuestiones como la anticoncepción, la fecundación in vitro, las orientaciones sexuales, “gender”, la eutanasia pasiva y el suicidio asistido.

Recientemente, el grupo dirigiso por el P. Chiodi para la revista jesuita italiana Aggiornamenti Sociali, ha publicado un apoyo a la legalización de la eutanasia en Italia afirmando que “En el pensamiento católico se afirma a menudo que estos medios son siempre obligatorios; En realidad, la ANH [nutrición artificial e hidratación] es una intervención médica y técnica y, como tal, no evita el juicio de proporcionalidad.” Contrariando a las instrucciones de Juan Pablo II y la Congregación para la Doctrina de la Fe, que señalan que “la administración de agua y alimento, aunque se lleve a cabo por vías artificiales, representa siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico. Por tanto, su uso se debe considerar, en principio, ordinario y proporcionado, y como tal moralmente obligatorio, en la medida y hasta que demuestre alcanzar su finalidad propia, que en este caso consiste en proporcionar alimento al paciente y alivio a sus sufrimientos.”

Avraham Steinberg, judío defensor del aborto y la Fecundación in Vitro

Reportes similares se han escuchado del rabino judío Avraham Steinberg, quien defiende el aborto, la fertilización in-vitro y el diagnóstico genético previo a la implantación. En 2008, Steinberg dijo a la Radio National de Australia que el embrión no tiene “estatus de humano” antes de los 40 días, y después de los 40 días tendría “un cierto estatus de ser humano, no un estatus pleno”.

Según el rabino, “El aborto no es permisible bajo la ley judía, pero si la situación de la madre está afectada psicológicamente al punto en que le podía causar un problema serio, entonces el aborto podría ser permisible a pesar del hecho de que por el bien del feto no deberíamos permitirlo”. Así, “caso por caso, el aborto podría ser ocasionalmente permisible, algo que probablemente nunca se ha visto desde la perspectiva católica.”

Steinberg también ha defendido el tamizaje genético pre-natal para discapacitados, para que los padres puedan “evitar el nacimiento de un niño Tay-Sachs o un niño con fibrosis quística, y así”, así como la investigación con células madre embrionarias, que implican la destrucción de embriones, afirmando que un embrion de pocos días “no es un ser humano, y en consecuencia no se comete un asesinato:”

Anne-Marie Pelletier, defensora de la comunión para adúlteros

Otro de los nombramientos llamativos es el de Anne-Marie Pelletier, profesora de Sagrada Escritura, Biblia y Liturgia en la École Cathédrale y el Studium de la Facultad Notre Dame  del Seminario en París, Profesora de Antropología Filosófica y Bíblica en el Studium Théologique Inter Monastéres (Francia). Pelletier es recordada por haber sido elegida por el Papa Francisco para escribir las meditaciones del Viacrucis de 2017, así como haber participado en 2015 en la reunión secreta de obispos alemanes, franceses y suizos con el propósito de manipular el Sínodo de la Familia.

En tal reunión, Pelletier afirmó que la enseñanza de Jesús contra el adulterio, contenida en Mateo 19, 3-12, debería ser “actualizada” y ser “traducidas una y otra vez en el presente”, pues “se refieren a condiciones de vida que simplemente ya no son válidas por los cambios sociales y culturales.”

Los nuevos estatutos ya no exigen el juramento de Jerôme Lejeune

Al fundarse la Pontificia Academia para la Vida por el Papa Juan Pablo II, el Dr. Jerôme Lejeune redactó la Declaración de los Servidores de la Vida, como un juramento para ser firmado por los nuevos miembros de la academia al ser admitidos, y que reza:

Ante Dios y ante los hombres, declaramos que todo ser humano es para nosotros una persona. Desde la concepción hasta la muerte natural es el mismo ser que se desarrolla, madura y muere. El respeto absoluto de los pacientes no depende ni de la edad ni de la enfermedad. Al igual que la medicina permanece al servicio de la vida hasta su final, de igual modo la protege desde su inicio. Desde la concepción, la persona es inalienable. El óvulo fecundado, el embrión, el feto, el recién nacido, no pueden ser sometidos a la explotación.

Pues bien, en los nuevos estatutos de la Academia, hechos por el Papa Francisco, se ha eliminado la invitación a la firma de esta declaración y se sustituye por un compromiso genérico que dice “Los nuevos Académicos se comprometen a promover y defender los principios relativos al valor de la vida y de la dignidad de la persona humana”.

Mons. Vincenzo Paglia ha defendido la reforma diciendo que “los nuevos Estatutos requieren un mayor compromiso por parte de los miembros con la enseñanza provida de la Iglesia. Los nuevos estatutos exigen a los Miembros promover y defender los principios del valor de la vida y la dignidad de la persona, interpretados en conformidad con el Magisterio de la Iglesia.” mientras que “Los antiguos Estatutos contenían sólo una invitación, no un requerimiento, a firmar un documento separado referente a esos principios. (…) Creemos que los nuevos Estatutos están redactados de manera que expresan ese compromiso con más claridad y con más fuerza que la versión antigua.”

Sin embargo, los nuevos nombramientos desmienten lo dicho por Mons. Paglia, pues si fuera cierto que los nuevos estatutos exigieran mayor compromiso de los académicos con la enseñanza de la Iglesia, ninguna de estas personas podría haber sido nombrada como miembro de la misma.

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