Agradecemos de corazón a todos los colombianos que se unieron el pasado viernes al rezo del Santo Rosario para librar a Colombia de la amenaza comunista. La movida de Santos para forzar la aprobación de las curules especiales utilizando al Consejo de Estado para pasar por encima del Congreso, es otra prueba de cómo desde el poder están dispuesto a todo, sin reparos legales, morales o políticos, para imponer la agenda de La Habana. No obstante, confiemos en que la Santísima Virgen no dejará nuestras plegarias sin ser escuchadas, puesto que "Si Dios está con nosotros ¿Quién podrá contra nosotros?" (Rom 8, 31).
Y si en Colombia la aplanadora santista emplea a fondo las redes de corrupción con que ha tomado control de todas las ramas del poder público, para imponer el acuerdo con las FARC en contra de la voluntad popular, dentro de la Iglesia Católica las cosas no están mejores. Con la orden del Papa Francisco de publicar la carta que envió a los obispos de Buenos Aires en las Actae Apostolicae Sedis, llamándolo “auténtico magisterio”, se confirma que su intención es ordenar la admisión de los adúlteros públicos a la comunión, en contra de los enseñado por Benedicto XVI, Juan Pablo II y todos los Papas anteriores. Como si fuera poco, el Papa Francisco ha mencionado que haría algunas “correcciones” al Catecismo de la Iglesia Católica para cambiar su enseñanza sobre la pena de muerte, y aún más recientemente, dijo que habría que cambiar el texto del Padrenuestro “porque Dios no tienta a nadie”, en contra de lo que el texto latino y el original griego dicen.
Por eso, siguiendo con la convocatoria hecha por el Ejército del Santo Rosario, para rezar un millón de rosarios por Colombia, se nos ha ocurrido extender esta intención a las demás prácticas de piedad propias del Adviento y la Navidad. La práctica tradicional de rezar novenarios antes de una fiesta en particular siempre ha estado asociada a pedir una gracia o favor en particular, algo que tal vez se ha ido perdiendo para la Novena de Navidad. Por esto, invitamos a todos a que la Novena de Aguinaldos de este año la ofrezcamos para que Dios preserve y proteja la Santidad de la Iglesia Católica, y por nuestra patria, para que el Sagrado Corazón de Jesús no permita que sea castigada con el flagelo del Comunismo, que nuestras faltas nos han merecido. Confiemos en su promesa de que “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de tu infancia y nada te será negado”, y esperemos en su Voluntad.
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