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viernes, 29 de agosto de 2014

¿Somos sólo "un grupo de católicos" que rechazamos la exposición "mujeres ocultas?

Procesión Santísimo

El día de ayer, 27 de agosto, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordenó la suspensión de la exposición "mujeres ocultas", acogiendo las medidas cautelares solicitadas en un proceso de tutela que presentaron varios ciudadanos. Luego de esa suspensión, los medios de comunicación han afirmado que la suspensión se debe a la protesta de "un sector del Catolicismo", específicamente el grupo Voto Católico Colombia. Por esta razón queremos ayudar a los medios de comunicación, a entender que la reacción contra la exposición no pertenece a ningún sector de la Iglesia en particular, sino que es la Iglesia en su conjunto la que se ha movido por diversas vías.

Podemos empezar señalando que la primera acción de protesta en contra de la exposición, fue una carta enviada por el Arzobispo de Bogotá, Card. Rubén Salazar Gómez a la Ministra de Cultura, el 9 de julio, en la cual pedía al gobierno nacional "abstenerse, en el futuro, de brindar apoyo – directo o indirecto – a exposiciones, eventos o muestras artísticas que utilicen imágenes u objetos sagrados de la fe cristiana católica".

Quienes nos informaron de la realización y el contenido de la exposición, fue un grupo de miembros de la Academia de Historia Eclesiástica de Bogotá. Ellos presentaron el primer derecho de petición contra la autorización de la exposición, dirigido a la directora del Museo Santa Clara y la Ministra de Cultura. Este recurso fue acompañado por la Asociación Católica de Obras para la Orientación de la Joven, que presentó otro similar.

Al tener conocimiento de la exposición, decidimos crear una petición online para recoger firmas electrónicas en contra de la exposición. La petición fue redactada como derecho de petición, y sin embargo, aunque los primeros correos fueron enviados el 5 de agosto el Museo Santa Clara no dio respuesta ninguna a la petición sino hasta el día de ayer. Hoy la petición ha sido firmada por más de 13.900 personas, que en su condición de católicos rechazan la ofensa que la exposición hace contra el sacramento de la Eucaristía.

También hubo una solicitud formal al Ministerio de Cultura, por parte de la Senadora María del Rosario Guerra, quien la radicó como constancia ante la plenaria del Senado de la República. Al mismo tiempo, ante la no respuesta por parte del Ministerio la Asociación Católica de Obras para la Orientación de la Joven presentó dos recursos de revocatoria directa contra el acto administrativo con que se autorizó la exposición, enviados con copia a la Presidencia de la República.

En ese entonces, la Ministra de Cultura dijo en una entrevista ante Blu Radio, que el Cardenal Salazar había visto fotos de la exposición y no las había encontrado ofensivas. Esto motivo una enérgica respuesta por parte del presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Mons. Luis Augusto Castro, quien reiteró la solicitud hecha por el Cardenal, pues la exposición “utiliza indebidamente reproducciones de objetos sagrados e imágenes religiosas. Además, la utilización de la antigua Iglesia de Santa Clara para ese propósito, hiere la sensibilidad religiosa y cultural de numerosos ciudadanos, no sólo católicos.”

Al mismo tiempo que la Conferencia Episcopal, las hermanas clarisas del Monasterio de Santa Clara de Bogotá, enviaron una carta al presidente de la República pidiendo la cancelación de la exposición, con el argumento de que "No se trata de censurar el arte, sino que esa expresión artística sea responsable con sus deberes sociales. Los exhortamos enérgicamente a revisar en sus conciencias, para que se evite causar un daño mayor a quienes, como nosotras, edificamos también a la Patria. Una exposición así no debería ser acogida al menos en el lugar que simboliza nuestro antiguo convento." Esta solicitud fue secundada por los monasterios de Clarisas de Bello-Antioquia, Cajicá-Cundinamarca y Montenegro-Quindío.

Ante la inminencia de la exposición, el Consejo Nacional de Laicos organizó una misa como acto de desagravio en la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, al mismo tiempo, un grupo de jóvenes católicos, identificados como “católicos indignados” decidió convocar a una manifestación pacífica en frente del Museo Santa Clara a la hora de la inauguración.

En ese momento, el pasado miércoles en la mañana, recibimos un par de mensajes por twitter diciendo que la exposición se había suspendido por medidas cautelares. La noticia nos tomó por sorpresa, ya que no teníamos conocimiento de que se hubieran presentado tutelas. Posteriormente pudimos enterarnos de lo ocurrido: Más de 70 ciudadanos pertenecientes a la comunidad católica Ejercito del Santo Rosario presentaron las tutelas, solicitando las medidas cautelares para proteger el derecho a la Libertad Religiosa, de la vulneración pretendida.

No, señores de los medios de comunicación, esta protesta no es sólo de un sector de la Iglesia Católica. La Iglesia tiene muchos miembros, pero el cuerpo es uno sólo, y en este caso, ha sido claro que fue la Iglesia en su conjunto la que se movilizó en contra de esa ofensa al Santísimo Sacramento. Algunos dirán “conozco a tal o cual católico que no se siente ofendido”, pero que haya algunos bautizados que estén por fuera del sentire cum ecclesia de los fieles laicos en comunión con sus pastores, sólo muestra la debilidad de la fe de muchos en nuestro país.

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