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viernes, 3 de abril de 2020

La prueba es tiempo de gracia: Consagración Personal, Familiar y Nacional al Sagrado Corazón de Jesús


El Mundo está en tiempo de prueba y castigo. No importa si el virus chino apareció por evolución natural en los murciélagos o si fue fabricado en el laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan (En donde, desde 2007 se investigaba con el virus del SARS y el Coronavirus de Murciélago), si se escapó por equivocación del laboratorio chino, o si fue liberado intencionalmente en lo que constituiría la primer arma biológica de destrucción masiva. Nada ocurre en el mundo sin que la Divina Providencia lo prevea y permita, y así como la Santísima Virgen en Fátima predijo la Segunda Guerra Mundial y la amenaza del Comunismo como un castigo que Dios envía al mundo para movernos al arrepentimiento de nuestros pecados, y este virus ha puesto a todos los países, ricos y pobres, ante la perspectiva segura de la muerte y la vanidad de las seguridades temporales.

Por lo mismo, no podemos menos que celebrar que el presidente Iván Duque haya dicho en su alocución del 25 de marzo "que Colombia se encomiende a nuestra Virgen de Chiquinquirá, esa patrona de Colombia, al Sagrado Corazón de Jesús" y esperamos que ese mensaje sea síntoma de que este gobierno se ha arrepentido de sus múltiples ofensas a Dios, como su promoción de la Ideología de género entre los niños, o su pretensión de liberalizar el aborto y criminalizar a los grupos provida. En todo caso, lo consideramos un acierto y reclamamos que en coherencia el presidente Iván Duque debería renovar de forma oficial, no privada sino en calidad de Jefe de Estado, la Consagración de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús.

De todas formas la situación es apremiante, y más al quedar los católicos privados de los sacramentos, no por disposición pública, sino por abandono por parte de los pastores. Conviene pues que cada persona y hogar se consagre también al Sagrado Corazón de Jesús.
"Me hizo ver, que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi sobre el corazón, para grabar en el, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir en él todos los movimientos desordenados. Que esparciría sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a abrazar esta devoción." Santa Margarita María de Alacoque, 1673.
Por eso, ponemos a su disposición la Consagración Personal, Familiar y Nacional al Sagrado Corazón de Jesús:

Consagración Personal al sagrado Corazón de Jesús

¡Sacratísima Reina de los cielos y Madre mía amabilísima! Yo N.N., aunque lleno de miserias y ruindades, alentado sin embargo con la invitación benigna del Corazón de Jesús, deseo consagrarme a Él; pero, conociendo bien mi indignidad e inconstancia, no quisiera ofrecer nada sino por tus maternales manos, y confiando a tus cuidados el hacerme cumplir bien todas mis resoluciones.
Corazón dulcísimo de Jesús, Rey de bondad y de amor, gustoso y agradecido acepto con toda la decisión de mi alma ese suavísimo pacto de cuidar Tú de mí y yo de Ti, aunque demasiado sabes que vas a salir perdiendo. Lo mío quiero que sea tuyo; todo lo pongo en tus manos bondadosas: mi alma, salvación eterna, libertad, progreso interior, miserias; mi cuerpo, vida y salud; todo lo poquito bueno que yo haga o por mi ofrecieren otros en vida o después de muerto, por si algo puede servirte; mi familia, haberes, negocios, ocupaciones, etc., para que, si bien deseo hacer en cada una de estas cosas cuanto en mi mano estuviere, sin embargo, seas Tú el Rey que haga y deshaga a su gusto, pues yo estaré muy conforme, aunque me cueste, con lo que disponga siempre ese Corazón amante que busca en todo mi bien.
Quiero en cambio, Corazón amabilísimo, que la vida que me reste no sea una vida baldía; quiero hacer algo, más bien quisiera hacer mucho, porque reines en el mundo; quiero con oración larga o jaculatorias breves, con las acciones del día, con mis penas aceptadas, con mis vencimientos chicos, y en fin, con la propaganda no estar a ser posible, ni un momento sin hacer algo por Ti. Haz que todo lleve el sello de tu reinado divino y de tu reparación hasta mi postrer aliento, que ¡ojalá! sea el broche de oro, el acto de caridad que cierre toda una vida de apóstol fervorosísimo. Amén.

Consagración del Hogar al Sagrado Corazón de Jesús

Sagrado Corazón de Jesús, que manifestaste a Santa Margarita María el deseo de reinar en las familias cristianas, hoy queremos reconocer públicamente Tu dominio absoluto sobre nuestra familia.
Deseamos, de ahora en adelante, vivir con Tu vida; deseamos dejar que esas virtudes se arraiguen y prosperen entre nosotros, por medio de las cuales Tú has prometido la paz aquí abajo; desterraremos lejos de nosotros ese espíritu del mundo que Tú maldijiste
Gobierna, por lo tanto, sobre nuestras mentes a través de la simplicidad de nuestra fe y sobre nuestros corazones a través del amor genuino con el cual arderán por Ti, cuya llama se mantendrá viva a través de la frecuente recepción de la Divina Eucaristía
¡Dígnate, oh Divino Corazón, presidir nuestras asambleas, bendecir nuestras empresas espirituales y temporales, disipar nuestras preocupaciones, santificar nuestras alegrías y aliviar nuestros sufrimientos.
Si alguno de nosotros tuviera en algún momento la desgracia de afligirte, recuérdale, oh Corazón de Jesús, que eres bueno y misericordioso con el pecador penitente.
Y cuando llegue la hora de la separación, cuando venga la muerte a echar la tristeza en medio de nosotros, haremos todo, tanto los que se van como los que se quedan, para estar resignados a tus decretos eternos.
Nos consolaremos con el pensamiento de que llegará un día en que toda la familia, reunida en el Cielo, podrá cantar para siempre Tu gloria y Tu misericordia.
Que el Inmaculado Corazón de María y el glorioso Patriarca San José te presenten esta consagración y la mantengan en nuestras mentes todos los días de nuestra vida.
Toda la gloria al Corazón de Jesús, nuestro Rey y Padre
Amén.

Consagración de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús

Señor Jesús, nuestro Redentor y Salvador: venimos ante Tí en este día de acción de gracias.
Tuyos somos y tuyos queremos ser y, para manifestar públicamente nuestra fidelidad, queremos en este día renovar como colombianos nuestra consagración a Tí: esa consagración que hicimos el día de nuestro bautismo.
Señor, necesitamos que renueves en nuestra patria la fuerza de la fe, sabemos que muchos aun no te han conocido, otros han rechazado tu evangelio y otros han renegado de tí. Te pedimos que, con la fuerza de tu Espirítu, los atraigas todos al amor de Padre, manifestado en tu divino corazón.
Señor, ejerce tu reinado de amor no sólo sobre aquellos que nunca se han alejado de Tí, sino también sobre aquellos que te han abandonado o viven una fe sin sentido: haz que todos vuelvan, como el hijo pródigo, a la casa paterna.
Mira, Señor, con amor a nuestra amada patria Colombia que consagramos orgullosos una vez mas a tu patrocinio, desde el océano atlántico hasta el océano pacifico, desde la Guajira hasta el Amazonas, desde Nariño hasta Arauca, desde san Andrés y Providencia hasta el Vaupés, todo el nuestro territorio quede marcado con la insigne imagen de tu corazón.
Tú sabes que la han invadido muchas semillas de maldad, de odio, de violencia. Tú  conoces que la idolatría de la riqueza y la corrupción han ahogado la verdad y la justicia. Concede a esta tu tierra colombiana por fin la tan anhelada paz que solo tu puedes traernos, y a nosotros, tus hijos, ayudanos a ser auténticos testigos de tu reino.
Concedenos igualmente, Señor Jesús, la gracia de que en Colombia se mantenga siempre viva la fe en tí y en tu Iglesia.
Finalmente te consagramos, Señor, nuestras familias, fundamento de la sociedad y de la Iglesia. Con el don de tu Espíritu fortalece y reanima nuestros hogares, para que cada uno sea de veras pequeña y primera comunidad cristiana, por la fe, la oración y el testimonio. Y que de ellas salgan legiones de hombres y mujeres que queriendo llevar una vida consagrada a tu servicio puedan saciar la inmensa sed de amor de tu adorable corazón.
Que la bandera tricolor baile gloriosa con el viento en este día de júbilo para todo nuestro pueblo, pues sabemos que el Rey y Señor ha estado grande con nosotros y sus proezas se conocen de extremo a extremo del mundo. Su corazón santísimo ha sido fuente inagotable de amor y bendición para nuestra tierra y lo seguirá siendo mientras levantemos con fe y humildad nuestros corazones al cielo.
Que en el mundo reine para siempre tu adorable corazón, Jesús dulce maestro, que llegue a nosotros tu Reino, el Reino de la verdad y de la vida, el Reino de la justicia, el amor y la paz.
Amén.

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