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miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿Quiénes son los que acusan al Papa ante la Corte Penal Internacional de La Haya?

Reproduzco aquí un artículo del P. Jorge Enrique Mujica L.C. en el Blog Actualidad y Análisis

La enésima acusación contra Benedicto XVI por el tema de los abusos contra menores por parte de algunos miembros del clero ha llegado nuevamente ante la Corte Penal Internacional de La Haya el 13 de septiembre de 2011.

En un dossier de más de 70 hojas se pide sea procesado por «crímenes contra la humanidad». La acusación se extiende a los cardenales Tarcisio Bertone, Angelo Sodano y William Levada. ¿Quiénes son los acusantes y qué hay en sus respectivos expedientes?

El primero de ellos es la «Survivors Network of those Abused by Priests» («SNAP», por sus siglas en inglés); «Center for Constitutional Rights» («CCR», por sus iniciales en inglés) es el segundo.

Un artículo publicado en diario digital italiano L´Occidentale (cf. «Ci mancava solo il Papa come Milosevic», 13.09.2011) evidenciaba los intereses lucrativos de estos grupos y revelaba quiénes son realmente las asociaciones.

En el primer caso recuerda que «es una asociación cuyos métodos de procedimientos en sus actividades no han convencido a la «BBB», la agencia de rating de la caridad estadounidense (es decir, de entes «non profit») que ni siquiera la considerado digna de ser definida «obra de caridad» (se puede conocer el resultado completo de juicio de la «BBB» sobre la «SNAP» en el siguiente enlace).

A continuación el artículo de L´Occidentale refiere dos casos de víctimas que habían estado vinculadas a la «SNAP» y han preferido abandonarla. Se trata de Michael Baumanny Key Ebeling cuyos testimonios sobre la experiencia en la citada asociación es poco menos que alentadora.

Por último, queda expuesto el hecho de que la «SNAP» se financia con dinero de los abogados a los que remite víctimas o presuntas víctimas en cuanto pueden ser clientes potenciales (se puede ver una lista en este enlace).

Pero aún hay más: uno de los mayores colaboradores de la SNAP, el doctor Steve Taylor, fue arrestado en 2008 por poseer más de 100 videos con imágenes pedo-pornográficas (véase el siguiente enlace). Aun conociendo estos hechos, el fundador y actual presidente de la asociación, Barbara Blaine, escribió cartas en defensa de Taylor, con peticiones «poco éticas» (véanse aquí en lengua inglesa).

Por cuanto toca a la segunda asociación, el «Center for Constitutional Rights», UCCR on line revela que se trata de una fundación impulsada por radicales de izquierda y comunistas de los años 60´s: «En el pasado ha defendido a los miembros de la Black Panther, la organización terrorista, marxista-leninista-maoísta de los Estados Unidos. Dos de sus fundadores, Kinoy y Kunstler, se declararon pro Fidel Castro, el dictador cubano ateo». La misma fuente revela que la fundación se financia con dinero de George Soros.

Como ya se había comentado al final de otro artículo (véase «Benedicto XVI fue espiado por la «Stasi»: revelaciones ante su inminente viaje a Alemania», 16.09.2011), según declaraciones de Cuno Tarfusser a «Radio 24», juez de la Corte, la denuncia tiene estrechas posibilidades de prosperar: «en la figura de crimines contra la humanidad sobre los que tenemos jurisdicción y competencia entran diversos tipo de conductas, entre las cuales los delitos de tipo sexual. Pero para que pueda haber una incriminación no basta haber cometido uno o más de estos, es necesario algo más, eso que nosotros llamamos elemento contextual. Esos hechos deben ser cometidos como derivaciones de un ataque a la sociedad civil, deben ser sistemáticos, muy difundidos y, sobre todo, detrás de ellos debe haber una especie de dirección, una política organizativa superior».

Llama la atención que en este caso la prensa haya apostado inmediatamente por una defensa del Papa y las numerosas iniciativas por él impulsadas para desterrar este mal en la Iglesia (se puede ver diversos titulares de prensa en el siguiente enlace en lengua italiana).

Sin dejar de recordar que un solo caso de abuso, dentro o fuera de la Iglesia, es ya demasiado, vistas con más pausa y profundidad las partes implicadas y las motivaciones publicitarias de fondo, no es que reluzca precisamente una confianza hacia ellas.

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