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lunes, 13 de febrero de 2012

Algunas preguntas y respuestas acerca del voto pro-vida

Voto Pro-vida Habrá a quien le parezca que los criterios que he presentado para señalar a los candidatos “no-eligibles” son bastante radicales y excluyen a la gran mayoría de candidatos, dejándonos con pocas o ninguna opción. En esta entrada responderé a algunas de esas posibles objeciones respecto del tema del aborto. Algunas de estas respuestas pueden ser aplicadas también para otros temas como la ideología de género o la libertad religiosa.
  1. ¿Por qué he de considerar temas como el aborto o la ideología de género en elecciones locales y regionales, para cargos que no tienen capacidad de decisión sobre estos temas?

    R: Los alcaldes y gobernadores, así mismo los concejos y asambleas, manejan presupuesto destinado a inversión social, como salud, educación y cultura, y en muchos casos administraciones abiertamente abortistas han utilizado este presupuesto para la promoción de la anticoncepción, el “sexo libre” y el aborto con el dinero de laos contribuyentes. El caso de la alcaldía del Polo Democrático Alternativo en la ciudad de Bogotá es absolutamente paradigmático.
  2. ¿Por qué no se puede votar por un candidato que pro-vida pero se encuentra en un partido programáticamente abortista?

    R: El ejemplo del voto de Jorge Londoño contra el PAL 6/11S es ilustrador, y además puede verse el mismo resultado en otros países, como España, en donde los políticos pro-vida dentro de un partido que es programáticamente abortista, son disciplinados para votar o actuar contra su conciencia.
  3. ¿Por qué no se puede votar por un candidato que dice estar en contra del aborto pero se atiene a las sentencias de la Corte Constitucional?

    R: Tal afirmación expresa una total contradicción y además revela una ausencia total de criterio moral y jurídico que debería ser razón suficiente para rechazar a ese candidato. El candidato que se atiene a lo que diga la Corte está declarando su moral totalmente heterónoma de un organismo totalmente falible y además sometido a las presiones políticas que ellos conocen perfectamente. Tal postura sólo puede ser emanada de un relativismo iuspositivista según el cual bien y mal son construcciones sociales institucionalizadas por el legislador. Pero además, la sentencia de la Corte Constitucional C-355 de 2006 adolece de una grave pobreza argumental, a la vez que se sustenta en una subversión del Estado de Derecho, Puesto que supone la competencia de la Corte Constitucional para decir quien es y quien no es un ser humano. Que un candidato diga someterse a tal sentencia sólo puede provenir de la incapacidad para percibir tal hecho o de la aceptación del mismo,  razones ambas para su descarte. Y es que por la misma razón, la sentencia de la Corte Constitucional no puede ser nunca considerada como una postura moderada, un punto medio, porque ya ha eliminado la causa que sustentaba la penalización del aborto. De ahí que sea abiertamente contradictorio autodenominarse pro-vida, y respetar la sentencia C-355 de 2006.
  4. ¿Por qué no se puede votar por un candidato que dice estar en contra del aborto pero a la vez dice no sentirse capaz de someter a las mujeres a la disyuntiva entre sufrir profundamente o ir a la cárcel?

    R:
    Esa postura, al igual que la anterior, revela una falta grave de criterios por parte del candidato. En este caso específico, la realidad es que suponer el aborto como solución a un dolor es una figuración arbitraria carente de todo fundamento. Son muchos los casos de mujeres que afirman no sentir dolor por el hecho de no haber abortado a hijos con discapacidades o producto de una violación y son aún ´mucho mayores los testimonios de mujeres que dicen haber sufrido mucho por haber abortado. Y es que en el fondo de esa cuestión, lo que hace que sea imposible de solucionar, es que el dolor, al igual que el placer, es una realidad absolutamente subjetiva e incomunicable. El gran problema en este caso está en la aberración jurídica que implica sustentar una ley en algo tan subjetivo como el placer o el dolor. Bajo la misma suposición podrían justificarse todos los crímenes habidos y por haber.
Y es que la realidad del siglo XX atestigua como de los peores crímenes de la historia son culpables tanto los políticos que los apoyaron como aquellos que simplemente los permitieron. A la hora de la verdad, un político que apoye, o que simplemente permita el aborto legal, es un peligro para la sociedad que pretende dirigir.

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