El día de ayer, la estatua de Cristo Rey en la ciudad de Cali amaneció con cartel gigante de color rojo y el mensaje: “Los corruptos son el anticristo. Francisco I”. En la base del cartel aparecía firmado “@tomatepartido”, que es el perfil en Twitter del ‘Partido del Tomate’. A las pocas horas de ser ubicado, las autoridades retiraron la pancarta por carecer de autorización. El ‘Partido del Tomate’ es un movimiento que surgió en las redes sociales luego de un par de actos en que agarraron a tomatazos una tela con el rostro de algunos personajes de la política.
El primero de estos actos ocurrió el día en que fue hundido el proyecto de “matrimonio” homosexual en el Senado de la República. A la hora de hundido el proyecto de ley, los ‘indignados’ instalaron una lona con el rostro del presidente del Senado, Roy Barreras, y el Procurador, Alejandro Ordóñez, en la plaza de Lourdes en Chapinero, e invitaron a los transeúntes a lanzarles tomates por considerarlos culpables del archivo del proyecto.
La difusión que los medios de comunicación dieron del hecho, los movió a realizar otros actos similares contra personajes de la política como el presidente Juan Manuel Santos o el alcalde de Medellín. Dado el éxito mediático de estos, hace menos de un mes iniciaron las averiguaciones para convertirse en partido político. El 25 de Julio lanzaron una campaña para pedir la renuncia del Procurador por oponerse al Marco Legal para la Paz, y el 30 de Julio presentaron como candidatos al periodista Juan Gossaín, el biólogo Raúl Cuero y la artista Doris Salcedo, aunque ninguno de los tres parecía informado de la postulación. También anunciaron ese día que deseaban contar entre sus listas con la líder abortista Mónica Roa.
No cabe duda alguna respecto del rechazo por parte del ‘Partido del Tomate’ a la doctrina de Cristo sobre el respeto por la Vida y la integridad de la familia, por lo que no deja de extrañar que ahora pretendan utilizar los símbolos religiosos para hacerse propaganda política. Porque seamos honestos: por más que quieran presentar el hecho como ‘un mensaje contra la corrupción’ el propósito de este no es otro que hacer campaña política. El ‘Partido del tomate’ es, o quiere ser, un partido político, y sus intereses no son distintos al de los demás partidos: alcanzar el poder del Estado. ¿Qué dirían los medios si de un día para otro apareciera propaganda del Partido de la U en la fachada de la basílica de la Virgen de Chiquinquirá? Que se trate además de un Partido político que rechaza abiertamente la moral cristiana, acentúa más el carácter hipócrita y politiquero de la propaganda.
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