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miércoles, 25 de abril de 2018

El Reino Unido emplea a fondo su aparato coercitivo para lograr el asesinato de Alfie Evans

2018-04-24-haydenAlfie Evans, un niño de casi dos años, que a pesar de haber nacido sano desarrolló muy pronto una enfermedad neurológica degenerativa se encuentra en la balanza entre la vida y la muerte. Una vida que sus padres han tratado de salvar a toda costa, y una muerte que el Estado británico trata de procurarle a como dé lugar. Evans ingresó al Alder Hey Hospital de Liverpool por una afección respiratoria que al principio fue evaluada como una simple bronquitis. Sin embargo, luego de episodios epilépticos y espasmos de hasta una hora, su salud empezó a deteriorarse al punto de tener que recibir soporte vital. Los médicos del hospital dijeron a los padres que no tenía remedio y debían desconectarlo, los padres se negaron y el asunto fue llevado a los tribunales en donde Anthony Hayden, un juez afiliado al Lobby Gay, falló en contra de la vida del niño, a pesar de los múltiples ofrecimientos, de Alemania, Italia y el Vaticano, de hacerse cargo del menor. El juez describió a los defensores de Alfie como “un espectáculo deprimente de un público joven y fanático.”

Alfie quiere vivir. Ya antes ha cumplido más de 13 días consecutivos sin el soporte vital, respirando por su  propio esfuerzo. El hospital le ha retirado el oxígeno, el alimento y la hidratación, y el niño sigue vivo a pesar de que para este momento los doctores calulaban que ya habría muerto. Sus padres han hecho todo lo posible por que la justicia autorice su traslado, sin éxito alguno: Es el Estado, no los padres, quien toma las decisiones sobre los niños. Thomas Evans, padre de Alfie, ha salido del tribunal con el rostro visiblemente agotado dijo: “Hemos perdido de nuevo, nos han negado la oportunidad de irnos, Alfie es rehén y lo hacen morir de hambre. Esto no se lo harían a un animal”.

El hospital le ha retirado la ventilación y alimentación a Alfie, él ya no es su paciente, y en principio ya no hay razón para que permanezca en el hospital. Sin embargo, el hospital ha instalado a la policía con el propósito de impedir que sus padres lo saquen del hospital. ¿La razón? Es de conocimiento público que el gobierno de Italia le ha concedido la nacionalidad y ha dispuesto de todos los medios para su traslado a Italia, donde se le garantizará la continuidad del tratamiento. Basta con que Alfie salga del hospital, para que reciba el apoyo inmediato de todos quienes quieren ayudarle en su lucha por sobrevivir. No se trata pues, de impedir que Alfie consuma los recursos de la sanidad pública, se trata simplemente de que quieren verle muerto.

¿Estamos lejos de esa situación? Considérese que el Reino Unido no ha legalizado aún la eutanasia infantil, lo que sí ha hecho el gobierno colombiano. Considérese que el gobierno nacional ya ha pretendido pisotear la patria potestad y el derecho de los padres a decidir el tipo de educación de sus hijos. Y como si fuera poco, ya las FARC, quienes controlan la agenda política del país a través de la implementación de los acuerdos de La Habana, han afirmado que en su ideario político “los hijos son del Estado”. ¿No es eso lo que está haciendo el gobierno británico? Matar a un bebé para reafirmar su dominio por encima del derecho de los padres.

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