Reproducimos la columna de la Dra. Danelia Cardona. Directora del departamento de la Conferencia Episcopal para la promoción y defensa de la vida, publicada originalmente en el sitio web de la CEC.
Escrito por: Dra. Danelia Cardona - La Corte Constitucional vuelve a atentar en contra de la dignidad de toda vida humana al argumentar el falso derecho a "morir dignamente". Es además perturbador y cuestionador la manera como la Corte toma sentencias de tutelas, que responden a un caso específico, y se imponen como ley estatutaria, que además es una función que le corresponde al Congreso; no al Ministerio de Salud ni mucho menos a la Corte.
Esta última tutela con la que la Corte "ordena" al Ministerio de salud posee dos gravísimas circunstancias para la autonomía, la libertad y la dignidad del ser humano. A través de esta sentencia de tutela (T290/14) la Corte establece, que contrario a la legislación mundial, el nivel de "indignidad" lo establece el paciente, y no una medición objetiva del dolor y el sufrimiento que generan las enfermedades terminales y algunas crónicas, esto deja la puerta abierta para que cualquiera solicite la eutanasia. Lo grave es que además el médico, institución de salud están en la obligación de aplicar la eutanasia, tal como sucede con el aborto. La segunda circunstancia que atenta gravemente contra la libertad y la vida de la persona humana es que la familia puede sustituir el consentimiento. Es decir, la familia decide subjetivamente también, cuando la persona "necesitaría" la eutanasia, poniendo en grave riesgo la autonomía y la libertad de la persona, así como también deja en oscuridad las motivaciones para este tipo de decisiones.
De esta manera, sumado a la legislación actual del aborto, Colombia entra a las filas de legislación más liberal del mundo, en contra de la persona humana. En Holanda, donde la eutanasia lleva legalizada un poco más de 10 años existe preocupación porque son muchos los pacientes "eutanizados" que no cumplen los "estrictos" criterios con el que se despenalizó esta práctica. Desde hace un lustro, el porcentaje de adultos mayores, sin enfermedad crónica que solicitan la eutanasia aumenta. Los pacientes psiquiátricos ocupan hoy el 4% de los pacientes que mueren con la eutanasia y los recién nacidos también entran al grupo de pacientes que mueren bajo la eutanasia.
La eutanasia tiene un grave mensaje para la sociedad, la vida de una persona vale sólo en la medida en que ésta sea útil o que no sea un peso para los demás, dejando el valor y la dignidad de la vida humana a merced de una visión utilitarista de la persona humana. Esta visión de la vida humana en un país azotado por la guerra, por la violencia y por la indolencia frente a los actos de barbarie nos lleva a la continua deshumanización de la sociedad con las consecuencias que hoy vemos en nuestro egoísmo, intolerancia y el nivel de violencia verbal, no verbal, física y psicológica que manejamos los colombianos. Rodeados de estas circunstancias, ¿cómo promueve el gobierno la muerte de más seres humanos como un derecho?
La práctica de la eutanasia impide el desarrollo de los cuidados paliativos, la respuesta al conjunto de diferentes dolores que sufre una persona que está próxima a morir o cuya vida debido a la enfermedad se ha tornado difícil. La muerte es parte de la vida, y es un paso que todos debemos dar de la mejor manera posible. Como decía Dame Cecily Saunders fundadora del movimiento de los hospicios en el mundo: "hay gente que prefiere morir de un infarto en una cancha de fútbol, yo quisiera tener el tiempo para pedir perdón, dar gracias y decir adiós".
Danelia Cardona Lozada MD MRCPsych
Médico Psiquiatra - Especialista en Bioética
Dir. Dpto. Promoción y Defensa de la Vida
Conferencia Episcopal de Colombia
No hay comentarios:
Publicar un comentario