Reproducimos el artículo de Ignacio Aréchaga publicado originalmente en su blog en Aceprensa.
La utilidad terapéutica de la marihuana ha sido siempre la punta de lanza para su legalización pura y simple. Son conocidas sus potencialidades terapéuticas para evitar náuseas en pacientes de quimioterapia, para mitigar los espasmos en la esclerosis múltiple, para aumentar el apetito en algunos casos de anorexia o para mitigar ciertos dolores. ¿Cómo no aprovechar estos beneficios? La prohibición se presenta entonces como enemiga de los enfermos.
La realidad es que todavía es objeto de debate en la comunidad científica el uso médico de la marihuana, las condiciones en que se ha de administrar en su caso o sus efectos adversos en ciertos pacientes. Su uso terapéutico no está bien justificado aún mediante ensayos clínicos. Mucho más demostrados están los efectos dañinos, que se agudizan en el caso de los adolescentes. En cualquier caso, no hay que confundir el uso terapéutico del cannabis con fumarse un porro.
Pero en algunos sitios ya se ha dado el paso del uso terapéutico a la legalización del uso recreativo de la marihuana. En EE.UU., Colorado fue el primer estado en legalizar el consumo recreativo de la marihuana, tras un referéndum en 2012. Por eso su caso se ha convertido en un experimento para estudiar las consecuencias sanitarias y sociales de la legalización. Y algo empieza a saberse sobre el tipo de marihuana que se vende en el estado, pues media docena de laboratorios tienen autorización para recoger y estudiar las muestras.
Uno de estos laboratorios, Charas Scientific, acaba de presentar sus conclusiones. Según su director, Andy LaFrate, desde la legalización la potencia del principio activo THC, que “coloca” a los usuarios de la droga, se ha triplicado. En la marihuana que se vende en el mercado se han observado valores de concentración del THC cercanos al 30%, lo que es el triple de lo que se registraba años atrás. La presencia del THC en las plantas de marihuana es variable, pero rara vez supera el 10%.
En cambio, lo que ha disminuido en la marihuana que se vende en Colorado son los componentes supuestamente medicinales. La presencia media del cannabidiol o CBD, que se usa para mitigar los efectos secundarios de la quimioterapia, era apenas un 0,1% en las muestras. En cuanto al CBN, al que se atribuye un efecto sedante, la mayoría de as muestras no contenían nada. En suma, concluye LaFrate, a más concentración de THC, menos de los otros componentes.
Es decir, la marihuana legal ha favorecido a los que quieren colocarse con droga de mayor potencia, pero ha perjudicado a los que la compran con fines médicos. Lo que se justo lo contrario de lo que al principio se pretendía conseguir.
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