Reproducimos el siguiente artículo de Pedro Luis Llera, publicado originalmente en su blog en el sitio web InfoCatólica.
Queridos hermanos perseguidos:
Hoy, Sábado Santo, esperamos la gloriosa resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Toda la creación gime con dolores de parto:
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Que la paz, el amor, la esperanza y la alegría que provienen de Nuestro Señor Jesucristo, muerto y resucitado, estén siempre con vosotros.
En medio de la persecución brutal que sufrís cada día, es posible la esperanza. Porque la victoria es de nuestro Dios, que hizo el Cielo y la Tierra. Sois un ejemplo para todos nosotros. La tiranía os persigue, os maltrata, os asesina, hace desaparecer a nuestros hermanos o los recluye en centros de tortura. La Iglesia mártir de China sufre desde hace muchos años la pasión y la muerte. Bienaventurados vosotros, los perseguidos. En vuestra vida y en vuestra carne, se sigue actualizando la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Pero si sufrís con el Señor y morís por el Señor, viviréis con Él. Por eso sois bienaventurados: nosotros vivimos con los ojos puestos en la vida eterna. Y vuestro martirio, vuestro sufrimiento, no caerá en saco roto. Ni un solo pelo de vuestra cabeza pasa desapercibido para Dios. Vuestra sangre es la gloria de la Iglesia.
Los mártires sois la gloria de la Iglesia. No estáis solos. Millones de católicos en todo el mundo rezamos por vosotros. Millones de católicos en todo el mundo nos sentimos orgullosos de vosotros. Millones de católicos en todo el mundo sufrimos con vosotros. ¡Cristo está con vosotros! Cristo está con la Iglesia de las catacumbas chinas; está con la Iglesia perseguida de Venezuela, de Cuba, de Corea del Norte, de Siria, de Irak, de Irán, de Tierra Santa; con la Iglesia perseguida por las sectas mahometanas o por los tiranos comunistas. Bendita la sangre que derramáis por Nuestro Señor Jesucristo. Benditas vuestras lágrimas, benditas vuestras penas, benditas vuestras tribulaciones, benditas vuestras vidas: “el que trate de salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará”.
Sabemos lo mal que lo estáis pasando. Denunciamos y seguiremos denunciando sin descanso la persecución que sufrís a diario. Denunciamos la brutalidad policial. Denunciamos que seáis encarcelados sin garantías judiciales. Denunciamos que seáis torturados. Denunciamos que el gobierno comunista chino pisotee los derechos humanos. Y denuncio la hipocresía de las democracias occidentales que miran hacia otro lado y anteponen sus intereses comerciales y económicos al respeto de los derechos humanos.
Los tiranos y los asesinos tendrán que dar cuentas por la sangre derramada. Rezamos por ellos, porque no saben lo que hacen. Recemos para que se conviertan los esbirros de los dictadores, los tiranos, los asesinos y torturadores del Pueblo de Dios.
Benditos sean los pastores fieles a Cristo. Benditos sean los fieles que se juegan la vida por el Señor. Bendito el Cardenal Zen y todos los obispos perseguidos por la dictadura comunista china.
Cristo ha resucitado: ¡Aleluya! “No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. Nuestra esperanza es Cristo. Él ha derrotado el poder del pecado y de la muerte y nos ha abierto las puertas del Cielo. Ha resucitado y nosotros somos testigos de su gloria. Vuestro dolor y vuestra sangre testimonian la gloria del Señor, que ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Apocalipsis, 21
Que el Señor os bendiga y la Santísima Virgen María os cuide y os proteja de todo mal. Cristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Cristo es nuestro único Rey verdadero. A Él, el honor y la gloria por los siglos de los siglos.
¡Viva Cristo Rey!
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