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lunes, 20 de enero de 2014

Lo que El Espectador no nos cuenta del estudio “Turnaway” sobre mujeres a las que se les niega el aborto

El día de hoy, el diario El Espectador replica una información que ha dado vueltas por los medios de comunicación progresistas de los Estados Unidos. Un estudio hecho por la Universidad de California sobre las consecuencias de impedir el aborto a las mujeres que lo buscan. Aunque aún no se ha publicado los resultados del estudio, es decir que no ha pasado por la revisión de pares académicos, los investigadores han dado entrevistas a los medios de comunicación dando algunos datos sobre él.

Según el artículo, la principal conclusión del estudio es que “llevar a término un embarazo no deseado se asocia con un mayor riesgo de complicaciones en la salud física, mayor probabilidad de caer en la pobreza y un gran aumento de la dependencia de ayudas públicas, así como ninguna diferencia en cuanto a la salud mental en comparación con tener un aborto”. Estas son palabras de Diana Greene Foster, la directora de la investigación, que revelan el sesgo intencional en el desarrollo del estudio.

El estudio reclutó a 956 mujeres que estaban buscando realizarse un aborto, 273 de ellas abortaron dentro del primer trimestre del embarazo, 452 mujeres abortaron poco tiempo antes del límite gestacional de la clínica (20 a 26 semanas de embarazo), y 231 mujeres a las que se les negó el aborto por estar, apenas por unos días, fuera del límite gestacional de la clínica. El propósito de este estudio se ve claramente en el manejo de la muestra: En los Estados Unidos han surgido iniciativas legislativas para prohibir el aborto desde las 20 semanas, dado que a partir de esa edad gestacional el niño es capaz de sentir dolor físico. El estudio nace con el propósito de contrarrestar tales iniciativas.

Difundir conclusiones del estudio sin publicar los resultados es una forma de hacer ruido con la idea que se quiere dejar sin arriesgarse a recibir críticas por sesgos o errores metodológicos. En efecto, resulta casi imposible decir nada sobre el estudio, aunque a partir de la poca información que se ha soltado en los medios se observa diversos factores que pueden haber generado algún tipo de sesgo en el estudio.

La primera causa posible de sesgo la señala Michael J. New en la muestra misma: La mayoría de los abortos en Estados Unidos son realizados dentro del primer trimestre, corresponden a las mujeres que abortan, o toman la decisión de abortar, al enterarse de que están embarazadas. Son los abortos más económicos, los realizan un mayor número de clínicas, y por lo general son menos riesgosos para la salud de la mujer. Por el contrario las mujeres que buscan abortar en el segundo trimestre del embarazo, en la mayoría de los casos, tenían la intención original de dar a luz pero alguna situación inesperada las forzó a procurar el aborto (abandono o violencia por parte de su pareja, una crisis inesperada en sus situación económica o la aparición de algún riesgo para la salud). Es llamativo entonces que los investigadores parecen no haber buscado la causa de los resultados negativos en las mujeres en el mismo hecho de estar buscando un aborto en el segundo trimestre. Esto parece confirmarse cuando El Espectador afirma “Los motivos por los que fueron rechazadas van desde la falta de seguro médico y la obesidad, hasta un embarazo muy avanzado”, pues indica que sí puede haber una diferencia fundamental en la capacidad económica de las mujeres que pudieron abortar frente a las que no.

Otro dato llamativo es que la directora del estudio afirme que no encontraron “ninguna diferencia en cuanto a la salud mental en comparación con tener un aborto” cuando el estudio lleva apenas cuatro años de seguimiento a las mujeres, mientras que los estudios publicados sobre aborto y salud mental, estos sí revisados por pares, han encontrado efectos sobre la salud mental de las mujeres que abortan, luego de siete años de practicado el aborto.

Sin embargo, lo más llamativo de la información que han suministrado los investigadores es la forma como interpretan sus propios datos. En otro medio de comunicación la misma Green Foster afirmaba sobre el estudio que “Cerca del 5 % de las mujeres, luego de que tuvieron que tener al niño, aún deseaban no haberlo tenido. El resto de ellas se acostumbraron.” ¿Qué dato nos está dando la investigadora? Básicamente, que el 95 % de las mujeres que no pudieron abortar, no lo lamentan. Este es un dato impresionante que no sólo evidencia la ceguera ideológica tan fuerte de los investigadores, sino que pone patas arriba lo que pretendían demostrar sobre el estudio. Aún así, un dato tan abrumadoramente significativo, no es reseñado en absoluto por medios de comunicación como El Espectador.

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