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martes, 21 de febrero de 2012

Sobre la cartilla “Retomemos” y el sesgo de Séptimo Día

En los últimos días, hemos sido testigos de una creciente polémica en Bogotá. Todo comenzó cuando Oscar Sánchez, el nuevo secretario de educación del distrito, propuso la creación de una “Cátedra LGTB” en los colegios distritales. La concejal Clara Lucía Sandoval denunció que tal cátedra en realidad se ha venido aplicando en varios colegios distritales a lo largo de la ciudad a espaldas de los padres de familia. Posteriormente, el concejal Marco Fidel Ramírez denunció la implementación de la cartilla “Retomemos”, un proyecto educativo español que, entre otras cosas, introducía a los estudiantes a la pornografía y la masturbación. Después de la denuncia, el programa Séptimo Día del Canal Caracol decidió realizar un especial al respecto del tema, que fue transmitido el pasado domingo.

Ya en otra ocasión, en la sección “Crónicas Caracol” del noticiero se había tocado el tema del aborto, y la parcialidad que en su momento se mostró me llevó a mantener sospechas sobre la objetividad con que sería abordado este programa. En efecto, desde el principio del programa los presentadores establecieron la discusión como “acerca de si se debe o no tocar el tema de la masturbación en el colegio”, cuando en las intervenciones de los padres de familia claramente se veía que su postura no criticaba el hecho de que se tocase el tema, sino que el enfoque de las clases fuera el inducir directamente a los estudiantes a practicar la masturbación. A lo largo de todo el programa separó a las partes entre los padres, quienes abogaban por el silencio y el tabú en el tema, y los “expertos”, personas de “mentalidad abierta” que sólo querían que se pudiera tocar esos temas de forma abierta con los estudiantes. Incluso, con el pretexto de “un experimento”, el programa se dio el lujo de ridiculizar la postura de los padres. Al final, el programa pretende adoptar una postura “intermedia” al decir que el enfoque de la cartilla es para una sociedad “más abierta” como la española.

En el fondo, el programa parece destinado a aliviar a los funcionarios que implementaron el uso de tal material, pues al centrarse en el tema de la masturbación ha pasado de largo frente al verdadero problema que esta cartilla representa: Una abierta violación a los Derechos Humanos por parte de la Alcaldía Distrital. El Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece (las negrillas son mías):

  • 1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
  • 2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
  • 3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

iconoPor lo tanto, el debate acerca de si se debe o no tocar tal o cual tema en el colegio resulta en cierto modo superfluo: Tal decisión corresponde exclusivamente a los padres, y nadie, por muy “experto” que sea, tiene la potestad de violar ese derecho de los padres. En ese sentido, la administración distrital viola la Constitución y la DUDH. Sorprende que un funcionario de la Administración Distrital considere que un derecho reconocido nacional e internacionalmente sea “una perspectiva adultocéntrica” que deba ser “superada”, y que además tenga la desfachatez de llamar “criterio científico” a afirmaciones perversamente ideológicas como “uno puede tener sexo cuando quiera” o “la masturbación es una forma diferente de madurez”, en palabras de los estudiantes que han recibido esos cursos. La realidad es muy diferente, y los psicólogos y psiquiatras en Estados Unidos y Europa están alarmados por la expansión epidémica de la adicción al sexo.

El adoctrinamiento sexual en los colegios públicos no es un asunto de “apertura de la sociedad” como lo pretende hacer ver el Canal Caracol, es una violación de los Derechos Humanos. España, país de donde proviene la cartilla “Retomemos”, y que fue mencionado en el programa como ejemplo de “sociedad abierta”, acaba de sustituir una asignatura similar, Educación para la Ciudadanía, al considerar que se "convirtió en una asignatura con una carga de adoctrinamiento" y después de una protesta generalizada por parte de los padres de familia ante la violación de sus derechos que tal adoctrinamiento supone.

Los contenidos de la cartilla no parten de ningún criterio científico, ni de ningún valor constitucional. La cartilla tampoco pretende brindar información completa a los jóvenes, sino que miente y oculta información según los criterios de la ideología de género. Su único propósito es inducir a los estudiantes al consumo sexual compulsivo (No por nada organizaciones como Profamilia han apoyado ese tipo de contenidos). ¿Puede que haya algún padre que esté de acuerdo con que se eduque a sus hijos con ese enfoque? Yo personalmente dudo que tal exista, pues aunque un padre de familia esté de acuerdo con adoctrinar a sus hijos en la ideología de género es menos probable que admita que en el colegio les enseñen a sus hijos a desconfiar de sus propios padres. Tales afirmaciones pueden encontrarse textualmente en la cartilla, según denunció en su momento el concejal Marco Fidel Ramírez, y buscan separar a los jóvenes del consejo y la guía de sus padres, los únicos que pueden defenderlos de la industria del aborto. Ahora la administración distrital, probablemente temerosa de ser investigada por violación a los derechos fundamentales, anunció que dejará de implementar la cartilla. Habrá que ver si esto realmente significa que se deje de impartir ese tipo de contenidos.

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