Artículo de Ignacio Arsuaga en su página personal.
Desde que el pasado miércoles publiqué en este blog una entrada bajo el título de “Gaymonio: una sentencia para restringir libertades“, me han llovido los ataques y los insultos. En otra entrada, al día siguiente, recogía una mínima selección de agresiones que sufrí en apenas 24 horas en Internet.
A partir del jueves, las inventivas de los mamporreros del lobby gay se han sucedido en Twitter, en Facebook, en diversos blogs y Webs…
Junto con los insultos, me he encontrado con alguna persona de buena fe, lobotomizada por el lobby gay, que no entendía cómo el gaymonio puede perjudicar las libertades los ciudadanos que no comulgamos con las ruedas de molino del grupo de presión más poderoso.
Para responder a estas personas, publico esta entrada, con algunos ejemplos muy concretos de cómo las libertades y los derechos fundamentales han sido recortados, una vez se aprobó la ley que destruyó el matrimonio al equipararlo a las uniones homosexuales en 2005.
La supresión de libertades se justifica, por supuesto, afirmando que se lucha contra la homofobia. Pero no importa que se respete y se ame a los homosexuales, que se afirme su dignidad, que se reconozca que todos los seres humanos – homosexuales o heterosexuales – tenemos los mismos derechos. El que no acepte los dogmas del lobby gay, el que se niegue a llamar “matrimonio” a la unión de dos gays, ese es automáticamente condenado como homófobo, e inmediatamente pierde sus derechos más elementales.
De nuevo, recojo sólo una pequeña parte de los recortes de libertades que hemos sufrido los disidentes en los últimos años:
Año 2006: ataques a la libertad de empresa y de contratación
La Favorita es un reconocido restaurante madrileño donde junto con la buena comida se disfruta de un espectáculo maravilloso de ópera. En la plantilla del restaurante hay varias personas homosexuales, y también son muchos gays los que se cuentan entre sus clientes habituales.
Pero su propietario, Javier Otero, se negó a celebrar en su local una “boda gay”, porque no quería contribuir a consagrar la equiparación entre matrimonio y uniones homosexuales. El artículo 38 de la Constitución española, que consagra la libertad de empresa, le habilitaba para decidir con quién contratar y con quién no.
El lobby gay, muy influyente en el PP de Madrid, consiguió que en un tiempo récord el Ayuntamiento de la capital le impusiera una multa de 12.000 Euros.
Con la ley de gaymonios, el Estado decide con quién debemos contratar los ciudadanos y los empresarios.
Año 2007: los padres no podemos decidir sobre la educación moral de nuestros hijos
Las consejerías de educación de las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE prohíben sistemáticamente que los padres que así lo solicitaron ejerzan su derecho a la objeción de conciencia de forma que sus hijos no estén presentes en las clases de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, donde se enseña que matrimonio es la unión de dos hombres, o de dos mujeres entre sí.
Con la ley de gaymonios es el Estado quien educa moralmente a los hijos.
Año 2008: ataques a la libertad de conciencia de funcionarios públicos
El Juez de familia Fernando Ferrín Calamita es expulsado de la carrera judicial por pedir informes psicológicos antes de otorgar la patria potestad de una niña a una pareja de lesbianas.
La jueza de Denia Laura Albau es multada por la comisión disciplinaria del consejo General del Poder Judicial, por plantear una cuestión de inconstitucionalidad contra la ley que equipara matrimonio y uniones gays antes de inscribir en el registro Civil el “enlace” de dos hombres. Ante las presiones del lobby gay, la Juez tiene que abandonar el registro civil en Denia.
Con la ley de gaymonios, los funcionarios públicos pierden su derecho a la objeción de conciencia.
Año 2012: se suprime la libertad de expresión de los disidentes
Ignacio Escolar, entre otros muchos, propone que se prohíba la libertad de expresión de los que creemos que el matrimonio sólo puede contraerse entre un hombre y una mujer. Para justificar esta supresión de libertades de los disidentes de la nueva ortodoxia gay, compara nuestra opinión con la de los que defienden la escalvitud, el racismo o la discriminación de la mujeres. Enric Sopena justifica el mismo recorte de la libertad de expresión afirmando que queremos “que los homosexuales sigan en su gueto” (!).
En este mismo año, el Jueves Santo Monseñor Juan Antonio Reig explicó la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, entre otras cuestiones… Obviamente, el lobby gay no podía permitirlo: el Ayuntamiento de Alcalá de Henares (con los votos de PSOE, IU y UPyD) exigió su expulsión y el Obispo tuvo que hacer frente a dos querellas.
Con la ley de gaymonios, los disidentes no podemos expresar nuestra opinión en público.
… Y esto es sólo el comienzo. En los próximos meses, si Mariano Rajoy decide no modificar el Código Civil para recuperar el matrimonio, el margen de libertad de los disidentes de la nueva ortodoxia homosexual cada vez va a ser más y más estrecho.
La dictadura del lobby gay va a ser cada vez más férrea. Los tribunales de la inquisición rosa van a dictar cada día más y más sentencias de condena por homofobia contra los disidentes. Así que si crees en el matrimonio natural, vete preparando.
Es la dictadura del relativismo moral cuyas caracteristicas son: (1) Confundir el respeto a la persona y su derecho a opinar con su opinión. Todos tenemos el deber de respetar a los demás y también su derecho a opinar, pero no tenemos por qué por qué aceptar todas las opiniones, por el simple hecho de que no todas las opiniones son válidas. Incluso, hasta tenemos el deber, si las circunstancias lo permiten, de refutar las opiniones falsas y dañinas. Por ejemplo, si un hombre dice que él opina que no hay nada malo en que los maridos a veces les peguen a sus esposas, yo tengo el deber de respetar a ese individuo, pero al mismo tiempo tengo el deber de decirle que su opinión es absolutamente falsa y dañina. (2) Considerar que todas las opiniones morales o éticas “son iguales” de válidas. y ninguna opinión de "lo bueno y lo malo" es realmente mejor que otra. El relativista no puede aceptar que unas ideas sean superiores a otras, en el sentido de tener más probabilidad de ser ciertas que otras, o el que unas ideas sean definitivamente verdaderas y otras no. No debaten los verdaderos argumentos de vida y familia (que de hecho son irrefutables) . No les queda mas remedio que atacar a las personas por eso a aquellos que defienden la vida y la familia sean tildadas de “retrógrados”, “conservadores”, "fundamentalistas”, “reprimidos”, “homofóbicos” y un montón de sandeces más.
ResponderEliminarDe acuerdo! nos están restringiendo las libertades de expresión religiosa y moral y eso es una olla a presión contra la ciudadania y nuestras conciencias! LA VERDAD siempre sale a flote...debemos continuar haciendo resistencia. Tanta ignorancia en quienes defienden este tipo de unión...ciegos totalmente...el mas grave de todos...es el que se quiten los derechos a los niños de un padre y una madre
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