El mes de octubre de 2014 quedará marcado en la historia de la lucha por la vida y la familia, como el momento en que saltó a la vista el peligro real de que el magisterio de la Iglesia fuera traicionado por parte de los obispos. Para todas las organizaciones pro-vida y pro-familia cayó como un balde de agua fría la Relatio post disceptationem del Sínodo Extraordinario de 2014, en la que se invitaba a "reconocer elementos positivos" en las "formas imperfectas que se encuentran fuera de la relación nupcial",para luego valorar como positivo "el apoyo mutuo, hasta el sacrificio" en las uniones homosexuales. Poco después se supo que las expresiones en cuestión habían sido introducidas en el documento por Mons. Bruno Forte, secretario especial del Sínodo, sin que hubieran hecho parte de las discusiones de los cardenales, como denunció el Card. George Pell.
No fue sino hasta ese momento, en que se comprobó el verdadero alcance que había logrado el lobby gay dentro de la curia vaticana. Ya desde el pontificado de Benedicto XVI, en el contexto de los escándalos por abusos sexuales, se había advertido que existía una mafia homosexual al interior de la Iglesia Católica que pretendía forzar un cambio en la doctrina sobre la perversidad intrínseca de las relaciones homosexuales. Justo antes de la renuncia de Benedicto XVI se había presentado el informe de la comisión de tres cardenales sobre el escándalo de filtraciones, llamado “vatileaks”, y se especulaba que uno de los hallazgos de la comisión era la red de clérigos homosexuales.
Lo que nunca se nos habría pasado por la cabeza, es que esta “homomafia”, para usar el término acuñado por el P. Dariusz Oko, alcanzaría a ocupar puestos clave en la jerarquía de la Iglesia Católica, y extender sus tentáculos al círculo más cercano a la Sede Petrina, al punto de lograr una ruptura con el magisterio previo respecto de la homosexualidad, al menos en documentos y declaraciones no magisteriales, como en la Relación parcial del sínodo, mencionada al inicio del artículo. A continuación, presentamos algunos de los hechos más relevantes, públicamente conocidos, que evidencian el poder que esta red ha alcanzado dentro de la Iglesia.
Mons. Battista Mario Salvatore Ricca
El 15 de junio de 2013, el Papa Francisco nombró a Mons. Battista Ricca como prelado interino del Instituto para las Obras de Religión (IOR, conocido informalmente como Banco Vaticano), al que había conocido cuando éste último trabajaba como director de tres de las residencias para clérigos de visita en Roma. Luego se su nombramiento, se conoció públicamente la vida escandalosa que Ricca había tenido mientras trabajaba en la nunciatura apostólica en Montevideo.
Ricca llegó a Montevideo luego de estar un tiempo en la nunciatura apostólica en Suiza, donde conoció y estableció una relación con el capitán del ejército suizo Patrick Haari. El Monseñor se llevó a Uruguay al oficial Suizo y consiguió que le asignaran un cargo y una residencia en la nunciatura, en donde vivían los dos en público amancebamiento. Ricca fue motivo de escándalo para todo el personal diplomático de la nunciatura, y sus andanzas, que incluían escapes a zonas gay de Montevideo o el ser hallado atrapado en un ascensor con un joven, llegaron a conocerse en Roma por las quejas del nuncio Janusz Bolonek, que sin embargo no logró su traslado sino hasta que los escándalos amenazaron con comprometer a la Santa Sede.
Al abandonar Uruguay, Ricca y Haari dejaron atrás unos baúles en que se encontraron preservativos y material pornográfico. A pesar de los escándalos, Ricca gozaba de la protección de alguien poderoso en la Santa Sede, y pudo permanecer en la Secretaría de Estado. Más aún, a pesar de que han pasado más de tres años de conocerse tales escándalos e inmoralidades del clérigo, al día de hoy sigue en el cargo en que el Papa Francisco le nombró.
Card. Godfried Maria Jules Danneels
El Cardenal Godfried Maria Jules Danneels fue arzobispo metropolitano de Malina-Bruselas y presidente de la Conferencia Episcopal Belga entre 1979 y 2010, siendo conocido por sus posiciones heterodoxas sobre aborto, eutanasia y uniones homosexuales. En 1997 Danneels estuvo envuelto en una polémica que sacudió a la Iglesia belga cuando se conoció el material con que se estaba educando sexualmente a los niños en los colegios católicos. El material usado en la “catequesis” de los colegios católicos había sido preparado por profesores de la Universidad Católica de Lovaina y el Seminario de Brujas, y utilizaba imágenes explícitias en niños estimulando sus genitales, y lo hacía ver como algo bueno y normal. Los padres de familia se manifestaron varias veces ante el Arzobispado de Bruselas, sin lograr ser recibidos por el cardenal.
En 2010 el arzobispo cayó en desgracia cuando se hizo público su intento de ocultar los abusos sexuales cometidos por un protegido suyo, el obispo de Brujas, Roger Vangheluwe. Vangheluwe había abusado sexualmente de un sobrino suyo, entre otros de los muchos abusos contra menores que cometió en su carrera eclesiástica. Sólo cuando Danneels fue reemplazado por Mons. André-Joseph Léonard, la Iglesia empezó a alentar a las víctimas a denunciar a sus agresores. El sobrino de Vangheluwe quiso reunirse con el nuevo arzobispo, pero en cambio fue llevado ante el Card. Danneels quien intentó persuadirle de no denunciar al obispo sino hasta luego de su jubilación. El joven grabó la conversación y la envió a la prensa, con lo que quedó expuesto el intento encubridor del Cardenal.
Desde entonces, se creía que el Cardenal era un cadáver político en la jerarquía eclesiástica, hasta 2013, cuando reapareció junto al recién elegido Papa Francisco luego del cónclave. Con el nuevo pontificado, Danneels volvió a ser una figura de poder en la Iglesia. En junio de 2013 dio una entrevista en la que llamó “desarrollo positivo” a la legalización del “matrimonio” homosexual en Bélgica. En 2014, Danneels fue invitado especialmente por el Papa Francisco para participar en calidad de experto del Sínodo Extraordinario sobre la Familia.
En 2015, una biografía autorizada del Cardenal volvió a situarlo en el eje de la polémica. En el evento de presentación del libro, el mismo cardenal reconoció que había hecho parte de una “mafia” (así lo dijo) para oponerse a Benedicto XVI. Se trata del Grupo de Saint Gall, llamado así por la abadía en que se reunían, conformado por los Cardenales Carlo María Martini, Achille Silvestrini, Karl Lehman, Walter Kasper, Adriaan Van Luyn, Basil Hume y Cormac Murphy O’Connor. Esto confirmaría la revelación que había hecho el periodista Austin Ivereigh en 2014 en su biografía del Papa Francisco, al decir que cuatro cardenales Murphy O’Connor, Kasper, Daneels y Lehmann se organizaron para impulsar la elección del Papa Francisco.
En el mismo libro, se consigna que el Cardenal había escrito en mayo de 2003, una carta al primer ministro belga Guy Verhofstad felicitándole por haber introducido en el país el “matrimonio” homosexual. También en 2015, Los políticos belgas Philippe Moureau y Mark Eyskens dijeron en un documental que cuando se aprobó la ley del aborto y el Rey Balduino se rehusó a firmarla, Danneels habló con él para tratar de convencerlo de que la firmase.
Aún hoy podría decirse que el cardenal es el hombre más poderoso de la Iglesia Católica en Bélgica, pues a pesar de estar jubilado ha conseguido poner a protegidos suyos como Mons. Johan Bonny (Conocido por abogar para el reconocimiento eclesiástico de las uniones homosexuales) o Mons. Jozef De Kesel (Que hace poco estuvo envuelto en un escándalo por poner a un sacerdote culpable de pederastia en una parroquia familiar) en las principales sedes episcopales del país.
Mons. Bruno Forte
Bruno Forte es actualmente el Arzobispo de Chieti-Vasto una diócesis cercana de Roma. Se hizo un famoso teólogo durante el ponificado de Juan Pablo II, y llegó a rumorarse como posible reemplazo del cardenal Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Protegido de los cardenales Carlo María Martini y Walter Kasper, Forte fue una de las voces críticas que se levantaron contra el motu proprio Summorum Pontificum con el que Benedicto XVI liberalizó la celebración de la Santa Misa según el rito tradicional.
En 2013 fue nombrado Secretario Especial del Sínodo de los Obispos, y ocurrieron los hechos que mencionamos al inicio. Luego de una primera ronda de intervenciones sin presencia de la prensa, se publicó la Relatio intermedia que debía recoger los principales puntos de las intervenciones, incluyendo tres párrafos escandalosos que implicaban una ruptura con la Doctrina de la Iglesia sobre homosexualidad:
50. Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?
51. La cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realístas de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual: por lo tanto se presenta como un importante desafío educativo. La Iglesia, por otra parte, afirma que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer. Tampoco es aceptable que se quieran ejercitar presiones sobre la actitud de los pastores o que organismos internacionales condicionen ayudas financieras a la introducción de normas inspiradas a la ideología de género.
52. Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas. Además, la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños.
De forma subrepticia se pretendía inducir a la Iglesia a afirmar que la homosexualidad implica por sí misma “dones y cualidades en particular”, que la formación afectivo-sexual que la Iglesia ha enseñado siempre “ya no sería realista” dada la cuestión homosexual, y que las uniones homosexuales tendrían aspectos positivos que la Iglesia debería considerar.
Cuando en la rueda de prensa se preguntó al Cardenal Peter Erdö sobre el significado de los párrafos concernientes a la homosexualidad, se niega a responder y cede la palabra a Forte diciendo: “Quien ha redactado este pasaje debe saber qué decir”. A la petición de aclarar si los párrafos sobre la homosexualidad pueden ser interpretados como un cambio radical en la enseñanza de la Iglesia en materia, de nuevo el cardenal Erdö responde: “¡Ciertamente!”, marcando también aquí su desacuerdo.
Forte respondió “Me parece que el enfoque del documento habla en el sentido de que se debe apreciar lo positivo en donde se encuentre”, y añadió:
“me parece evidente que las personas humanas involucradas en las diferentes experiencias tienen derechos que deben ser defendidos. Así pues, el problema principal no es comparar completamente, incluso terminológicamente, sino, naturalmente, esto no quiere decir que hay que excluir la búsqueda de una codificación de derechos que puedan gozar las personas que viven uniones homosexuales. Es un discurso, creo, de civilización y de respeto de la dignidad de las personas”.
En una particular coincidencia, el mismo día en que Forte declaraba su acuerdo con las uniones homosexuales, los principales partidos políticos italianos anunciaban su voto positivo a la ley de uniones civiles homosexuales.
Cuando el texto se hizo público, varios cardenales como George Pell, Wilfrid Napier, y Raymond Burke salieron a los medios denunciando que el texto no reflejaba las discusiones del Sínodo. Varios vaticanistas mencionaron que el Cardenal australiano Pell se levantó en medio de la sala en que se reunían los obispos y acusó abiertamente a la secretaría del Sínodo de estar manipulando las intervenciones. Sólo tres, de más de docientos participantes, habían sugerido un cambio doctrinal respecto de la homosexualidad: El Cardenal austriaco Christoph Schönborn, el jesuita Antonio Spadaro, y El arzobispo de Kuching, John Ha Tiong Hock, presidente de la Conferencia Episcopal de Malasia, Singapur y Brunei.
A inicios de 2016, Forte fue nuevamente noticia a causa de unas declaraciones suyas sobre su participación en el Sínodo sobre la familia. Forte habría dicho ante un auditorio lleno que “Si hablamos explícitamente de comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, usted no sabe cuánto lío provocamos. Entonces no hablemos en forma directa, háganlo en forma que se expliciten las premisas, luego yo extraeré las conclusiones”.
Mons. Vincenzo Paglia
Mons. Vincenzo Paglia fue arzobispo de Terni-Narni-Amelia de 2000, hasta 2012 cuando fue nombrado por Benedicto XVI como presidente del Pontificio Consejo para la Familia.
A inicios de 2013, Mons. Paglia fue noticia por reclamar “soluciones de derecho privado y de perspectivas patrimoniales” para garantizar “derechos individuales” en las “convivencias no familiares”. Sus declaraciones fueron interpretadas por la prensa como una apretura de la Iglesia a alguna especie de Pacto de convivencia o unión civil para parejas del mismo sexo. Pocos días después, Paglia volvió a los medios a “aclarar” en Radio Vaticana el significado de sus palabras, diciendo que “Algo distinto es verificar si en los ordenamientos existentes se puedan buscar las normas que tutelan los derechos individuales.” Como bien señala Rorate Coeli, aunque Paglia trató de desmarcar su propuesta de considerar como familia a las parejas homosexuales, la sugerencia de derechos individuales producto de la convivencia sí implica una consideración propia del derecho familiar.
En junio de 2015, en la rueda de prensa para presentar la celebración del VIII Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia, Estados Unidos, se preguntó al arzobispo Paglia si “familias homosexuales” podían acudir al encuentro, a lo que él respondió: “Todas las familias pueden venir, ninguna está excluida”, admitiendo como “familia” a las parejas homosexuales.
En agosto de 2016, Paglia dejó el Pontificio Consejo para la Familia, y fue nombrado Gran Canciller del Pontficio Instituto "Juan Pablo II" para la Familia y presidente de la Academia Pontificia para la Vida. Bajo su presidencia, la Pontifica Academia para la Vida ha sido literalmente vaciada de todos sus miembros, en contra del carácter vitalicio de los mismos según las constituciones de la Academia.
Más recientemente, la plataforma A Reti Unificate, que agrupa a organizaciones provida y pro-familia de Italia, ha pedido la dimisión del arzobispo como presidente de la Pontificia Academia para la Vida, luego de elogiar públicamente al polític abortista Marco Pannella. Pannella se destacó en toda su carrera política como defensor del aborto, la eutanasia, el consumo de drogas, la anticoncepción y la ideología homosexual.
Pocos días después se supo que cuando era arzobispo de Terni-Narni-Amelia, Paglia contrató a un artista ateo y homosexual para que pintara un mural "homoerótico" en la Catedral de la diócesis, en el que aparece el mismo obispo entre una masa de personas desnudas. En el mural se representa a Jesús resucitado llevando al cielo en unas redes llenas de homosexuales, transexuales, prostitutas, desnudos o semidesnudos, mezclados en actitudes y acciones eróticas.
En un reportaje televisivo, el propio Ricardo Cinalli, autor del mural, explicó que “Ningún detalle se hizo libremente o al azar”, sino que cada aspecto del mural fue aprobado por el propio Paglia y el sacerdote Fabio Leonardis. “Todo fue analizado. Todo fue discutido. Nunca me permitieron trabajar por mi cuenta”.
La imagen del supuesto “Jesús” fue tomada de una estrella de rock local, porque “la gente ve a Cristo de una manera que es ‘demasiado masculina’,” según explicó el propio artista, quien además señaló como intencional el hecho de que al Jesús del mural se le puedan ver los genitales. También indicó que desde el principio las imágenes del mural tenían que ser explícitamente eróticas, “Lo único que no me permitieron insertar fue la copulación de dos personas dentro de esta red donde todo está permitido”.
Conclusión
Estos son solo cuatro de los más notorios representantes de esa red dentro de la Iglesia Católica que trabajan activamente por cambiar la Doctrina de la Iglesia respecto de la homosexualidad. Podría parecer que sólo son cuatro casos aislados, pero como queda visto, son cuatro prelados en cargos clave, cercanos al Papa Francisco, y que si han llegado y se han mantenido en tales cargos a pesar de los escándalos, es gracias a su apoyo por parte de otros obispos tanto o más poderosos. Los católicos creemos firmemente en la idefectibilidad del magisterio de la Iglesia por gracia del Espíritu Santo, pero esto no es razón para dormir e ignorar el riesgo existente: La providencia del Espíritu Santo bien puede estar en suscitar una resistencia activa por parte de fieles laicos que exijan fidelidad al magisterio por parte de los pastores.
Es claro entonces, que los laicos católicos no podemos quedarnos conformes con dar la pelea contra el aborto y la agenda homosexual en las instituciones seculares solamente. De nada nos sirve haber frenado la imposición de la Ideología de Género en los colegios, si el clero le abre las puertas de par en par al lobby gay para que adoctrine a los menores. De nada nos sirve defender el matrimonio y la familia tal como Dios la instituyó, si los obispos empiezan a hablar de apoyar "otras uniones". La guerra del Mundo por imponer la cultura de la muerte, no es más que la guerra de Satanás contra Cristo y su Iglesia; mal haríamos si por luchar en el Mundo dejamos descuidada la Iglesia. En fin, seríamos como el ejército que desgasta todas sus fuerzas en el ataque frontal, y deja que el enemigo le ocupe la retaguardia.
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