(Semana) Monseñor Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá y recién nombrado Cardenal por el Papa Benedicto XVI, habló en entrevista con la Revista Semana, sobre la situación actual del país, la Iglesia, el “matrimonio” gay, el aborto, el conflicto entre otros.
Al ser preguntado sobre su nombramiento como Cardenal respondió: “La Iglesia Católica en Colombia ha sido un factor de cultura, de educación y de convivencia sumamente importante, y que uno de sus hijos sea elegido por el santo padre para ser cercano colaborador en el gobierno de la Iglesia universal es de gran importancia porque la voz de la Iglesia colombiana va a pesar de manera especial en las decisiones que se tomen.”
Respecto de sus preocupaciones sobre el país, dijo: “Hay muchos factores en los que el país tiene que lograr cambios muy profundos. Uno es el de la equidad social, el de la igualdad… mientras no logremos que cada colombiano al nacer tenga las mismas oportunidades, el país no podrá marchar como debe marchar. El otro cambio es el de la justicia social, entendida no solo como la distribución de la riqueza, sino como el desarrollo armonioso y equilibrado, en el que todas las posibilidades de las personas y todas las riquezas del país puedan integrarse para lograr una sociedad verdaderamente justa y equitativa.”
A una pregunta del entrevistador, acerca de si la Iglesia proponía un camino político concreto respondió: “La Iglesia no tiene una propuesta política concreta, porque no es un partido político, y para hacerlas, tendría que convertirse en partido…” y luego añadió “A Dios gracias no tenemos ya el poder político, a Dios gracias no tenemos el poder económico, a Dios Gracias no tenemos ese tipo de poder. Nuestro poder está en el poder de la verdad, que no se deja intimidar, tergiversar y que por ser incómoda muchas veces entra en conflicto porque en la sociedad a veces la mentira es conveniente.”
Frente al tema del bien común, la respuesta del cardenal fue: “Hay un núcleo de valores fundamentales que los partidos deben ver cómo se concretan y se llevan a la práctica. Ya hablamos de la equidad, de la igualdad, pero hay que hablar de otros, el valor de la convivencia, de trabajar juntos, de descubrir el bien común… Desafortunadamente para nosotros Colombia es una idea gaseosa, que no nos motiva, no nos mueve, no nos empuja. Tenemos poco sentido de pertenencia. Por eso no hay un deseo común de luchar para alcanzar una patria más libre, más democrática; en la que podamos vivir todo en paz. Por el contrario, cada uno trata de buscar sus propios intereses y esto hace que se desgarre el tejido social, que de por sí ya está roto por los grandes desplazamientos que se han producido en las ultimas décadas.”
“A partir del evangelio tenemos una compresión clara de lo que es el ser humano. Defendemos aquello que pensamos es lo que facilita la plena dignidad y el pleno desarrollo de la persona humana. Se nos acusa que trabajamos a partir de principios religiosos. Es lógico, somos una religión, somos una fe, pero eso no significa que por el hecho de ser una fe nuestros puntos de vista tengan que ser descalificados.” dijo. Acerca del “matrimonio” entre personas del mismo sexo, respondió: “Que desvirtúa totalmente el tejido social, que nace precisamente de la unión del varón y la mujer, que es la unión natural, fecunda, que permite la complementariedad profunda entre los dos y que puede aportar a la sociedad. No tengo nada contra las uniones de ellos, pero que no pretendan constituirse como célula fundamental de la sociedad con la misma validez e importancia que tiene un matrimonio heterosexual. Desde que el hombre existe sobre la tierra ha habido la unión entre varón y mujer.” y frente al tema del aborto: “La Iglesia siempre va a mantener su posición de respeto a la vida. Partimos del principio de que toda vida hay que respetarla, en especial en sus etapas más vulnerables, que son cuando empieza el embrión a formarse y en sus momento más difíciles, como las enfermedades terminales, de los últimos minutos de existencia.”
Finalmente, sobre el tema de las negociaciones de paz, apuntó: “En este momento se está dando algo nuevo que no hemos vivido en otros momentos de encuentro entre el gobierno y la guerrilla, y es la claridad. En La Habana se trata de lograr el fin del conflicto y no la construcción de una sociedad nueva. Ese es un punto fundamental. En eso el señor presidente ha sido absolutamente claro. Otra cosa es construir una sociedad más justa, equitativa, que respete los derechos de cada uno, y para eso está el juego democrático. Por eso nuestra invitación a los grupos armados es que dejen de tratar de imponerse por las armas y entren al juego democrático para que entre todos construyamos una democracia válida, que a decir verdad hasta ahora ha sido muy frágil por muchos motivos.”
Para ver la entrevista completa, clic aquí: http://www.semana.com/nacion/dios-gracias-no-tenemos-poder-politico/189399-3.aspx
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