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miércoles, 27 de noviembre de 2013

FIRMA: Mesa de diálogo en La Habana, que las FARC dejen de perseguir a los católicos

Las FARC han iniciado una gran persecución contra la Iglesia Católica. El grupo subversivo expulsó en Octubre a seis sacerdotes católicos en zona rural del Bajo Putumayo y Cauca, la restricción se dio en especial en la zona rural de Puerto Guzmán y Puerto Leguizamo. El obispo de Mocoa-Sibundoy, monseñor Luis Alberto Parra, denunció el hecho señalando que “En el manual de convivencia de las Farc que está en la zona, han pedido que cerremos los templos, que no visitemos veredas, que no prediquemos, que no celebremos nada religioso”. "(E)n principio la prohibición era por toda la semana", pero tras el reclamo de los habitantes de los poblados de Puerto Guzmán y Puerto Asís, la guerrilla permitió celebrar la santa eucaristía en el casco urbano únicamente los fines de semana y la prohibición continua en las veredas (zonas rurales).

Esta es la segunda persecución que sufrimos los ciudadanos católicos; la primera fue a mediados del siglo XIX cuando el Estado expropió los bienes eclesiásticos, expulsó obispos y hostigó a los presbíteros, pero jamás condenó a muerte a los sacerdotes que celebraran la Eucaristía. La actual persecución sigue los pasos de Nerón, del comunismo soviético de Stalín y el general ruso Timochenko y sobre todo, imita a los kemeres rojos de Camboya, guerrilleros de la selva que al llegar a la ciudad masacraron a dos millones de ciudadanos, hace medio siglo.

La persecución religiosa que también afecta a los miembros de otras confesiones, constituye un crimen de lesa humanidad porque ataca directamente a personas inocentes e inermes que dedican su vida a sembrar amor y paz. También desconoce los ingentes y sacrificados esfuerzos de nuestros obispos para buscar el perdón y la reconciliación. La paz de la Habana con persecución religiosa es un falso positivo.

Convocamos a la ciudadanía para defender la libertad religiosa y para luchar contra la persecución religiosa de las FARC.

Es de público conocimiento que las FARC han decretado una infame persecución religiosa porque ordenaron matar a los sacerdotes que celebren la Sagrada Eucaristía contra la voluntad de la guerrilla. En el Putumayo, Diócesis de Mocoa-Sibundoy las FARC autorizaron la celebración de la Santa Misa unicamente el día Domingo en el casco urbano y prohibieron que se celebre durante los otros días de la semana en las veredas; por lo que van a expulsar y asesinar a los sacerdotes que desobedezcan sus órdenes.

Esta es la segunda persecución que sufrimos los ciudadanos católicos; la primera que fue a mediados del siglo XIX cuando el Estado expropió los bienes eclesiásticos, expulsó obispos y hostigó a los presbíteros, pero jamás condenó a muerte a los sacerdotes que celebraran la Eucaristía.

La persecución religiosa que también afecta a los miembros de otras confesiones, constituye un crimen de lesa humanidad porque ataca directamente a personas inocentes e inermes que dedican su vida a sembrar amor y paz. También desconoce las ingentes y sacrificados esfuerzos de nuestros obispos para buscar el perdón y la reconciliación. La Paz de la Habana con persecución religiosa es un Falso Positivo.

Respetuosamente solicitamos al Señor Presidente de la Republica, Juan Manuel Santos que haga cumplir el artículo 19 de la Constitución que garantiza el derecho de libertad religiosa y se exprese nuestra protesta a las FARC en la mesa de negociaciones.

Exigimos a la Jefatura de las FARC que ordene terminar la persecución religiosa y que pida perdón a los ciudadanos creyentes.

Esta es una convocatoria a la ciudadanía a defender la libertad religiosa y luchar sin descanso, contra la persecución religiosa de las FARC.

Atentamente,
[Tu nombre]

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