Reproducimos la columna de Monseñor Libardo Ramírez, presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional, publicada originalmente en el sitio web de la CEC.
Escrito por: Libardo Ramírez Gómez - Vamos teniendo, día tras día, atropellos a la cultura y bases cívicas y religiosas de nuestra nacionalidad colombiana. A cada paso se los quieren justificar, y que no haya reclamo por ellos, en aras de la "libertad de pensar y actuar", así propicien realidades las más lesivas a nuestros sagrados principios y tradiciones.
Que no se aprecie a la familia como formadora de personas, iniciada por personas, iniciada por personas de distinto sexo, que, según el orden natural, se complementan, y que constituyen una alianza enriquecedora donde se cultiva el amor, con miras a tener unos hijos formados bajo su digno ejemplo. Que esto no sea algo merecedor de cultivar sino reemplazable por parejas del mismo sexo, en donde todo lo anterior es inalcanzable, y que en éstos se dé cabida a adopción de hijos, algo que se quiere entronizar como gran "avance" en nuestros días. Que se mire hasta con desdén las familias conformadas según nuestros tan benéficos principios, y se entronicen, casi como ideal, estas otras uniones antinaturales, que se le dé como lugar de cultivo de su personalidad a muchos niños en estos "modernos" hogares, es algo que buena parte de nuestros Magistrados, nos quieren implantar.
Que se diga algo en contra de esos desastrosos propósitos, lo quieren señalar como "atraso", y que no se diga una palabra en contra. ¿Estaría bien quedarse callado frente a estas situaciones? ¿Será correcto un silencio permisivo frente a ello?.
Hay algo más en nuestros días, y es que en lo más sagrado que se tiene en el culto católico, como lo es la custodia para adorar allí al Dios hecho hombre, Jesucristo vivo y realmente presente en la hostia consagrada, en lugar de esa hostia adorable, en sitio que fue templo de Dios como es la capilla del Convento de Santa Clara, en Bogotá, se ha colocado en ostensorio igual al propio para la hostia santa las partes más íntimas de la mujer, algo que es obra de Dios pero que con el recato de costumbres respetables no es para exhibición. Quieren que esto no sea mirado como grave falta de pudor y que en la sensibilidad de un país de inmensa mayoría católica esto no sea visto como irreverente profanación porque, dicen, se busca hacerlo so pretexto de "arte".
Más que justo que ante tamaña irreverencia y arrogante desplante a nuestra autentica cultura, haya habido enérgico reclamo del Presidente de nuestra Conferencia Episcopal. Es cierto que existe libertad de pensamiento y de expresión, que al arte no se le deben poner trabas, y es natural que los promotores de esa para los católicos grave ofensa, traten de decir en nada se nos ha querido ofender. Pero son escusas que se fundan en excesiva interpretación de unos derechos con lo que vulneran los de grandes mayorías, y es inaceptable escusa de algo que manifiestamente hiere el sentir de nuestro pueblo so pretexto de desbordado espíritu "progresista". Que se calle ante cosas de ese estilo ¿será lo correcto? Cualquier detalle que conculque líneas consagradas en el arte, cualquier lesión a los principios ecológicos que defiende plantas y animales, la menor burla al sentido religioso de los musulmanes, todo ésto es motivo de fuertes de rechazos. ¿Los católicos, por un reclamo de "apertura", y por de no aparecer "atrasados", tendremos qué callar ante insultos a nuestra fe y a nuestras dignas nuestras tradiciones?
Es preciso que situaciones como las comentadas sean ocasión para destacar algunos de nuestros grandes valores como el de la familia y de las misma Sagrada Eucaristía. Que hagamos con orgullo santo defensa de ellos, y, sin atropellos físicos pero sí con la dignidad de quien defiende sagrados y benéficos principios, seamos capaces, sin temor a críticas, de poner en alto y no dejarnos llevar de cómplice permisivismo. Por respeto a las mayorías de nuestra Nación las autoridades deben escuchar estos justos reclamos y frenar tan irreverentes iniciativas.
+ Libardo Ramírez Gómez
Presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional
Email: monlibardoramirez@hotmail.com
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