No terminó el papa Benedicto XVI de anunciar su renuncia por motivos de salud, y ya los medios elucubraban urdiendo un guión propio de Hollywood para satisfacer su morbosidad, inconforme con la sencillez y obviedad de la explicación dada por el Sumo Pontífice. Es increíble ver como un mismo diario publica informaciones contradictorias respecto al mismo hecho, y queda tan campante. El Vaticano aún es un lugar relativamente hermético para los medios de comunicación, y ante ello, en vez de reconocer su insuperable ignorancia, los medios han optado por dar vía libre a la imaginación.
No se entiende cómo diarios como El Tiempo y El Espectador publican entrevistas a Guillermo León Escobar, ex embajador de Colombia en el Vaticano, quien les hace una magnífica ponderación sobre el papado de Benedicto XVI y desestima las especulaciones sobre conflictos internos en la curia, y a la vez van publicando cuanta teoría conspirativa se puede encontrar en Internet. Para ellos resulta inverosímil que el Papa haya decidido renunciar luego de que su médico le pidiese no hacer más viajes trasatlánticos, habiéndose ya comprometido para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. No, para ellos debe haber una conspiración oculta, una lucha de poderes dentro del Vaticano. Una situación tal que el Papa ha sido derrotado y ha sido obligado a renunciar. En un reportaje hablaban de la lucha entre los ‘ratzingerianos’ liderados por Tarcisio Bertone y la curia nombrada por Juan Pablo II que, encabezada por Angelo Sodano habría sido la encubridora de pederastas como Maciel. Luego en otro reportaje la lucha de poderes sería entre los “diplomáticos”, que buscarían más transparencia en el funcionamiento del Vaticano, y los “Bertonianos” que llevarían una política de tapar la realidad.
Reprodujeron una noticia según la cual el Papa habría aprobado la Píldora del Día Después: el mismo secretario personal del Papa saldría luego a desmentirla. También dieron vuelo a un artículo publicado por el diario italiano La Reppublica en que el periodista Ignazio Ingrao afirma que el Papa habría renunciado luego de ver el informe sobre los ‘Vatileaks’, informe que supuestamente evidenciaría la existencia de una enorme red de influencias y un Lobby gay dentro del colegio cardenalicio. Menos de una semana después, el autor del artículo reconoce en una entrevista a Ilsussidiario que no conoce el informe, sino que “habría reconstruido el método seguido por los cardenales”, es decir, habría supuesto lo que el informe habría de decir.
Tal desorientación es aún más evidente cuando se observan las columnas de opinión. Bien es sabido que en las columnas de opinión en los principales medios de comunicación, cunde la unanimidad en torno al progresismo y la defensa del “Espíritu del Concilio” donde el Vaticano II (Que por lo visto, ninguno ha leído) habría sido un llamado a la Iglesia a renunciar a su tradición y ‘abrirse’ a la “redención” prometida por la modernidad. Así las cosas, se esperaría una opinión más o menos unánime respecto de la renuncia del Papa, por el contrario, dada la ignorancia predominante cada quien ha hecho su propia lectura según sus prejuicios cognitivos.
Antonio Caballero, desestima las razones dadas por el Papa y considera que la renuncia es una jugada política del mismo para imponer a su sucesor. Contrario al resto del mundo informativo, incluso a los biógrafos y personas cercanas al Papa quienes dicen que Benedicto XVI es un gran intelectual pero un mal político (e incluso leen su renuncia en esos términos), Caballero afirma que Benedicto XVI “es un viejo zorro de la política vaticana” y “a la cumbre llegó tras una larga carrera burocrática, sorteando obstáculos y tragando sapos”.
Sonia Gómez Gómez, celebra la renuncia del Papa al considerar que el signo encierra un sismo que el mismo Papa ha querido provocar. Según ella, los medios etiquetaron a Benedicto XVI como un ultraconservador y no supieron ver en él al progresista que ahorra ha querido revolcar la institución “liderando desde las sombras” un ala reformista.
J. William Pearl reconoce que Benedicto XVI ha encarado con firmeza los problemas durante este pontificado. Para él, la renuncia se debe a la lucha entre conservadores y progresistas, y esta vendría a ser un signo de humildad del Papa, un reconocimiento implícito de la crisis “de inmensas proporciones” de la Iglesia y la necesidad de modernizarla.
Cristina de la Torre especula que la lucha de poderes del Vaticano se da entre la Teología de la Liberación y el sector conservador que habría llegado a una “crisis de autoridad y legitimidad”. La columnista ve en las dos corrientes teológicas, dos ideologías políticas enfrentadas. De paso vuelve y afirma que Voto Católico es un Partido Político liderado por Alejandro Ordóñez, lo que hace pensar que no ha leído nuestro artículo corrigiéndola.
Puede verse la tragicomedia en que han caído los medios de comunicación, cuando se ponen todas las informaciones en mosaico. Cada quien dando rienda suelta a la imaginación y reafirmándose en sus propios prejuicios hacia la Iglesia como única fuente fiable de información.
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