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martes, 26 de marzo de 2013

La cuestión científica sobre la adopción por padres homosexuales

El pasado 21 de marzo, la Academia Americana de Pediatría publicó una declaración a favor de la adopción por parejas homosexuales en los Estados Unidos. Contrario a lo que afirman diarios como El Espectador, esta declaración no es un informe o un reporte científico, no es el resultado de una nueva investigación ni aporta información nueva al debate. Sólo se trata de una declaración por la cual las directivas de la AAP ratifica la línea política que han adoptado desde 2002.

¿Cuál es la información científica que hay hasta el día de hoy sobre la adopción de niños por parejas homosexuales?

En este tema específico se puede decir que abundan los estudios pero escasea la información. Como denuncian los doctores Jokin de Irala y Cristina López de Burgo en su documento “LOS ESTUDIOS DE ADOPCIÓN EN PAREJAS HOMOSEXUALES: MITOS Y FALACIAS”, existen diversos estudios que apoyan la inocuidad de la crianza por padres homosexuales en niños, pero al examinar su metodología se observan numerosas deficiencias que invitan a la duda sobre la validez de los resultados presentados.

Los doctores evaluaron el rigor metodológico de tales estudios según los siguientes criterios:

  1. La selección de las muestras comparadas: En muchos de los estudios se ha comparado a grupos de voluntarios homosexuales contra selecciones aleatorias de familias heterosexuales que no poseen las mismas condiciones socioeconómicas del primer grupo.
  2. El ajuste pertinente de las variables de confusión: Muchos de los análisis no consideran las múltiples variables que pueden influir en los resultados, como puede ser la estabilidad de la relación conyugal, la presencia de divorcios, la cohabitacíón, etc.
  3. Estudio de las variables de interés: Con cierta frecuencia no se estudian todas las variables que serían pertinentes para responder a la pregunta de la adecuación de la adopción por parejas del mismo sexo. En muchas ocasiones las conclusiones tienden a ser demasiado generales y abarcan aspectos que no se desprenden realmente de los datos.
  4. Tamaño muestral:  El tamaño muestral debe ser suficiente, sobre todo cuando se pretende concluir que «no hay diferencias entre los grupos comparados». Un tamaño muestral pequeño reduce la potencia del estudio, es decir, la probabilidad de detectar como estadísticamente significativa una diferencia que realmente existe. La ausencia de diferencias estadísticamente significativas en estudios con escasa potencia no quiere decir que los grupos comparados sean iguales.
  5. Representatividad de la muestra y generalización de resultados: Muchos estudios pretenden demostrar que no hay diferencias entre familias homosexuales y familias heterosexuales, cuando en el primer grupo sólo se examinan grupos de lesbianas, no de parejas de hombres, y para el segundo se acude a madres solteras, no a familias estables compuestas por ambos padres.
  6. Tiempos de seguimiento: El tiempo de seguimiento debe ser suficiente para poder observar ciertos desenlaces como la orientación sexual de los hijos, su integración social, los posibles problemas en la adolescencia, etc.
  7. Valoración adecuada de la exposición y los subsiguientes desenlaces: Algunos niños y niñas han crecido en un hogar de heterosexuales hasta que uno de los padres declara su homosexualidad y antes de vivir en un hogar de personas del mismo sexo. Esto no puede de ninguna manera representar el efecto que puede tener sobre un menor el ser adoptado por una pareja del mismo sexo.
  8. Validación de los instrumentos de medida: Con cierta frecuencia, los instrumentos (por ejemplo, cuestionarios) utilizados en los estudios no han sido validados y no se ha demostrado su capacidad de reproducibilidad. Por ejemplo, no sería correcto limitar las observaciones a «impresiones subjetivas de los hijos, de los padres heterosexuales o de parejas del mismo sexo».
  9. Sesgos de información: En algunos trabajos no se respeta el anonimato de los participantes al recoger la información y esto se asocia a sesgos como el de obsequiosidad o el de aceptabilidad social.

En este video producido por el Instituto Mexicano de Orientación Sexual, en EE.UU. se observan justamente tales deficiencias metodológicas de dos estudios que son frecuentemente citados dos para apoyar la adopción por padres homosexuales. Son justamente el Estudio realizado en el 2002 por la American Academy of Pediatrics, según el cual sustenta la declaración que hizo hace pocos días, y el realizado en 2005 por la división LGBT de la Asociación Americana de Sicología.

En 2002 la Universidad de Sevilla realizó un estudio, según el cual las parejas homosexuales incluso podrían ser mejores padres que las parejas heterosexuales. Este estudio fue utilizado por el gobierno para aprobar el matrimonio homosexual unos años después. Sin embargo, la crítica de diferentes expertos de España y de otros países hacia el estudio ha sido contundente en señalar los diversos sesgos metodológicos del mismo.

Entre otras cosas, en el estudio las personas se inscribían voluntariamente al estudio y podían abandonarlo en el curso del mismo. La muestra nunca cumplió los requisitos de representatividad, pues el 70% de las parejas tenían títulos universitarios y un alto nivel de ingreso. De las 60 familias con que comenzó, se desvincularon 13 durante el estudio. De las 47 que lo terminaron, se descartaron 19 por tener hijos mayores de 15 años (La edad en la cual comienzan a ser verificables las influencias de la crianza en la orientación sexual), y de las 28 restantes, 14 eran monoparentales, es decir, no eran criados por parejas homosexuales. Sólo 10 eran hijos adoptados. Nunca hubo parejas de  hombres en el estudio. También se denunció que la autora principal del estudio, la investigadora María del Mar González, mencionó públicamente los resultados de la investigación aún cuando esta no había terminado.

En el siguiente documento de la plataforma ciudadana Hazte Oir, hecho en 2005, se realiza una crítica a estos estudios y se presenta evidencia científica que la refuta.

Con base en estas críticas, los criterios señalados por los doctores de Irala y del Burgo, y la crítica metodológica del profesor Loren Marks al estudio de la APA, la Universidad de Texas organizó una investigación en el 2011, dirigida por el profesor Mark Regnerus, llamada “New Family Structures Study” en la cual se buscó corregir los principales problemas de validez de los estudios anteriores. Es el estudio más actual, y con mayor rigor metodológico que existe al día de hoy sobre este tema.

Los resultados han sido expuestos de forma interactiva en la página web http://www.familystructurestudies.com/es/, donde puede además observarse cómo el estudio divide a las personas que fueron estudiadas a partir de diferentes estructuras familiares (no sólo parejas homosexuales vs. parejas heterosexuales) por lo que se garantiza mucho más la representatividad de los mismos.

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