Publicamos el editorial de Mons. Darío de Jesús Monsalve, Arzobispo de Cali, en el periódico La Voz Católica.
En nombre de Dios, por la Sangre de Jesús, por la salvación de tu alma, por la paz de tu conciencia, por el grito y la orfandad de los inocentes, porque toda vida humana está puesta aquí por Dios mismo, en fin, porque nacer, vivir y morir son, en todo ser humano, un camino que exige la solidaridad colectiva para MANTENER LA CADENA DE LA VIDA, por todas las razones del mundo y las leyes de Dios: ¡ROMPE TODO VÍNCULO CON EL HOMICIDIO, CON EL ASESINATO, CON LA IDEA O EL ACTO DE MATAR A OTROS! ¡CONVIÉRTETE A LA CADENA DE LA VIDA! En vez de matar, abre tu corazón a la solidaridad con la vida de todo ser humano.
¡Por Dios! El desangre diario de nuestras ciudades y campos, los que asesinan, los que los mandan o les pagan, los que aceptan y se enseñaron o enviciaron con el derramamiento de sangre humana, los que se dejaron domesticar por el Caín que llevamos dentro, los que se “distraen” viendo violencia y depredación humana en las pantallas, los que “comercian” con la violencia y las armas, los que aplican ejecuciones sumarias y arbitrarias, los que creen que es mejor matar al delincuente o al subversivo en vez de reducirlo a impotencia y apresarlo, toda esa Colombia envuelta en las miles formas de atentar contra la vida humana, sienta el DETÉNTE DE DIOS, sea rendida y liberada de todo vínculo con este torrente de horror, este rio nacional de sangre que clama al Cielo y profana la tierra.
Que la Cuaresma y la Pascua de este 2013 sea el arranque de una movilización nacional, de una lucha social contra el homicidio y las armas, contra todos los factores que forman asesinos en vez de personas solidarias, que impulsan y alimentan esta gigantesca máquina del matar y matar sin fin. La Cruz de Jesús, padecida para arrancar del corazón y de la vida de los humanos todo homicidio y esclavitud de la muerte, nos haga reaccionar frente a la masacre nacional que vive Colombia y ensangrienta nuestras conciencias pusilánimes y cómplices. Que EL BESO A LA CRUZ del Viernes Santo sea un compromiso nacional con el Cristo del perdón y de la vida que absorbe el odio y la muerte. Que el Sacramento de la Confesión sea ofrecido con generosidad en todas las parroquias y centro de culto, llamando a reconciliarse con la vida y su Dador, absolviendo los delitos de aborto y de asesinato con actitudes de misericordia y ayuda espiritual a quienes los confiesan ¿Cómo hacer de la Semana Santa el grito de la vida que mira en JESUCRISTSO LA ESPERANZA DE UNA SOCIEDAD, DE UNA HUMANIDAD, CON CERO ASESINATOS?
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