Para los que no estén al tanto de la situación de la Iglesia Católica en China haremos un breve resumen: El gobierno comunista pretende tener el control total, administrativo e ideológico, sobre las confesiones religiosas en China, por lo cual pretende que los católicos chinos deben obedecer al gobierno comunista y no a la Iglesia universal. Algo parecido a la Constitución civil del clero impuesta en Francia por la Revolución Francesa. El mecanismo de este control es la “Asociación Patriótica China” dirigida por ateos del gobierno, y el “Consejo de Obispos” dirigido por los obispos leales al régimen. Ninguna de las dos insituciones tiene reconocimiento canónico de La Santa Sede.
Una de las principales manifestaciones de este control está en la intención permanente del gobierno chino de ordenar obispos sin la autorización del Papa, lo cual implica un delito de cisma para los obispos ordenantes y el obispo ordenado. Por su parte, existe un importante sector de la Iglesia Católica en China que rechaza a la Asociación Patriótica y se han mantenido fieles a la Iglesia Universal, a pesar de ser continuamente perseguidos y encarcelados por el gobierno chino: son la Iglesia Católica clandestina. En varias diócesis existe un obispo cismático puesto por el régimen, y un obispo clandestino elegido por el Papa y perseguido por el gobierno.
La información de AsiaNews el día de hoy, es que la Santa Sede le ha pedido a un obispo fiel, clandestino, que renuncie para dejar a cargo de la diócesis a un obispo cismático:
Por segunda vez en tres meses, la Santa Sede ha pedido la renuncia a Mons. Zhuang, quien fue ordenado secretamente en 2006, con la aprobación del Vaticano. Sin embargo, el gobierno chino le reconoce sólo como sacerdote, y apoya al obispo excomulgado Mons. José Huang Bingzhang, quien desde hace largo tiempo es miembro de la Asamblea nacional del pueblo, nombre otorgado al parlamento chino.
En una carta fechada el 26 de octubre, se pidió a Mons. Zhuang, de 88 años, que presentara su renuncia y dejara la cátedra al obispo excomulgado, que la Santa Sede está a punto de reconocer. Una fuente eclesial de Guangdong, que pidió mantenerse tras el anonimato, refiere a AsiaNews: «Esa vez Mons. Zhuang se negó a obedecer, e incluso aceptó ‘cargar con la cruz’ por haber desobedecido».
La fuente eclesial relata un ulterior incidente: del 18 al 22 de diciembre pasado, Mons. Zhuang fue llevado de su diócesis, en el sur del país, y escoltado hasta Beijing, para reunirse con algunos altos representantes del gobierno central y una delegación del Vaticano.
Representantes del gobierno mantuvieron bajo control a Mons. Zhuang hasta el 11 de diciembre. Aún a sabiendas de que el obispo es anciano, de que no goza de buena salud, y del clima extremadamente frío que imperaba en Beijing, ellos se negaron a aceptar su pedido de no dirigirse al norte, y tampoco le garantizaron la presencia de un médico. La fuente precisa que con Mons. Zhuang viajaron siete represnetantes de gobierno, pero que no permitieron que ningún sacerdote se sumara al viaje.
El anciano obispo fue alojado en el hotel Huguosi. El 19 de diciembre, lo llevaron a visitar algunos monumentos; al día siguiente fue llevado a visitar las sedes de la Asociación patriótica y del Consejo de Obispos chinos (cismáticos), donde se reunió con los obispos Ma Yinglin, Shen Bin y Guo Jincai, quienes se desempeñan, respectivamente, como presidente, vice-presidente y secretario general del Consejo de los obispos. La Asociación Patriótica y el Consejo de obispos no son reconocidos por la Santa Sede; además, los obispos Ma y Guo son ambos ilícitos, y aún no se han reconciliado con el Vaticano.
El 21 de diciembre, Mons. Zhuang fue llevado al hotel estatal de Diaoyutai. Allí fue recibido por tres representantes de la Administración estatal de asuntos religiosos; en esa ocasión, el Pbro. Huang Baoguo, un sacerdote chino que en el pasado trabajó en la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, lo condujo a un encuentro con –como dice la fuente deAsiaNews – «un obispo extranjero y tres sacerdotes extranjeros del Vaticano».
Desde que China y la Santa Sede retomaron los diálogos oficiales en 2014, Mons. Claudio Maria Celli fue colocado a cargo de las negociaciones. Si bien ya está retirado, en el pasado se desempeñó en la Secretaría de Estado, y es muy práctico en lo que respecta al tema China-Vaticano, y debido a ello ha estado varias veces en China. La fuente piensa que el prelado presente en el encuentro fue Mons. Celli.
La fuente de AsiaNews afirma que «el obispo extranjero» explicó a Mons. Zhuang cuál era el objetivo de su viaje a China: hacer algo para lograr un acuerdo con el gobierno chino, y lograr que Mons. Huang, el obispo ilegítimo, pasase a ser el obispo ordinario de la diócesis.
La fuente continúa explicando que la delegación vaticana pidió a Mons. Zhuang retirarse, confirmando cuanto estaba escrito en la carta fechada el 26 de octubre, agregando, a modo de consuelo para el viejo obispo, la posibilidad de que él pueda sugerir a Mons. Huang tres nombres de sacerdotes, entre los cuales este último elegiría al vicario general.
«Mons. Zhuang, al volver a escuhar el pedido, rompió en llanto», afirma la fuente, y agrega que «sería inútil nombrar como vicario general a un sacerdote que Mons. Huang podría remover según su agrado».
Algunos obispos del sur de China se opusieron a la idea de reconocer tan apresuradamente a Mons. Huang, quien fuera excomulgado oficialmente por la Santa Sede en 2011, cuando él aceptó la ordenación episcopal sin el mandato del Papa. Uno de los obispos, que pidió mantenerse en el anonimato, dijo a AsiaNews que el Vaticano les ha pedido una opinión acerca de Mons. Huang. «No sé cómo irá a terminar todo eso -agregó- pero ésta me parece una solución horrible».
En lo que respecta a la situación de Shantou, AsiaNews incluso ha pedido una confirmación del Vaticano. Un representante que está familiarizado con el caso de China, ha dicho que la carta recibida por Mons. Zhuang no era más que un pedido de opinión acerca del obispo ilícito Mons. Huang; otra personalidad ha callado al respecto. El Card. Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, ha confirmado las noticias recogidas por AsiaNews.
La nueva Ostpolitik vaticana emprendida en el pontificado del Papa Francisco ha sido causa de preocupación constante entre los católicos chinos, que sienten un abandono total del Vaticano a quienes han soportado la persecusión con tal de mantenerse fieles a la Fe Católica. El Cardenal Joseph Zen de Hong Kong ha sido el primero en protestar por el nuevo acercamiento en que el Vaticano permite a los comunistas tomar el control de la Iglesia en China.
En noviembre de 2016 un sacerdote clandestino chino escribió una carta quejándose públicamente por la legitimación de lso abusos comunistas por parte de la Santa Sede:
Ante todo, el contenido del acuerdo, ¿existe o no? ¿Se evalúa o no la cuestión de la actual persecución religiosa en China?
En segundo lugar, por lo que parece, en el acuerdo se habla del perdón del Papa a los obispos ilegítimos, de modo que todos los obispos estén en comunión con el Papa. Pero nosotros nos preguntamos: ¿No debería el Vaticano pedir a los obispos oficiales que abandonen la Asociación patriótica?
En tercer lugar, en lo que se refiere a la llamada Conferencia episcopal china: ¿dicha organización, guiada por Beijing, continuará existiendo o no?
Si China y el Vaticano han de firmar un acuerdo referido al nombramiento de los obispos, nos encontramos ante dos graves problemas:
a) Si tuviésemos que seguir el espíritu del acuerdo, deberíamos pertenecer y obedecer a los obispos de la iglesia oficial. Pero si aún siguiera existiendo la AP, la Oficina de asuntos religiosos del gobierno pedirá a los curas, que pertenecen a los obispos oficiales, que adhieran a la Asociación patriótica, apoyando la independencia, la autogestión y la autonomía de la Iglesia. Y nosotros, ¿qué hacemos?
b) b) Si nosotros no pertenecemos a los obispos oficiales, entonces, ¿no seríamos doblemente ilegítimos?
Somos ilegítimos en la Iglesia, según la ley de la iglesia, dado que los sacerdotes no pueden existir sin una referencia (pertenencia) al obispo.
Somos ilegítimos desde el punto de vista del gobierno, (porque) nos negamos a registrarnos y esto, porque rechazamos adherir a la Asociación patriótica y recibir su carnet (con la registración del gobierno). De ese modo nosotros nos convertiríamos en lo que los nuevos reglamentos definen como «personal eclesiástico ilícito».
Frente a semejante delicada situación, nos preguntamos: ¿qué debemos hacer? ¿Tenemos que volver realmente a casa?
El Card. Zen dijo: «¡Dios no quiere un profeta exitoso, sino un profeta fiel!»
El p. Zhang Bo Da, un sacerdote perseguido, muerto en la diócesis de Shanghái supo decir: «¡Prefiero ser un fiel que tiene un Papa, en vez de un obispo sin Papa»!
Quien nos ha precedido, nos dio un ejemplo que imitar. Gracias a la ayuda del Señor, nosotros seguiremos adelante, continuaremos marchando en el camino de la fidelidad a Cristo, a la Iglesia y al Papa.
La aprobación en este caso, por parte de la Santa Sede, de instalar en una diócesis a un obispo cismático, y la degradación de un obispo fiel, representa una maniobra incomprensible por parte de quienes deberían velar por el bien de la Iglesia.
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