Hace unos días la diputada santandereana Ángela Hernández publicó una foto en su cuenta de Twitter, en la cual afirma “Como defensores de familia es una alegría compartir con hombres que algún día tuvieron confundida su sexualidad; hoy gracias a Dios y su poder han podido recuperar su identidad.” De inmediato, el diario El Espectador, panfleto del progresismo masónico, corrió a entrevistar a Marcela Sánchez, directora de “Colombia Diversa” el principal lobby LGBT del país, al respecto.
La entrevista es algo extensa para su contenido: La entrevistadora Cecilia Orozco Tascón no hace sino repetir la misma pregunta una y otra vez, y por ende, las respuestas de Sánchez también giran en torno a repetir exactamente lo mismo. No obstante, en la entrevista se observa una contradicción, que lejos de ser error de la entrevistada, es sintomática de la contradicción permanente en que incurre el lobby LGBT al enfrentarse al hecho de que hay personas que abandonan la homosexualidad:
Una diputada santandereana de posiciones ultrarreligiosas publicó en redes esta semana una polémica imagen en la que aparece ella, muy sonriente, con cinco señores, y un pie de foto en que se lee: “Como defensores de familia es una alegría compartir con hombres que algún día tuvieron confundida su sexualidad; hoy gracias a Dios y su poder han podido recuperar su identidad”. ¿Cuál es su reacción ante ese mensaje?
Se trata de lo que puede denominarse propaganda política basada en engaños, la cual fomenta, además, la intolerancia. Es imposible leer esa imagen por fuera de la coyuntura mundial de movimientos que se oponen a que las personas LGBT seamos consideradas ciudadanas plenas que —como mínimo— tenemos derecho a la autodeterminación, a decidir lo mejor para nosotros mismos y a no avergonzarnos por lo que somos. Tampoco se puede leer por fuera de la campaña electoral de grupos evangélicos que hacen política con su rechazo a la población LGBT, usando estrategias de comunicación que aprovechan la confusión, apelan a los miedos y generan pánico sobre la sexualidad e identidad de las personas por la desinformación de la sociedad en estos temas.
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La siguiente frase del mismo mensaje, en que se dice: “Hoy, gracias a Dios y su poder han podido recuperar su identidad”, ¿también la preocupa?
Sí. En primer lugar, por el nivel de confusión de los términos usados y porque se intenta volver masivo ese mensaje. En segundo lugar, porque creemos firmemente que no es posible, mediante prácticas religiosas, cursos o exposición en medios de comunicación, cambiar la orientación sexual o la identidad de género de nadie. Por esta misma razón, no son ciertas las afirmaciones de algunos grupos religiosos en el sentido de que nosotros pretendemos homosexualizar niños y decirles que pueden “volverse” hombres o mujeres. Son completamente falsas. Sería un despropósito celebrar que convertimos a alguien en gay, lesbiana o trans. No lo consideramos ética ni humanamente posible.
Por una parte, dice Sánchez que las personas LGBT “tenemos derecho a la autodeterminación, a decidir lo mejor para nosotros mismos y a no avergonzarnos por lo que somos”, e inmediatamente después dice “creemos firmemente que no es posible, mediante prácticas religiosas, cursos o exposición en medios de comunicación, cambiar la orientación sexual o la identidad de género de nadie”. ¿Respecto a qué tienen entonces la mencionada autodeterminación? ¿Tienen derecho a “decidir lo mejor para nosotros mismos” pero no tienen derecho a decidir que dejar la homosexualidad es lo mejor para ellos?
De hecho las contradicciones llegan al absurdo cuando pretenden posar de rigoristas a la hora de juzgar los casos de ex-homosexuales.
Entonces, ¿descarta la veracidad de la afirmación de la diputada sobre la supuesta “conversión” sexual de los hombres que aparecen a su lado en la fotografía?
En 15 años de trabajo en Colombia Diversa, no conocemos un caso en ese sentido ni una teoría científica que valide esas prácticas.
¿Y es que acaso hay una “teoría científica” que valide que cuando un hombre se mutila los genitales y se pone implantes se convierte en mujer? Que quienes reclaman que la sexualidad humana está desvinculada de cualquier dato biológico, y correponde única y exclusivamente a la percepción subjetiva de la persona sobre su propia identidad, exijan una “teoría científica” que valide que haya personas que hayan dejado la homosexualidad es, cuando menos, ridículo.
Y no es que no exista evidencia empírica de que estos cambios sean reales y una explicación psicológica de lo que ocurre, de hecho se apoya en lo que la investigación psicológica conocía acerca de las causas de la homosexualidad, y que el lobby gay se encargó de silenciar luego de tomar el control de la Asociación Americana de Psicología. Más aún, son muchos los homosexuales, incluso figuras públicas que reafirman su homosexualidad, quienes han declarado ser perfectamente conscientes del carácter adquirido de sus inclinaciones homosexuales.
Claro está, para el lobby LGBT, aceptar que la homosexualidad es causada por factores en la crianza, y que como tal representa una condición perfectamente sanable, implica el derrumbe de toda su narrativa ideológica que se funda en la equiparación entre la homosexualidad y la heterosexualidad. Marcela Sánchez ridiculiza y minimiza el testimonio de las personas ex homosexuales, porque sabe que después del revés que supuso la reacción contra la Ideología de Género en 2016 sabe que proponer la prohibición de la terapia reparativa puede dispararles por la culata. Pero no albergamos la menor duda de que apenas sientan un cambio en el ambiente político, como con la elección de un presidente pro-LGBT, no tendrán temor de reclamar la persecusión a todo el que ofrezca apoyo a las personas que quieran dejar la homosexualidad.
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