(EWTN: Diac. Nick Donnelly) El profesor Roberto de Mattei, aclamado historiador de la Iglesia, ha advertido que la decisión del Papa Francisco de no responder la dubia de los cuatro cardenales ha sumergido a la Iglesia en una guerra civil. Los católicos ahora deben escoger qué lado tomar en la “guerra civil”, lo que el Profesor enmarca en términos de tomar posición por la fidelidad o tomar partido por la infidelidad. De Mattei presentó su análisis completo de la crisis en una entrevista exclusiva a Lifesite News. El Prof. de Mattei es profesor de la Universidad Europea de Roma y el presidente de la Fundación Lepanto. Le dijo a Lifesite News, “es importante comprender que hoy hay una clara decisión entre fidelidad a la Iglesia, al Magisterio perenne, o infidelidad, que significa errores, herejía y apostasía”.
De Mattei respaldó el cuestionamiento hecho por los cuatro cardenales sobre el estado de la Iglesia ante la publicación de Amoris Laetitia del Santo Padre. El Cardenal Burke y los demás explicaron en su dubia, “Hemos indicado que hay una grave desorientación y una gran confusión de muchos fieles respecto a asuntos extremadamente importantes para la vida de la Iglesia. Hemos señalado que incluso dentro del Colegio Episcopal están contrastando las interpretaciones del Capítulo 8 de Amoris Laetitia. El Profesor estuvo de acuerdo con la conclusión de los cardenales que Amoris Laetitia está causando “enormes confusiones al interior de la Iglesia” debido a las enseñanzas morales ambiguas del Papa, que han resultado en “división” y “fragmentación” entre los obispos, sacerdotes y los fieles.
El profesor expresó su aprobación a las acciones de los cardenales al presentar las cinco dubium (dudas)poniendo la culpa de la subsiguiente confusión y conflicto en la puerta del Santo Padre:
La causa de esta confusión, el autor de esta confusión no son los cuatro cardenales, por supuesto, yo pienso que el principal autor de esta confusión es el Papa Francisco, porque es desde su su pontificado que estas cosas van tan rápido, tan veloz. A veces pareciera que a él le gusta crear esta confusión. Los cardenales actuaron de una manera perfecta desde un punto de vista canónico. Considero muy grave el hecho de que el Papa, que es la suprema autoridad de la congregación, no quisiera responder. De hecho, esta ya es una respuesta.
También apoyó la determinación del Cardenal Burke de emitir una declaración formal de graves errores si el Papa Francisco no responde a su dubium:
La importancia de esta iniciativa no sólo es advertir al Papa sobre los errores encontrados en Amoris Laetitia, también advertir a los fieles, informar a los fieles, porque entre los fieles hay confusión pero también hay ignorancia. Y pienso que tenemos el deber de hacer que los fieles sean conscientes de la gravedad de esta situación.
El profesor de historia de la Iglesia concluye que la crisis es tan grave que ya no es posible para los católicos mantenerse neutrales en la guerra civil provocada por Amoris Laetitia:
La situación es tan grave que una posición neutral ya no es posible. Hoy estamos en una guerra, una guerra civil religiosa, desafortunadamente. No me agrada esta guerra, pero estamos involucrados en ella en contra de nuestra voluntad. No hemos creado la situación, pero esta situación obliga a todos a buscar un posición clara. Y por esto, pienso que debemos agradecer a los cuatro cardenales por su coraje e impulsarlo a continuar su acción y su testimonio.
El Prof. Robert Spaemann, líder filósofo Católico Alemán, amigo y contemporáneo del Papa Benedicto XVI, también ha expresado inquietud frente a que el Papa Francisco ha llevado el “supremo Magisterio” a descrédito por su negativa de responder a la dubia de los cardenales. El Prof. Spaemann, profesor emérito de la Universidad Ludwing-Maximilian de Munich, expresó su preocupación en una entrevista con el Nuova Bussola Quotidiana.
Spaemann expresó su apoyo a la dubia de los cardenales y su decisión de hacer su iniciativa pública una vez el Santo Padre se negó a responder:
Con la dubia, los Cardenales asumieron su deber apropiado de apoyar con su consejo –dado que ellos son “senadores”– a la Iglesia en la persona del Santo Padre. Es lamentable que sólo cuatro cardenales hayan tomado la iniciativa en este asunto. Los cuatro Cardenales han elegido el camino correcto. El Papa fue el primero en recibir la dubia, aunque creo que el texto también fue pasado a la Congregación para la Doctrina de la Fe. No fue escrita como una “carta abierta”, pero fue enviada directamente al Santo Padre. Sólo fue hecha pública después, después de que el Papa se negó a responderla.
El profesor también expresó gran preocupación sobre el daño hecho al “supremo Magisterio” por el silencio del Papa Francisco:
La negativa del Papa a responder la apelación de los cuatro Cardenales me llena de gran preocupación pues, de cierta manera, en este caso el supremo Magisterio está siendo degradado. El Papa claramente tiene una profunda aversión a esta decisión en la que un “sí” o un “no” es requerido.
El profesor de filosofía rebatió la negativa del Papa de dar un “si” o un “no”con el ejemplo de Cristo, el Señor de la Iglesia, quien a menudo se presentó a sus discipulos con decisiones de esta clase. En la pregunta específica con respecto al adulterio, Jesús conmociona a los apóstoles con la simplicidad y la claridad de su doctrina.
Comentario del Diácono Nick Donnelly
La Sagrada Escritura deja muy claro cómo los fieles deben responde si alguien trata de enseñar un “nuevo evangelio” en lugar del Evangelio entregado a nosotros por los Apóstoles:
Me maravillo de que abandonando al que os llamó por la gracia de Cristo, os paséis tan pronto a otro evangelio –no que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren deformar el Evangelio de Cristo–. Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema! (Gálatas 1, 6-9).
Esta fuerte respuesta en contra de aquellos que buscan “pervertir el Evangelio” fue solemnemente definida por el Vaticano I en términos de ser el derecho y el deber de la Iglesia proscribir “opiniones que es sabido son opuestas a la doctrina de la fe” (Dei Filius, Cap. 4).
Claramente, todos los fieles tienen el derecho y el deber de cuestionar a aquellos obispos y sacerdotes que interpreten la Amoris Laetitia en formas que son contrarias a la doctrina de Nuestro Señor en la indisolubilidad del matrimonio y el pecado del adulterio y la fornicación.
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