VATICANO, 10 Sep. 12 / 09:49 am (ACI/EWTN Noticias).- "Siembren Evangelio y cosecharán reconciliación", exhortó esta mañana a los Obispos de Colombia el Papa Benedicto XVI en su discurso al segundo grupo de prelados que realiza su visita ad limina.
Este mediodía (hora local), en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Santo Padre señaló que "a pesar de algunos signos esperanzadores, la violencia continúa trayendo dolor, soledad, muerte e injusticia a muchos hermanos en Colombia". "Al mismo tiempo que reconozco y agradezco la misión pastoral que, muchas veces en lugares llenos de dificultades y peligros, se está realizando en favor de tantas personas que sufren inicuamente en su amada Nación, les animo a seguir contribuyendo a la tutela de la vida humana y al cultivo de la paz, inspirándose para ello en el ejemplo de nuestro Salvador y suplicando humildemente su gracia".
El Papa alentó luego: "siembren Evangelio y cosecharán reconciliación, sabiendo que, donde llega Cristo, la concordia se abre camino, el odio cede paso al perdón y la rivalidad se transforma en fraternidad". Benedicto XVI resaltó la importancia de la visita de los Obispos a Roma, como una "oportunidad para avivar la unidad efectiva y afectiva con el Pastor de la Iglesia Universal y también entre ustedes mismos, de modo que se intensifique en todos, y refuerce positivamente entre los fieles, aquel ideal que identifica a la comunidad eclesial desde sus inicios: ‘Tenía un solo corazón y una sola alma’".
El Santo Padre resaltó asimismo que "la historia de Colombia está indeleblemente marcada por la profunda fe católica de sus gentes, por su amor a la Eucaristía, su devoción a la Virgen María y el testimonio de caridad de insignes pastores y laicos" que ha dado como fruto muchas vocaciones. "Junto a esto, ustedes mismos han constatado también los efectos devastadores de una creciente secularización, que incide con fuerza en los modos de vida y trastorna la escala de valores de las personas, socavando los fundamentos mismos de la fe católica, del matrimonio, de la familia y de la moral cristiana". A este respecto, subrayó el Papa, "la infatigable defensa y promoción de la institución familiar sigue siendo una prioridad pastoral para ustedes. Por ello, en medio de las dificultades, les invito a no retroceder en sus esfuerzos y a seguir proclamando la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio como Iglesia doméstica y santuario de la vida".
Al expresar su apoyo al Plan Global 2012-2020 de la Conferencia Episcopal de Colombia, el Pontífice alentó a la Nueva Evangelización para que así "el dinamismo de renovación interior llevará a sus compatriotas a revitalizar su amor al Señor, fuente de la que podrán surgir caminos que infundan una firme esperanza para vivir de manera responsable y gozosa la fe e irradiarla en cada ambiente". El Papa se detuvo luego en el cuidado de los Obispos respecto a los sacerdotes, diáconos y religiosos, de quienes los prelados deben ser "modelo de vida y entrega a la misión recibida de Cristo".
Tras exhortar a la promoción de las vocaciones, Benedicto XVI pidió revisar "los contenidos y métodos de su formación, con el deseo de que ella responda a los desafíos de la hora presente y a las necesidades y urgencias del Pueblo de Dios". Sobre el apostolado a los jóvenes, el Papa recordó que ellos necesitan abrirse a Cristo ya que "Él dio su vida para que tengan vida abundante, para que su corazón no se deje arrastrar por la mediocridad o por propuestas que acaban dejando el vacío y la tristeza tras de sí. Él desea ayudar a cuantos tienen el futuro por delante a realizar sus más nobles aspiraciones, para que aporten una savia fecunda a la sociedad, y así ésta avance por las sendas de la salvaguarda del medio ambiente, del ordenado progreso y la real solidaridad".
"Queridos hermanos en el Episcopado, al asegurarles una vez más mi cercanía y benevolencia, los encomiendo a cada uno de ustedes a la protección materna de María Santísima, en su advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá". Para concluir el Papa hizo votos para que la Madre de Dios "interceda por los ministros ordenados, los religiosos, las religiosas, los seminaristas, los catequistas y los fieles de cada una de sus arquidiócesis y diócesis, acrecentando en todos el deseo de amar y servir a su divino Hijo".
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