En Tu Si Cuentas han creado una petición online para enviar a todos los senadores, pidiéndoles hundir el Proyecto de Ley 70 de 2012 Senado que pretende legalizar la eutanasia en Colombia. Ese proyecto ya fue votado el pasado miércoles y estuvo a punto de hundirse, pero no alcanzó a completar el quórum. Su autor, el senador Armando Benedetti, ya ha admitido que el proyecto no tiene tiempo para ser tramitado, aún así es de fundamental importancia que el Legislativo demuestre su rechazo a las pretensiones de este proyecto.
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Honorable Senador:
Respetuosamente le escribo(s) para denunciar de los interese que representa el Proyecto de Ley 70 de 2013, hacer su crítica y presentar la PROPUESTA DE CUIDADOS PALIATIVOS EN VEZ DE EUTANASIA O ENZAÑAMIENTO TERAPÉTUCO.
1. LOS INTERESE REALES DEL GENOCIDA PROYECTO DE LEY 70 DE 2013 SOBRE EUTANASIA
Sin entrar a indagar en las intenciones de quienes presentan o defienden el proyecto de ley de eutanasia, atendiendo a su tenor literal, científica u objetivamente se le considera genocida porque realmente persigue:
a. Empujar a las políticas públicas en el campo de la salud para deformar el acto médico al ponerlo al servicio de la muerte, para que el negocio de la salud y el gasto público en ésta, economicen grandes gastos en enfermidades catastróficas, crónicas y terminales , en el cuidado de minusválidos y en la atención a los habitantes de la calle.
b. Las mismas agencias que internacional y nacionalmente están fomentando el aborto, promueven en tantos países simultáneamente la eutanasia, porque prentenden neutralizar los deltéreos efectos del envejecimineto de la población, que proviene de la drástica caída de las tasas de natalidad pues cada vez son mas los que mueren que los que nacen.
2. CUIDADOS PALIATIVOS EN VEZ DE EUTANASIA O ENZAÑAMIENTO TERAPÉUTICO
El «Proyecto de Ley estatutaria de Ley 70 de 2012 Senado» por el cual se reglamentan las prácticas de la Eutanasia y la Asistencia al suicidio en Colombia, el servicio de cuidados paliativos y se dictan otras disposiciones, propone un asesinato legal y contiene una contradicción jurídica. Aunque se enmascare con palabras bonitas: «muerte digna», «muerte dulce», «no sufrir», «respeto de la dignidad», es un verdadero crimen. No hay ninguna duda en el ámbito científico, moral, político ni religioso sobre el hecho de que cuando la medicina no puede proporcionar la curación, lo que tiene que hacer es aliviar el sufrimiento y el dolor de los pacientes, no suprimirlos. El remedio de una enfermedad no es matar al enfermo. Ni siquiera porque él lo pida.
El enfermo no desea la muerte, lo que desea es dejar de sufrir. Por eso se le pueden y se le deben administrar toda clase de paliativos del dolor. Incluso los que puedenindirectamente acelerarle la muerte, pero sin intención de matarle, como son aquellos que su acción primaria es analgésica y el efecto secundario no querido, es el acelerar la muerte; en cambio, la eliminación voluntaria y directa del enfermo es eutanasia.
Lo que sí es lícito, y además un deber ético y social, es evitar el encarnizamiento terapéutico, que se define como el uso de medios desproporcionados y ya inútiles para el enfermo. Es decir se pueden retirar o no dar al enfermo todos esos medios a él ya desproporcionados, inútiles y que prolongan su agonia más que ofrecerle elementos de mejora. Lo que nunca se puede hacer, por respeto a su dignidad de persona, es negarle o privarlo de los medios a él proporcionados según la situación y según el nivel sanitario del país en ese momento.
Por esto aceptar la eutanasia es un atentado mortal a la dignidad de la persona humana sobre la que se funda el Estado colombiano según lo expresa la letra y espíritu de la Constitución Política. Es siempre un crimen, también cuando se practica con fines piadosos y a solicitud del paciente.
La principal expresión del respeto de la dignidad de la persona, no es sólo el respeto de su autonomía (la decisión hecha por ella) sino el respeto del bien objetivo contenido en dicha decisión, o el evitar el mal objetivo contenido en la decisión. Para que esta decisión sea auténtica y digna de ser respetada por el médico y la sociedad, es necesario que no contradiga el bien primario del enfermo que es la vida. Eliminada la vida se pierden todos los valores.
La libertad está intrínsecamente unidad a la verdad, y no hay autentica libertad fuera de la verdad. Disociarlas es poner las premisas de comportamientos arbitrarios e inicuos. Por eso la eutanasia propuesta por el proyecto de ley que se debate en la Plenaria del Senado es la violación del fundamental principio constitucional de nuestro país: la inviolabilidad de la vida humana. Nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente sea anciano, enfermo incurable o agonizante. Ninguna autoridad puede imponerlo o permitirlo. Se trata de una violación a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida, de un atentado contra la humanidad.
Los derechos fundamentales no se consensúan, ni se conquistan: se tienen y se defienden. La vida es inviolable, es un don y derecho fundamental que entraña la obligación de cuidarla y cultivarla aún en el dolor; jamás puede estar sujeta a el consenso de la decisión de una mayoría parlamentaria. Un Estado democrático y social tiene el deber de proteger a los más pobres e indigentes, como son los discapacitados, los ancianos o los enfermos terminales. Cuando el Estado, en vez de proteger a los más débiles, da cobertura legal a su muerte, se transforma automáticamente en un Estado totalitario, los fundamentos de la convivencia se quiebran y surge una sociedad de la muerte, una auténtica «tanatocracia».
También cuando se practica por sentimiento de piedad, la eutanasia es violatoria de la dignidad de la persona humana. Monstruosa aparece la figura de un amor que mata, de una compasión que elimina a quien sufre, de una filantropía que se entiende como liberación de la vida de otro porque se ha convertido en un peso, de una compasión selectiva y eugenésica que no cura, sino que discrimina. El amor verdadero es siempre presencia, cercanía, apoyo; no es supresión, huída.
Además, detrás de la compasión se pueden esconder actitudes como la de «porque para mí es molesto” o “ me da compasión; me lo quiero quitar de encima». Se daría también el caso de otros enfermos desesperados, porque aunque se ha hecho por ellos todo lo que es razonable hacer, piensan que se les aplica la eutanasia.
La muerte digna no es matar al enfermo sino ayudarle en ese momento. Los enfermos necesitan verse bien tratados, estimados, acompañados. Nunca se ha visto un paciente, en situación terminal, que no se agarre a la vida con todas sus ganas. Sus ojos no han mirado nunca con desdén hacia el trabajo terapéutico y de acompañamiento. El enfermo necesita, además y sobre todo apoyo con motivación en su dolor. La aceptación del dolor es una actitud madura frente a una enfermedad que no se puede superar, o a una muerte que viene inexorablemente al encuentro. También quien sufre de este modo puede realizarse a sí mismo y vivir la propia dignidad de persona.
La legalización de la eutanasia en Holanda ha creado un fuerte problema social porque se ha perdido la confianza en los hospitales y ha motivado que los ancianos no quieren ir al hospital ante el temor de que se les administre una inyección letal. Por eso se ha fundado una organización, la NPV, que tiene cerca de cien mil afiliados que llevan una tarjeta donde dice que el portador no quiere ingresar a un hospital. Como repercusión de eso en varios países del mundo se ha acogido un «modelo de testamento vital» que, entre otras cosas, dice :El que suscribe pide que no se le practique la eutanasia ni se le prolongue irracionalmente el momento de morir, sino que en caso de muerte desea la compañía de sus seres queridos
Esta ley daría el simulado derecho a los hijos para que maten a sus padres en ciertas circunstancias, así como el falso derecho del aborto autoriza a las madres para que maten a sus hijos, con lo cual se destruye toda relación de amor filial, de respeto, veneración y gratitud a las personas de quienes se recibe el don de la vida.
Los miembros de sociedad civil colombiana y de cada uno de sus departamentos, las ciudadanas respetuosamente pedimos a usted, Honorable Senador, que vote contra el Proyecto de Ley 70 de 2012 sobre eutanasia , por ser destructor de la práctica de las profesiones de la salud, especialmente de la medicina, por atentar contra vida y la convivencia familiar y, sobre todo, porque es una eutanasia a la nación colombiana al pretender eliminar amplios sectores de su población entre quienes son adultos mayores, enfermos crónicos o terminales, discapacitados y ciudadanos de la calle.
Atentamente,
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